viernes, 28 de febrero de 2014

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LA DIETA DE LOS BENAHORITAS. LAS ESTRATEGIAS DE SUBSISTENCIA DE LOS ANTIGUOS HABITANTES DE LA ISLA DE LA PALMA A TRAVÉS DE UN ANÁLISIS HISTORIOGRÁFICO, ARQUEOLÓGICO Y BIOANTROPOLÓGICO (I)


Este trabajo es una síntesis de parte de la investigación realizada en mi Memoria de Licenciatura «La dieta de la población prehispánica de la isla de La Palma. El análisis de los Elementos Traza» (E. Pérez, 2000) y que fue dirigida por los doctores Dimas Martín Socas (1), Matilde Arnay de la Rosa (2) y Juan Francisco Navarro Mederos (3). El objetivo de ese estudio fue el de obtener datos sobre la dieta de los aborígenes de La Palma, a través del método de análisis de los elementos traza u oligoelementos sobre muestras óseas humanas (4) para poder confirmar, o matizar, la información arqueológica e histórica que existía hasta ese momento sobre los modos de explotación del medio.

La población aborigen de la isla de La Palma se caracteriza, entre otras cosas, por haber desarrollado una economía basada en la ganadería. Ya desde los momentos inmediatamente posteriores a la Conquista de la isla, y a lo largo de los siglos siguientes, esta actividad fue descrita y reflejada en los diferentes textos que han llegado hasta nosotros en forma de fuentes narrativas o literarias, entre otras.

En efecto, la crónica normanda Le Canarien recoge que en La Palma los habitantes «no viven más que con carne» (Le Canarien, 1402-1408/1982:62) (5). A. Bernáldez escribió que: «(...) e con leche e manteca e carne se mantenían» (A. Bernáldez: E. Morales, 1495/1978). Para G. Frutuoso todos son criadores de cabras y ovejas (G. Frutuoso, 1590/1964:109); «se mantenían con carne de oveja y cabras (...) y con carne de puerco (...) y con leche de cabras» según Fray Juan de Abreu Galindo (1602/1977:261). Tomás Marín de Cubas alude nuevamente a que «sus ganados son cabras y ovejas sin lana (...) y puercos pintados de varios colores negros y blancos rubios» (1687/1984:273).

Estas y otras afirmaciones se han visto confirmadas por diversos estudios realizados con posterioridad. Así, los análisis zooarqueológicos que realizó el investigador J. Pais Pais sobre especimenes prehispánicos procedentes de diversos yacimientos arqueológicos de la isla de La Palma, han corroborado la existencia de cabras (Capra hircus), ovejas (Ovis aries) y cerdos (Sus domesticus) desde los primeros momentos de ocupación de la isla (J. Pais Pais, 1996:143-149).

Este autor, en su libro «La economía de Producción en la Prehistoria de la isla de La Palma» (1996), expuso los resultados del análisis zooarqueológico realizado sobre restos de fauna procedentes de la Cueva del Tendal (San Andrés y Sauces) y de El Rincón (El Paso), dos de los yacimientos más representativos de la época prehispánica de la isla. Estos resultados confirmaron que los ovicápridos fueron los componentes más abundantes de la cabaña ganadera de los antiguos habitantes de La Palma, y en segundo lugar los cerdos. Pero además, el autor profundiza en esta actividad económica y explica que las cabras se habrían utilizado para llevar a cabo un pastoreo de trashumancia en época estival hacia los pastizales de montaña por sus características físicas, mejor adaptadas a este tipo de orografía abrupta, mientras que las ovejas habrían permanecido cerca de los lugares de habitación más permanentes. Por otra lado, los cerdos se habrían criado cerca de los poblados y, preferentemente, en aquellas zonas ecológicas con abundancia de recursos vegetales para su crianza, como los bosques de laurisilva.

(1) Catedrático de Prehistoria del Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de La Laguna.
(2) Profesora Titular de Prehistoria del Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de Laguna.
(3) Profesor Titular de Prehistoria del Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de La Laguna.
(4) Este método está orientado a conseguir datos sobre la proporción de algunos tipos de alimentos que formaron parte de la dieta de poblaciones pasadas. La mayor o menor concentración en los huesos de algunos de estos elementos puede ser indicativa de la importancia como componente de la dieta y sugerir la fuente alimenticia de la que proceden.
(5) Texto de Gadifer de la Salle.

Los productos que se extraen de la ganadería van a constituir la base de la alimentación de los benahoritas. Así, la leche fue el principal producto alimenticio que obtenían de los rebaños de ovicápridos y, posiblemente, los derivados de la misma como el queso o la manteca del animal. Desde el punto de vista de la nutrición la leche, rica en proteínas, es uno de los alimentos más importante en cuanto al número de aminoácidos esenciales y no esenciales, y vitaminas que posee. Además, es el único alimento de origen animal que tiene un porcentaje considerable de carbohidratos como la lactosa, también conocida como azúcar de la leche (M. D. Marrodán et al., 1995) De modo similar la carne es fundamental para el organismo humano ya que son necesarias para el transporte de determinadas vitaminas, aportan ácidos grasos esenciales y proporcionan energía de reserva (6). Sin embargo, la energía necesaria para el desarrollo de las actividades de una comunidad ganadera, obligada a realizar desplazamientos diarios en busca de pastos, el aporte de hidratos de carbono, especialmente glucosa, es fundamental para el tejido nervioso o el muscular. Pero si además, esta necesidad coincide con un momento de escasez lechera, otros alimentos como los cereales, legumbres, tubérculos y frutas diversas, se convertirían en los principales portadores de glucosa, jugando un papel muy importante en la alimentación de los antiguos pobladores de la isla de La Palma.

Las condiciones climáticas de la isla de La Palma han permitido el desarrollo de numerosas especies vegetales aptas para el consumo humano. Este hecho no pasó desapercibido por los cronistas e historiadores que, al igual que hicieron con la ganadería, describieron cómo la Palma estaba «llena de grandes bosques de diferentes condiciones, como de pinos, de dragos que producen la sangre de drago y de otros árboles que proporcionan leche de gran provecho médico y hojas de diferentes clases (...) y muy rica en pastos » (Le Canarien, 1402-1404/1962) (7).

En efecto, la cantidad de especies vegetales que pudieron haber sido recolectadas por los antiguos habitantes de la isla de La Palma, no sólo para alimentarse sino también como materia prima y uso medicinal, es muy amplia. En los textos aparecen registradas especies como los helechos, los granos de amagante o las raíces de malvas (J. Abreu Galindo, 1602/1977:269; T. Marín de Cubas, 1694/1984:273; etc.) de las cuales sólo el helecho ha podido ser documentado arqueológicamente en la isla de Tenerife (8).

(6) Junto al registro de ovicápridos y de cerdos, también aparecieron restos de aves y, en menor medida, restos de perros y gatos. La presencia de estos animales se constata en los estratos arqueológicos de los yacimientos de El Tendal y El Rincón, pero su consumo por parte de los antiguos habitantes de La Palma se ha interpretado como escaso y ocasional (E. Martín, 1992). Las especies más frecuentemente registradas fueron la pardela (C. diomedea), el aguililla (Buteo buteo), o las palomas (Columba junoniae, Columba bollie (J. C. Rando, 1996).
(7) Op. cit., 6.
(8) J. Mathiesen (1960): Resultados del análisis del contenido intestinal de una momia guanche. En Diego Cuscoy, Luis et al., Trabajos en torno a la cueva sepulcral de Roque Blanco, pp. 43-44.

En las zonas costeras de la isla de La Palma, los habitantes de la isla en época prehispánica pudieron haber recolectado para su consumo las lechugas de mar (Astydamia Latifolia). Dentro de los bosques termófilos apreciarían las palmeras canarias (Phoenix canariensis) y la palmera datilera (Phoenix dactylifera); hierbas como el rillabuey (Silene vulgaris) o los hinojos (Foeniculum vulgare) y gramíneas como las centillas, alpiste o balangos (J. Pais Pais, 1996:171). Próximo a los dominios de la laurisilva, pudieron haber sido consumidos los frutos de las fayas (Myrica faya); los mocanes, bicácaros o los madroños son frutos que se desarrollan ya dentro de la laurisilva, entre otros. Los análisis antracológicos de los restos de carbones identificados en El Tendal, indican la recolección de algunas de estas especies como las fayas, los mocanes o los brezos (Erica arborea), y de especies como el barbusano (Apollonias barbunjana) (M. C. Machado, 1999).

Por lo que respecta a la agricultura, la documentación arqueológica existente en la actualidad, sugiere que fue practicada en los momentos más antiguos del poblamiento de la Isla, y así parecen demostrarlo los restos de varias especies vegetales domesticadas, como el trigo (Triticum aestivum/ durum), la cebada (Hordeum vulgare) y las lentejas tipo microesperma (Lens culinaris), y que fueron halladas durante los trabajos de excavación arqueológica de la Cueva del Tendal. De este modo, se confirmaban las hipótesis de algunos investigadores de que los aborígenes de La Palma pudieron haber practicado una agricultura desde los momentos iniciales del poblamiento para, posteriormente, ser abandonada de manera voluntaria o involuntariamente (E. Martín Rodríguez, et al. 1988) frente a las afirmaciones de algunos textos históricos en los que se negaba esta práctica (T. Marín de Cubas, 1687/1984:273; J. Abreu Galindo, 1602/1977:269).

El estudio carpológico realizado sobre estas y otras muestras vegetales recuperadas del yacimiento de El Tendal (J. Morales Mateo, 2001) reveló la presencia, además de las especies ya citadas, de habas (Vicia faba) y confirmó el registro de carbones pertenecientes al acebiño, brezo, til, así como de restos de la maljurada, una especie con diversas propiedades medicinales y que se usa a través de infusiones (J. Morales Mateo, 2001:10).

Además de obtener las proteínas de los alimentos de origen animal terrestre, los antiguos habitantes de la isla también lo hicieron a través del consumo de peces y moluscos, tal y como se desprende de los hallazgos en numerosos yacimientos arqueológicos de la isla. A pesar de que cronistas como N. De Recco o Zurara afirmaron que en La Palma se «ignora el arte de la pesca (...) y que jamas come pescado (N. De Recco: Morales, 1341/1978:44-45) y que nao ha pescado algum (...)» (Zurara, 1453:1973:343), los vestigios indican claramente lo contrario, pues son diversos los estudios en los que se ha podido demostrar cómo la pesca fue una actividad económica practicada desde los primeros momentos de la ocupación de la isla, incrementándose de modo progresivo (C. G. Rodríguez Santana, 1996:434-438).

Las especies de peces más consumidas fueron la vieja (Sparisoma cretense), el sargo (Diplous sargus y Diplodus vulgaris), el abadejo (Mycteroperca rubra) y la palometa (Trachinotus ovatus), entre otros, mientras que los restos malacológicos más abundantes recuperados en los yacimientos arqueológicos, pertenecen a la Patella candei crenata, Patella ulyssiponensis aspera y la Patella piperata, todas ellas características de la parte más alta de la zona intermareal.

Según lo expuesto, los aborígenes de La Palma tuvieron acceso a diversos bienes de tipo alimenticio. Para algunos autores, la abundancia o escasez de todos estos productos dependería de factores de tipo natural y cultural, y la relación entre ambos sería la responsable de que una comunidad consiguiera adaptarse o no al medio circundante (E. Martín Rodríguez, 1992:9-19). Por ello, el conocimiento del medio natural habría sido fundamental para que supieran qué, cómo y cuándo explotar los diferentes recursos para una subsistencia óptima y equilibrada. Pero, ¿lo consiguieron los benahoritas?

La investigadora C. Gloria Rodríguez Santana afirmó, tras sus análisis de las especies registradas en los yacimientos arqueológicos, que el tamaño de las diferentes especies de peces capturados por los aborígenes de La Palma, indica que éstos no llegaron a provocar una sobreexplotación, lo que habría supuesto un agotamiento de los recursos marinos (C G. Rodríguez Santana, 1996:437). Por su parte, J. Pais Pais observó en sus estudios sobre los restos de cabras, ovejas y cerdos recuperados en distintos yacimientos arqueológicos, que éstos fueron consumidos cuando ya no producían leche, en edad adulta, por lo que afirma que «sus rebaños eran utilizados, primordialmente, en la obtención de productos secundarios como la leche y sus derivados» (J. Pais Pais, 1996:159). Ambas pautas de comportamiento se mantuvieron a lo largo de toda la etapa prehispánica, según se desprende del análisis de este tipo de restos en los diferentes estratos de la cueva del Tendal y de El Rincón.

Desde el año 1998 empezamos a realizar diversos análisis químicos sobre muestras óseas humanas procedentes de La Palma, siguiendo la línea de trabajo iniciada, años antes, por E. González Reimers y M. Arnay de la Rosa en esta misma isla (E. González Reimers et al, 1991). Así, se analizaron muestras procedentes de los yacimientos arqueológicos de El Espigón (Puntallana) (M. Hernández Pérez, 1977: 4445), Fernando Porto (Garafía) (J. Pais Pais, 1991:209-215) y Los Pasitos (Mazo) (J. Pais Pais 1996:382), cuyos resultados y valoración posteriores permitieron establecer nuevas interpretaciones sobre el comportamiento de los benahoritas ante los diversos recursos económicos (E. Pérez et al., 1999; E. Pérez, 2000; E. Pérez et al., 2001; Velasco et al., 2002).

Estos análisis tratan de determinar ciertos elementos químicos, los elementos traza u oligoelementos, que se encuentran en los organismos vivos en concentraciones muy pequeñas. Algunos de estos elementos son esenciales para las funciones vitales del cuerpo humano, mientras que otros, relativamente inertes, se incorporan al organismo formando parte de la dieta o través de la piel y mucosas. Otros elementos, no esenciales, por lo general se eliminan rápidamente, aunque algunos pueden depositarse en los tejidos.

La importancia del análisis del contenido de algunos elementos traza en los restos óseos humanos procedentes de yacimientos arqueológicos se basa en el hecho de que parte de estos elementos se concentran en el hueso en proporciones variables, en función de la cantidad de alimentos ingeridos, y en que algunos de estos elementos se concentran más en unos alimentos que en otros. De este modo, el análisis de éstos permitiría distinguir si el origen de los alimentos es vegetal o cárnico, o si son de procedencia marina o terrestre.

Dos de estos elemento, el estroncio (Sr) y el bario (Ba) han sido los más utilizados para reconstruir la dieta de las poblaciones pasadas y los más aceptados por la comunidad científica para estos fines, (J. A., Ezzo, 1994) por sus características, que los hacen útiles en este sentido. En efecto, el Sr se incorpora a la cadena biológica a través de las raíces de las plantas. En su ascenso por la cadena trófica, las concentraciones de este elemento disminuyen debido a la discriminación que sufre en favor del Ca, un elemento esencial para el metabolismo de los animales mamíferos. Así, los animales herbívoros que ingieren las plantas tienen en sus huesos una mayor proporción de Sr que los carnívoros, cuya dieta se basa principalmente en la carne y músculos de los herbívoros. Los animales omnívoros, entre los que se incluye el hombre, presentaran valores intermedios de Sr entre unos y otros, aunque sujetos a variaciones en función de un mayor o menor aporte de dieta vegetal, rica en este elemento (M. J. Shoeninger, 1989). Pero el Sr también es abundante en los ecosistemas marinos, por lo que una dieta rica en recursos procedentes de este medio, principalmente mariscos, también lo será en este elemento (M. J. Shoeninger y C. S. Peebles, 1981; J. H. Burton y D. Price, 1990). El Ba, no es esencial para el organismo humano y también es abundante en los recursos vegetales. No obstante, es escaso en los ecosistemas marinos. Este hecho ha permitido establecer una relación entre ambos elementos (Ba/Sr) con el fin de determinar la proporción de dietas marinas en aquellas poblaciones susceptibles de incluir en sus dietas recursos tanto de origen vegetal como marino (J. H. Burton y D. T. Price, 1990).

En nuestro análisis (9) se observó una variabilidad en los datos que puso de manifiesto una marcada diferencia entre los tres yacimientos estudiados y que se interpretó como un indicador que podría estar reflejando un acceso diferencial a los recursos, o unos hábitos alimentarios diferentes. Así, los resultados indicaron que los individuos enterrados Fernando Porto y los enterrados en Los Pasitos mostraron los niveles más altos en aquellos elementos indicativos de alimentos ricos en proteínas, principalmente marisco y pescado, mientras que los individuos de El Espigón registraron los niveles más bajos.

(9) Nuestro análisis también incluyó otros elementos. Además del estroncio (Sr) y bario (Ba), se analizó el magnesio (Mg), como indicadores de un consumo rico en vegetales y productos marinos (sólo el Sr); el zinc (Zn), cobre (Cu) y hierro (Fe) se analizaron como indicadores de un consumo cárnico, principalmente. Estos elementos son esenciales para el organismo y están más sujetos a los requerimientos de las funciones metabólicas, por lo que su utilidad para la reconstrucción de la dieta de las poblaciones pasadas es menor, pues la cantidad presente en un determinado tejido dependerá de la cuantía y continuidad del aporte y de la cantidad utilizada. También se analizó el calcio (Ca) para, entre otras cosas, estimar las concentraciones de los otros elementos que lo substituyen en el esqueleto.



Elena Pérez González
Investigadora del Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de La Laguna.

jueves, 27 de febrero de 2014

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A la Orotava




Orotava
palabra sagrada
centro del hueco de mis ancestros
de donde se me estremece el alma
y el espíritu de mi cuerpo habla.

Orotava
tierra única divina
especie de hermosura intacta
ejemplar de diamante sin igual
donde perfuma el aire tus flores
y las calles suben y bajan
en estrecho bregar.

Orotava
como hacer para nombrarte y venerarte
y no pecar por quedarme corta
es imposible, no existen las palabras
la sangre es poca para dar fuerzas
el corazon y mente se paralizan
con solo oir de tí
es infinito lo que siento para nombrarte
porque de allí son parte de mis mas ínfimas partículas
que me entregó la vida.




Autora: Rosa María Barrios Hernández

miércoles, 26 de febrero de 2014

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LOS VIAJES DE LA FRAGATA DE GUERRA ALCESTE DE LA MARINA FRANCESA POR CANARIAS, 1881-1883 (II)


LABORES DE INGENIERÍA.

El 22 de abril de 1883 el cónsul de Francia en Tenerife pide autorización a la Capitanía General de Canarias, acompañada por carta del propio De Cuverville, para que éste realice trabajos de rectificación y ampliación de los trabajos hidrográficos ejecutados en la bahía de Las Palmas (Gran Canaria) en 1845 por el teniente de Navio Mr. Kerhallet. Tres días más tarde Capitanía general responde afirmativamente a la petición siempre que no se levanten planos de las fortificaciones ni tomen datos relativos a ellas, por hallarse esto prohibido por las Ordenanzas del Ejército y Reales ordenes aclaratorias (12).

La Agencia Consular de Francia en Gran Canaria sigue muy de cerca los trabajos a realizar por el oficial del Alceste. Dos epístolas de la citada agencia a De Cuverville revelan que los trabajos tienen que ver con órdenes dadas por el ministro de la Marina, y que esconden un interés mayor para el estado francés. La carta del 28 de abril de 1883 informa de que todo está dispuesto para que inicie los trabajos. Los guardias del Castillo de La Luz están informados de su visita, mientras que el castillo de Santa Catalina está destruido. La propia agencia consular se encargará de localizar las llaves del mismo y de saber si la escalera se mantiene en pie para poder observar el puerto desde las alturas del citado castillo. La carta se dirige al comandante del Alceste, fondeadero de La Luz, y está firmada por el agente consular Michel Ripoche (13).

Una nueva misiva de la citada agencia es enviada el 3 de mayo de 1883. Se trata de una carta ante el anuncio de partida del Alceste que expresa el deseo de que se indique al ministro de la Marina que se trabaja en todo aquello que les ha demandado. La petición de poder fondear algunos barcos en Las Palmas no encontrará ninguna dificultad, al contrario, pues tan sólo pueden encontrar algunos problemas momentáneos para el desembarco; debido a las fiebres amarillas y otras enfermedades contagiosas.

[...] pour ce qui concerne a stationer ici quelques vaisseaux il n’y a aucune difficulté, au contraire ou le desire, il pourra peut être quelques jours avoir quelque obstacle pour la descente a terre des Marins, mais ce será dans les cas de fievre jaune ou quelques maladies contagieuses alors il faudra sassujetir aux prescriptions sanitaires comme partout (14).

Lo realmente interesante de este texto epistolar son las peticiones de la agencia consular al ministro a través del almirante en estudio. La misma pide que el estado francés intervenga en las condiciones de la colocación del cable submarino que llegará a Senegal. Según se indica, los periódicos europeos muestran una preferencia por Tenerife, como lugar más idóneo para la escala del citado cable. De allí éste iría directamente a las costas africanas. La agencia consular muestra el perjuicio que esto supondría para el Estado Francés, pues partiendo de Tenerife directamente a Senegal el costo para el país galo sería mayor. Plantea así un cruce del cable desde Tenerife hacia Gran Canaria, lo que haría más corto el trayecto hacia Senegal, y por tanto menos costoso para ellos.

[...] les conditions selon la description que vous trouverez dans le journal que je vous envoie sont toutes en faveur de Teneriffe et peu favorables au gouvernement français, car en partant de Teneriffe le cable, directement au Senegal sera plus couteux au lieu de que en partant de Teneriffe avec embranchement sur Las Palmas et d’ici au Senegal la traversée sera plus courte et la depense moindre. Comme vous le comprendrez, pour nous c’est très interessant l’embranchement à Las Palmas et si le projet que vous m’avez indiqué de venir rafraichir vos equipages à la Luz s’effectue à plus forte raison (15).

Estos simples despachos comerciales dejan claro la misión de De Cuverville en este segundo viaje al Archipiélago Canario durante el año 1883. Francia envía a uno de sus más prestigiosos y respetados oficiales de la marina a las Islas con un objetivo claro, el estudio de éstas como base de «refresco», de escala, de sus buques en la ruta que realizaban entre la metrópolis y las colonias africanas. Francia parece apostar ahora por la isla de Gran Canaria, tal vez para evitar competencia con otras potencias europeas en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. Para ello no duda en invertir y ayudar en la creación de un nuevo o ampliado puerto en la capital de la isla que pudiese albergar un número suficiente de navíos galos. Al mismo tiempo la colocación del cable submarino de telégrafo juega un valor esencial en las políticas colonizadores. Es necesaria la comunicación lo más rápida posible entre Europa y sus colonias, siendo las islas de los archipiélagos macaronésicos las mejores bases antes de su llegada al continente africano. Las diferentes potencias europeas buscan cada una el camino más corto y el menor dispendio para sus arcas. En este sentido vemos cómo a finales del siglo XIX el estado francés apuesta por Canarias, y en especial Gran Canaria, como puerto y base de sus operaciones hacia el continente en el que tantas posesiones acumulaban.

La creación del puerto de La Luz fue una larga aspiración de la sociedad de Gran Canaria durante el siglo XIX. Hasta la citada centuria fue el puerto de San Telmo el principal, pero se hacía ahora insuficiente para las aspiraciones comerciales de la isla. A lo largo de este periodo se realizaron diversos proyectos de creación del puerto de La Luz, en el que, como muestran los documentos del oficial del Alceste, participaron los franceses. Los intereses de los comerciantes de Las Palmas coincidían con los de las potencias europeas, de ahí derivan los estudios que sobre el muelle realizó el oficial galo Kerhallet a mediados de siglo, o el estudio posterior de De Cuverville (16). Debo destacar que este último estudio se realizó una vez comenzados los trabajos de construcción del puerto, según proyecto de Juan León y Castillo, por lo que la intención sería tal vez la de apoyo al citado proyecto, así como de cerciorarse cuál era el más idóneo, en pos del interés francés. Lo cierto es que en los momentos en los que De Cuverville realiza sus estudios, Francia parece tener un interés en que el que ellos denominan «fondeadero» se convierta en un puerto útil para sus buques (17).

(12) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta de la Capitanía General de Canarias al cónsul de Francia en Tenerife. 25-04-1883. sf. Charles Philippe Kerhallet (1809-1863) ocupó la graduación de capitán de fragata de la Marina Francesa. Este oficial galo desarrolló una serie de viajes por el Archipiélago, algo que dejó reflejado en sus publicaciones: Kerhallet, Charles Philippe: Manuel de la navigation à la côte occidentale d’Afrique. Impr. de P. Dupont, París, 1851-1852.

(13) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta de la Agencia Consular de Francia en Las Palmas a 28 de abril de 1883. sf.

(14) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta de la Agencia Consular de Francia en Las Palmas a 3 de mayo 1883. sf.

(15) Ibidem.

(16) Para más información sobre el puerto de La Luz, véase Burriel de Orueta, Eugenio: El Puerto de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria. Imp. Arteara, Las Palmas, 1974; Martín del Castillo, Juan Francisco: La Luz, 1883-1983. Evolución tecnológica y desarrollo portuario. RSEAPLP y Centro de Estudios Marítimos del Atlántico, Las Palmas, 1998; O’Shanahan Roca, Alfonso: La Luz, puerta de Canarias: una historia del Puerto de La Luz y de Las Palmas. Idea, Santa Cruz de Tenerife, 1997; Quintana Navarro, Francisco: Barcos, negocios y burgueses en el Puerto de La Luz 1883-1913. Caja Insular de Ahorros de Canarias, Las Palmas, 1985.

(17) La carta de la Agencia Consular dirigida a De Cuverville muestra en su dirección «fondeadero de La Luz»: Monsieur le commandant de l’Alceste au mouillage de La Luz. SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta de la Agencia Consular de Francia en Las Palmas a 28 de abril de 1883. sf.

CONCLUSIÓN.

La travesía del Alceste, fragata de guerra de la marina francesa comandada por el almirante Jules Marie Armand Caveler de Cuverville, muestra no sólo la importancia que Canarias tuvo, gracias a su localización geoestratégica, para las potencias europeas hasta la Segunda Guerra Mundial, sino la importancia que éstas tuvieron para las Islas. El interés de países como Reino Unido, Alemania y Francia por utilizar y abastecerse en los puertos canarios les llevó a modernizar y mejorar estos puertos, sus ciudades y hasta su sociedad. Los documentos de De Cuverville muestran la importante labor de los franceses, siendo Kerhallet quien llevó a cabo obras en el hasta entonces fondeadero de La Luz, y el levantamiento de planos para su mejora y ampliación por parte del almirante del Alceste.

Sus cartas e invitaciones muestran la estrecha relación, a veces nacida de un interés comercial o político, de Canarias con Europa, de su importante papel e imbricación en el primer proceso de globalización de la centuria del XIX.



Fig1. Retrato del almirante Jules Marie Armand Caveler de Cuverville.
Service Historique de la Défense, Castillo de Vincennes.

CORREOS DE TENERIFE Y DE LAS PALMAS (18).

1º Tenerife.
Llegada de Liverpool ... todos los domingos.
Salida para Liverpool ... todos los lunes.
Los paquebotes ingleses son navíos de carga que pueden tener retrasos,
sobre todo al regreso de las cotas de África.

Vía de Cádiz.
Llegada a Tenerife ... el 5 y el 20 de cada mes.
Salida para Cádiz ... el 9 y el 24 —id—

Vía de Marsella.
Salida de Marsella, el 6, el 7 y el 22 de cada mes.
Estos buques navegan a las Canarias entorno a los quince días después de su salida de Marsella.

Compañía de Cargadores Reunidos.
El pasaje de los vapores de esta compañía en Tenerife no tiene lugar en épocas fijas, los capitanes cargan la correspondencia de los puestos de Burdeos y de Brasil.

2º Palmas.
Llegada de Liverpool ... todos los domingos o lunes.
Salida para Liverpool ... todos los lunes o martes.

Vía de Cádiz.
Llegada a Las Palmas ... el 6 y el 21 de cada mes.
Salida de Palmas ... el 8 y el 23 —id—

Vía de Marsella.
Llegada y salida ... fechas no fijas.

El correo de Liverpool que toca Tenerife toca en Las Palmas —ida y vuelta. Se queda mucho más tiempo en Tenerife porque allí puede recoger las cartas que vienen de Europa con destino a un barco que se encuentra en Palmas.

Un velero hace el servicio entre Tenerife y Las Palmas.

La salida de este velero de Tenerife tiene lugar todos los meses en torno al 4, el 9, el 15, el 19, el 24 y el 29.

(18) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Año 1882. s.f. Traducción del autor. Se pretende  respetar al máximo la literalidad del texto y su puntuación.

INFORMACIÓN SOBRE LAS FECHAS DE LLEGADAS Y DE SALIDAS DE LOS PAQUEBOTES EN TENERIFE (19).

Llegadas a Tenerife.
Paquebote de Cádiz ... los 5 y 20 de cada mes.
Paquebote de Liverpool ... Los domingos o los lunes de cada semana.
Id de Marsella ... sin días fijos.

Salidas de Tenerife para Europa.
Paquebote de Cádiz ... los 9 y 24 de cada mes.
Paquebote de Liverpool ... los martes de cada semana (frecuentes retrasos).
Id de Marsella ... sin días fijos.

Salidas de Tenerife para Las Palmas.
Goleta ... el 4, el 9, el 15, el 19, el 24 y el 29 de cada mes a las 4 horas de la tarde.

Información sobre los correos en Las Palmas.

Llegadas de Europa.
Paquebote de Cádiz ... los 6 y 21 de cada mes.
Id Liverpool ... todos los lunes o martes.

Salidas para Europa.
Paquebote de Cádiz ... los 8 y 23 de cada mes a la caída del día.
Id Liverpool ... (Sin fechas fijas).

Salida de Las Palmas para Tenerife.
Goleta ... los 2. 7. 13. 17. 22 y 27 de cada mes a las 4 horas de la tarde.

Llegadas de correos.
Domingo paquebote inglés proveniente de Liverpool.
Hoy (Escala) de un navío de comercio francés proveniente de Hâvre.

Salida de los correos.
Lunes o martes paquebote inglés yendo a Liverpool.
El 24 a las 6 de la mañana paquebote español yendo a Cádiz (la vía más rápida).
Hoy o mañana posible pasaje de un navío de comercio (Panamá).
Compañía de Cargadores Reunidos yendo a Hâvre.

(19) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Año 1882. s.f. Traducción del autor. Se pretende respetar al máximo la literalidad del texto y su puntuación.

Marcha de los correos.



San Miguel (Islas Azores).
Del 8 de junio al 16 de junio se puede escribir todos los días
por la vía portuguesa de Lisboa.
Después del 16, escribir en Portaliguen-Ruiberon (Morbihan).

X los tres correos marcados con una cruz sólo son empleados
por petición expresa de los expedidores.


Fig2. Programa de las fiestas de los 400 años de la conquista de Gran Canaria, del 28 de abril al 2 de mayo de 1883. Service Historique de la Défense, Castillo de Vincennes.
Marina. Fondos Privados 190 GG².



Jonás Armas Núñez

martes, 25 de febrero de 2014

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LOS VIAJES DE LA FRAGATA DE GUERRA ALCESTE DE LA MARINA FRANCESA POR CANARIAS, 1881-1883 (I)


INTRODUCCIÓN.

La excelente disposición del Archipiélago Canario en el Océano Atlántico, junto a las costas africanas y en el recorrido de los vientos alisios, lo convirtió en objetivo geoestratégico de las potencias europeas desde antes de su conquista por la Corona de Castilla durante el siglo XV. La escala, casi obligatoria, de las Islas en el camino hacia el Nuevo Mundo hizo que sus puertos ganaran en importancia y que muchos extranjeros encontrasen refugio en sus costas, e incluso un nuevo hogar en las mismas. Pero sería en el siglo XIX cuando los puertos canarios viesen la arribada de las más variadas enseñas europeas (1). La citada centuria marcó una importante crisis económica insular derivada de la pérdida del comercio con América tras la independencia de las antiguas colonias hispanas, pero fue al mismo tiempo el momento en el que Canarias entró en la órbita de la expansión colonial europea por la totalidad del globo terráqueo. La situación de las Islas hizo que las naciones europeas las encontrasen propicias como puertos de abastecimiento de sus buques, especialmente de aquellos que realizan la travesía hacia sus colonias africanas o asiáticas. Así se crearon empresas internacionales y se asentaron poblaciones y costumbres venidas del Viejo Continente (2). Todo ello fue posible gracias a una política más aperturista, especialmente con la Ley de Puertos Francos de 1852, que hizo de Canarias un puerto seguro y económico.

Entre los países que más prodigaron sus buques en las costas insulares destacaron las grandes potencias coloniales, es decir, Alemania, Reino Unido y Francia. El origen, función y objetivos de los viajes que tuvieron escala en los puertos canarios son diversos y variados. La expansión europea perseguía fines económicos, pero junto a éstos llegaron los científicos (geográficos, botánicos, zoológicos, etnográficos, sociológicos, artísticos, etc.), algunos de los cuales hicieron de las Islas algo más que una simple escala de paso.

El paso de los franceses fue común a lo largo de la centuria, aunque su impacto en la sociedad insular parece haber sido menor que la de anglosajones o germanos, sus estudios sobre el isleño y su hábitat superan a éstos. La presencia de los nacidos en el país galo, ya sea como residentes en Canarias o simplemente de paso, ha sido y es objeto de investigación de diferentes publicaciones (3).

El presente estudio no pretende incidir en la importancia crucial de los europeos en la sociedad canaria novecentista, algo ya trabajado por diferentes especialistas, sino mostrar, a través de un viaje de la marina francesa, la regularidad con la que estos viajes eran llevados a cabo, la importancia de las Islas en el recorrido europeo hacia sus colonias, así como el interés del insular por acoger de la forma más grata posible a aquel venido de Europa, representante entonces de las principales potencias mundiales.

(1) El puerto principal durante el siglo XIX fue el de Santa Cruz de Tenerife, donde se ubicaba la Aduana. Este puerto, el de la capital de la Provincia de Canarias, fue durante la citada centuria el único de primera clase con que contó Canarias, por lo que casi monopolizó la arribada de buques extranjeros a las Islas. Para más información sobre la historia de la ciudad y puerto de Santa Cruz de Tenerife, véase Cioranescu, Alejandro: Historia de Santa Cruz de Tenerife. Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1979.

(2) La impronta de estos europeos en las Islas ha quedado patente tanto en las costumbres, habla, arquitectura, etc., y ha sido objeto de estudio de numerosos investigadores. Destaquemos aquellos que reflejan cómo las Islas se convirtieron en escala habitual y punto turístico para los europeos en el XIX, como los de García Pérez, González Lemus, Herrera Piqué o Pico y Corbella entre otros.

(3) Sin poseer una bibliografía tan extensa como la de los británicos, desde los años 80 del pasado siglo se han realizado interesantes investigaciones en este campo, siendo la última aportación la de Armas Núñez, Tania: «De la mer au volcan: La Comarca de Acentejo a través de los relatos de los viajeros franceses de los siglos XVIII y XIX», en V Jornadas de Investigación y Divulgación Histórica Acentejo 2010. Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo, 2011, pp. 107-128. Destacar especialmente la publicación Pico, Berta y Corbella, Dolores (dirs.): Viajeros franceses a las Islas Canarias. Instituto de Estudios Canarios, San Cristóbal de La Laguna, 2000.

LA TRAVESÍA.

El 18 de octubre de 1881 en Brest se daba orden al almirante Jules Marie Armand Caveler de Cuverville (1834-1912) de comandar una pequeña flota de tres fragatas de guerra, a cuya cabeza se encontraría su buque, el Alceste (4). La citada escuadra se componía principalmente de aprendices de la marina nacional, que serían examinados durante la travesía, y cuya misión era la de prepararlos para el servicio: «Instruire les hommes qui nous sont confiés, les préparer pour le service de notre flotte» (5). Tan solo citan los documentos el nombre de otro de los oficiales al mando de una de las fragatas, el comandante Périer d’Hauterive.

Estas primeras instrucciones muestran una hoja de ruta con salida de Brest hacia el puerto de Santa Cruz de Tenerife, y de allí a la isla de San Vicente en Cabo Verde, de donde se partiría a Dakar u otras zonas de la costa africana, regresando los primeros días de marzo de 1882. La primera escala se llevaría a cabo en la rada de Santa Cruz de Tenerife. Allí debía esperar a la llegada de un oficial superior, y de no ser así las órdenes llegarían en el buque La Favorite. Del citado puerto zarparía hacia la isla de San Vicente, donde recibiría nuevas órdenes a través de telégrafo (6).

El 12 de enero de 1882 la flota recibe, en la isla de San Vicente, las órdenes de partir directamente al puerto de Brest, debiendo hacerlo el siguiente viernes por la mañana.

La diversa correspondencia de De Cuverville, mucha de ella realizada en las Islas, y que se mostrará a continuación, nos habla de una nueva misión sin especificar en Canarias. A pesar de ello este nuevo cometido, como podrá comprobarse, tiene un cariz más científico y comercial que el anterior. El almirante realizó estancias con su buque el Alceste tanto en Tenerife como en Gran Canaria, donde parece haberse relacionado socialmente en las dos citadas urbes. Las cartas manuscritas custodiadas en el Castillo de Vincennes relacionadas con el almirante en estudio muestran que residió en nuestras islas entre los meses de abril a junio de 1883, siendo la primera la enviada por la Capitanía General de Canarias a 25 de abril, y la última la del Consulado de Francia en Santa Cruz de Tenerife a 2 de junio del mismo año. Aunque las mismas no dejan claros los datos de la llegada del oficial francés ni su partida, tan solo podemos aseverar que se encontraba en Gran Canaria el 30 de abril, desde donde partió hacia Tenerife el 3 de mayo, donde tenemos noticias suyas hasta el 2 de junio.

(4) Los datos a los que hace referencia este estudio pertenecen al archivo personal del almirante Caveler de Cuverville, actualmente en el archivo del Service Historique de la Défense, a partir de ahora SHD, sitio Castillo de Vincennes, bajo la signatura Marina. Fondos Privados 190 GG². Jules Marie Armand Caveler de Cuverville nace en 1834 en Allineuc (Côtes du Nord). Entra en la Escuela Naval en 1850. Fue agregado naval en Londres, miembro del Consejo de Trabajo, jefe de División Naval del Atlántico Sur, Norte, gobernador de Kotonu, prefecto marítimo de Cherbourg, jefe de las escuadras del Mediterráneo, inspector general de la Marina y finalmente en 1899 jefe del Estado Mayor de la Marina. Tras ello realiza una carrera política, siendo elegido como diputado por Finistère en 1901 y 1903, manteniendo su mandato hasta las elecciones de 1912. Para más información, véase Martinant de Préneuf, Jean: «L’almiral de Cuverville, un almiral Chrétien entré en politique (1890-1912)», en Militaires en République, 1870-1962. Les officiers, le pouvoir et la vie publique en France. Presses universitaires de la Sorbonne, París, 1999, pp. 123-141.

(5) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta con instrucciones del 18 de octubre de 1881. sf.

(6) Ibidem.

INFORMACIONES SOBRE LAS ISLAS CANARIAS.

A pesar de las normales relaciones entre Francia y España a finales del diecinueve, todo barco de la Marina parece llevar a cabo diversos estudios de aquellos puertos extranjeros que transita. No es de extrañar además que siendo ésta una escuadra de aprendizaje, los alumnos-marineros efectuasen trabajos prácticos, especialmente de recogida de datos de aquellos puertos que transitaban. En el caso de la flota de aprendizaje comandada por Caveler de Cuverville en relación al Archipiélago Canario, éstos llevan a cabo una relación de los buques de correo que reciben los puertos de Tenerife y Gran Canaria. Los puertos de origen y destino de los citados barcos son Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Liverpool, Cádiz, Marsella y los transportes de la Compañía de Cargadores Reunidos.

Estos simples datos, listados de buques de correo, que se muestran traducidos al final del presente estudio, son un claro ejemplo de la relación y el interés de Europa por Canarias. Por un lado muestran la regularidad con la que los navíos europeos llegaban a las costas insulares, y por otro es especial esta regularidad al tratarse de buques de correo. El correo es quizá el mejor exponente de la relación, comercial y personal, de las Islas con el continente. La asiduidad y las tan concretas fechas de entrada y salida de estos buques nos hablan de la gran correspondencia y del alto número de habitantes europeos que residirían en el Archipiélago. Se muestran en estos listados especialmente la relación con España a través del Puerto de Cádiz, con Francia a través del de Marsella y con el Reino Unido por el de Liverpool. Todo ello demuestra el tan comentado espíritu europeo y cosmopolita canario del siglo XIX, contando con un igual o mayor contacto con las potencias europeas que con su metrópolis.

LOS ACTOS SOCIALES.

La presencia de oficiales de alta graduación en los puertos canarios, y por tanto en sus ciudades, era considerada como un prestigio. El oficial era visto como un alto representante de su país, por lo que la sociedad canaria se enorgullecía de la asistencia de éstos en los actos, especialmente sociales y culturales, de la misma.

El diecinueve fue pródigo en las Islas en la fundación de asociaciones de carácter cultural, especialmente musicales, que intentaban emular y hacerse eco de los avances en erudición europeos. Así los actos culturales eran regulares en las ciudades, en las mismas en las que atracaban los buques extranjeros. Fueron invitados y asistieron a éstos los oficiales de los diferentes países cuyos buques se encontraban anclados en sus puertos, así como los cuerpos diplomáticos.

Por ello De Cuverville fue requerido a diferentes actos en las dos citadas ciudades canarias, sin que tengamos constancia de su presencia. El 30 de abril de 1883 es invitado en Las Palmas a la velada lírico-musical organizada por El Porvenir, Casino Literario y de Recreo (7). Era en esos momentos su presidente Francisco de Quintana y León. La invitación se hizo extensiva a los Sres. oficiales de la fragata «Alceste» a la velada literario musical que tendrá efecto, á las 8 de esta noche, en el Teatro Cairasco (8).

Similar fue la invitación, para todos los componentes de la oficialidad de la fragata, recibida el 18 de mayo del mismo año de Eduardo Bethencourt, como presidente de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia de Santa Cruz de Tenerife, al concierto que la citada sociedad llevó a cabo el día siguiente:

Tengo el honor de invitar a VS y demás oficiales del buque de su digno mando al concierto que esta Sociedad celebrará en la noche de mañana, por si tienen á bien (9).

Sin embargo el acto más importante del que recibió invitación el oficial galo fue la que demandaba su presencia en los actos que conmemoraban los 400 años de la conquista de la isla de Gran Canaria, por parte del Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas. La invitación enviada el 28 de abril de 1883, extensiva al cuerpo de la oficialidad de la fragata, pretendía que participasen en los actos de tres días diferentes: Para celebrar el aniversario de la incorporación de esta isla á la Nación Española [...] se sirva concurrir al efecto, con la referida oficialidad al Palacio Municipal á las ocho y media del día de mañana, á las doce del siguiente y a la una de la tarde del martes próximo (10). Al citado documento se le adjuntó el programa de los festejos, que muestra cuáles, de entre los diferentes actos, son los que el ayuntamiento tenía interés por contar con la oficialidad francesa. El primero de ellos es la procesión del pendón de la conquista, a la que acudirían las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, así como los miembros consulares. El día 30 el acto reseñado era el de la entrega de premios en la Plaza de Santa Ana a los alumnos de las escuelas públicas, mientras el 1 de mayo la sesión se celebró en las instalaciones del Museo Canario, celebrando el aniversario de su instalación en los salones del Palacio Municipal.

Debió participar De Cuverville en los actos, al menos en los del 400 aniversario de la conquista, ya que éste pidió a la Agencia Consular de Francia en Las Palmas los periódicos que se hicieron eco de las noticias de las fiestas (11).

(7) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Invitación a los oficiales de la Fragata el Alceste por parte de El Porvenir a 30 de abril de 1883. sf.

(8) Ibidem.

(9) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Invitación a los oficiales del la Fragata el Alceste por parte de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia de Santa Cruz de Tenerife a 18 de mayo de 1883. sf.

(10) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Invitación a los oficiales de la Fragata el Alceste por parte del Excmo. Ayto. de Las Palmas a 28 de abril de 1883. sf.

(11) Ello aparece indicado en la carta de la Agencia Consular de Francia en Las Palmas del día antes de su partida a Tenerife. En ella se muestra cómo el almirante pidió los periódicos de la isla que se hicieran eco de las fiestas. La agencia consular dice no tenerlos aún, pero que se los enviará lo antes posible a Tenerife. SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta de la Agencia Consular de Francia en Las Palmas a 3 de mayo 1883. sf. J’usqua present il n’y a pas paru aucun journal s’occupant des fétes, aussitot que je les aurai je vous les envoyerai à Teneriffe.



Jonás Armas Núñez

lunes, 24 de febrero de 2014

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"El tambor gomero pena
con un arrastre de arena"

El tambor gomero pena
y no lo puede evitar.
Tiene un lento caminar,
con un arrastre de arenas.
Una infancia de condenas:
de señores marginado,
largo tiempo relegado
a mendigos y sirvientes,
a la más humilde gente
que habitaba este condado.

Como dientes de una sierra,
pasaron siglos de esclavos,
gente vil y hombres bravos,
pasaron pestes y guerras.
Se fue adaptando a esta tierra
aquel tambor inmigrante:
de roques tomó el talante;
de Argodey, la figura;
de los barrancos, la hondura;
de La Laguna, el semblante.



Autor: Oswaldo Izquierdo

domingo, 23 de febrero de 2014

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LOS CANARISMOS BUFO, BUFA, BUFITO, BUFAR, BUFEAR, BUFADERO, BUFONA, BUFIÓN Y BUFIENTO (II)


Variantes morfológicas del derivado bufo ‘ventosidad que se expele sin ruido’ son los canarismos bufito, que significa constante e invariablemente algo así como ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-que apenas llega al límite de su materia semántica de forma puntual-internamente concentrado’ y que emplean nuestros marineros en el sentido denotativo de ‘golpe suave de viento’; y bufiento, que presenta la significación invariante o interna ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-como materia interna del sustantivo que lo rige’, que se entiende en el sentido mencionado más arriba de ‘que se bufa con frecuencia’.

La variante bufa, que significa constante e invariablemente algo así como ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-internamente expandido’ y que ha desarrollado las tres orientaciones de sentido denotativo siguientes a lo largo de la historia de la lengua española: ‘burla, bufonada’; ‘mujer que hace el papel de graciosa en la ópera italiana’, procedente del italiano bufa; ‘especie de hongo silvestre que, seco, se hunde fácilmente al tacto y desprende gran cantidad de polvo’ (Can.), procedente tal vez del port. bufa de lobo ‘ídem’; y ‘en la armadura antigua, pieza de refuerzo que se colocaba en la parte anterior del guardabrazo izquierdo, asegurándola con uno o más tornillos’. Este sustantivo femenino ha servido de base o tema al derivado bufeta, que significa ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-que llega de forma difusa al límite de su materia semántica-internamente expandido’ y que se emplea en el sentido de ‘bufa, pieza de la armadura’.

La variante bufón, que presenta la significación invariante ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-con superación brusca del límite de su materia semántica’. Presenta dos sentidos categoriales distintos en el español actual: un sentido adjetivo, que presenta, además, tres variantes denotativas distintas: ‘que bufa’, ‘chocarrero’, ‘truhán, que se ocupa de hacer reír’. Estas dos últimas acepciones tienen su origen en el italiano buffon; y un sentido sustantivo, que presenta, a su vez, dos sentidos denotativos distintos: ‘agujero abierto por la erosión del mar en las rocas, por donde, al comprimirse, sale el agua dando un fuerte bufido’ (Ast.); y ‘buhonero’. De ahí parece proceder el nombre propio Bufona, tan frecuente en la toponimia canaria.

De este último sentido procede el derivado buhonero (bufonero, en Aragón), que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-con superación brusca del límite de su materia semántica-como ámbito activamente emanante’. Se entiende en el sentido denotativo de ‘el que lleva o vende cosas de buhonería’. De este sustantivo procede, a su vez, buhonería (bufonería, en Aragón), que presenta la significación invariante de ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-con superación brusca del límite de su materia semántica-como ámbito activamente emanante-como emanación activa-internamente expandido’. Se suele usar en dos sentidos denotativos distintos: ‘bufonada, bufonería’ y ‘chucherías y baratijas de poca monta, como botones, agujas, cintas, peines, etc.’.

La forma bufonesco, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-con superación brusca del límite de su materia semántica con apego externo desde su origen’ y que presenta el sentido denotativo ‘bufo, chocarrero’.

La forma bufonar, que significa ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-con superación brusca del límite de su materia semántica-en proceso’. Es variante gramatical de la raíz buf que no encontramos sola, sino implicada en los siguientes derivados:

El derivado bufonada, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-con superación brusca del límite de su materia semántica-en proceso-extensamente acabado-internamente expandido’ y que se usa en dos sentidos denotativos distintos: ‘dicho o propio de bufón’ y ‘chanza satírica’.

El derivado bufonear, que presenta la significación invariante ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-con superación brusca del límite de su materia semántica en proceso-expandido en su lexema verbal’ y que se ha especializado en el sentido denotativo de ‘burlarse, decir bufonadas’.

El derivado bufonizar, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-como punto de partida de la significación primaria ‘resultado interno de la aplicación de una actividad, ejercicio, capacidad, etc., interna al sujeto aplicada desde fuera’ del verbo -izar’, y que se encuentra especializada en el sentido denotativo ‘decir bufonadas’.

La variante bufido, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-extensamente acabado-internamente concentrado’ y que se suele usar en dos sentidos denotativos distintos: ‘voz del animal que bufa’ y ‘expresión o demostración de enojo o enfado’.

La variante bufad-, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-extensamente acabado’. Se encuentra implicado en la base del derivado bufader-, que presenta la significación mencionada como ‘ámbito activamente emanante’ y que ha desarrollo dos variantes gramaticales distintas:

La variante gramatical canaria bufadero, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-extensamente acabado-como ámbito activamente emanante-internamente concentrado’ y que se ha especializado en el sentido denotativo de ‘agujero abierto por la erosión del mar en las rocas por donde, al comprimirse, sale el agua dando un fuerte bufido’.

La variante gramatical de la República Dominicana bufadera, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-extensamente acabado-como ámbito activamente emanante-internamente expandido’, que tal vez llegó a América desde Canarias, y que presenta el sentido denotativo citado de ‘agujero abierto por la erosión del mar en las rocas por donde, al comprimirse, sale el agua dando un fuerte bufido’.

La variante bufanda, que presenta la significación invariante ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-cursivo externo al sujeto-internamente expandido’ y que se usa en el sentido denotativo de ‘prenda, por lo común de lana o seda, con que se envuelve y abriga el cuello y la boca’. De esta variante denotativa ha surgido, por aplicación metafórica, la acepción ‘gratificación extraordinaria que recibe un trabajador de su empresa’. Es forma que procede del francés buffant ‘ídem’.

La variante canaria bufear, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-expandido en su lexema verbal’. Se usa en dos sentidos denotativos distintos: ‘expeler el aire de los pulmones los mamíferos marinos’ y ‘expeler bufo, ventosidad silenciosa’, que tiene su origen en el portugués bufear ‘ídem’. De esta variante verbal de nuestra raíz proceden, a su vez, las siguientes subvariantes:

El derivado bufeo, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-expandido en su lexema verbal-internamente concentrado’, que presenta tres sentidos más o menos distintos en el español actual: ‘resoplido de los cetáceos’ (Can.), ‘ruido estruendoso de un bufadero’ (Can.) y ‘cetáceo’.

El derivado canario bufeón, que significa constante e invariablemente ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-expandido en su lexema verbal-con superación brusca de su materia semántica’ y que se usa en el sentido de ‘que se bufea con frecuencia’.

Este mismo verbo bufar (bofar) que nos ocupa ha desarrollado, además, en Andalucía, Canarias, Cuba y Santo Domingo el compuesto abofar (afofar), que significa constante e invariablemente el significado ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-situado en el punto final absoluto de un movimiento de aproximación’ y que se suele emplear en el sentido denotativo de ‘ponerse fofo, hincharse, abofarse’. De él, procede el derivado afofad- (abofad-, en And., Can., Cuba y Santo Domingo), que significa ‘distensión violenta de un ámbito tenso, soltando generalmente lo que lleva dentro-en proceso-situado en el punto final absoluto de un movimiento de aproximación-extensamente acabado’, y que se usa en el sentido de ‘hinchado, abotargado’.

La principal conclusión general que podemos extraer del análisis que acabamos de hacer de la significación primaria, categorial, morfológica, sintáctica y denotativa de la familia de palabras buf- es que las voces de los vocabularios regionales de las lenguas naturales no existen de forma independiente, como elementos autónomos de sus respectivas hablas. Por el contrario, como no podía ser de otra manera, este vocabulario particular se encuentra perfectamente integrado en las familias de palabras de la lengua a la que pertenece. Por una parte, sus constituyentes son mero desarrollo de algunos de las variantes gramaticales o denotativas ya actualizados de estas familias de palabras. Por otra, actúan o pueden actuar como punto de partida de variantes gramaticales o denotativas inéditas antes de ellas, sean generales o particulares. Se explica así que ni las palabras regionales pueden explicarse sin tener en cuenta la palabras generales, ni las palabras generales sin tener en cuenta las palabras regionales. Todas ellas son absolutamente necesarias para entender el entramado general del vocabulario de la lengua a la que pertenecen, porque todas ellas se encuentran inextricablemente unidas. Es cierto que sin las palabras generales no existirían las palabras dialectales. Pero no es menos cierto que sin palabras dialectales no existirían al menos determinadas palabras generales. Entre palabras dialectales y palabras generales no existe la más mínima diferencia lingüística, sino diferencias de difusión, de mayor o menor extensión de uso. De ahí que resulten tan discutibles esas obras lexicográficas que se han dado en llamar diccionarios diferencialesdiccionarios regionalesglosarios dialectales, etc., que fragmentan la estructura general del vocabulario e impiden explicar la verdadera significación lingüística y el papel que juegan las palabras llamadas dialectales en su desarrollo general. En realidad, las lenguas naturales no tienen más que un solo diccionario, el diccionario general, que contiene todas y cada una de sus palabras, sin excepción, independientemente de su grado de difusión y ámbito de uso.



Marcial Morera