miércoles, 30 de abril de 2014

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LOS GENTILICIOS BURLESCOS DE CANARIAS (I)

1. INTRODUCCIÓN

Ha sido más bien escasa la atención que se les ha prestado a los apodos, más allá de los aspectos relacionados con la historia, la antropología o la sociología. Cierto que los apodos tienen que ver con cada una de estas ramas del saber, pero no por ello dejan de ser unidades léxicas en origen —aunque devenidas nombres propios—, y, por lo tanto, la lingüística tiene que decir mucho al respecto.

Históricamente los apodos, los individuales sobre todo, han nacido por la necesidad de identificación de las personas, cuando el simple nombre de pila no era lo suficientemente inequívoco y los apellidos no se habían generalizado aún.

La imposición de apodos es seguramente un universal cultural, con excepción acaso de aquellas áreas en que los antropónimos se adjudican de forma motivada en la propia onomástica oficial.

En Canarias, sobre todo en las áreas rurales y en los arrabales de las ciudades, perviven hasta hoy los apodos, si bien con una sensible tendencia a perderse. Básicamente, en los apodos individuales, que a menudo se convierten en familiares, se han utilizado entre nosotros dos campos referenciales para su creación metafórica y, más aún, metonímica: el mundo campesino —agrícola y ganadero— y el mundo marinero (1).

Pero siendo muy interesantes los apodos individuales, nuestra preocupación en el presente artículo es analizar los apodos gentilicios de Canarias (2), en situación mucho más precaria a fecha de hoy que aquéllos (3). Como en los motes individuales, esta costumbre de adjudicación de apodos a toda una comunidad está basada en el mecanismo de la motivación léxica, ese efecto suplementario que rezuman las creaciones traslaticias. En efecto, se trata de nominar produciendo una aureola de expresividad que no tienen los modos convencionales u oficiales de nombrar: chicharrero vs. santacrucero/de Santa Cruz de Tenerife o tinerfeño/de Tenerife, culeto vs. agaetense, agaetero/de Agaete (GC), cebollero vs. galdense/de Gáldar (GC), etc.

(1) Tales dos instancias simbolizadoras son en esencia las mismas que las que se emplean para la institución de metáforas y metonimias en el léxico simple y en la fraseología.

(2) Hay en el resto de España apodos gentilicios por doquier. Mencionemos algunos: llanito (‘gibraltareño’), caballa (‘melillense’), carbayón (‘ovetense’), corito (‘asturiano’, ‘montañés’), charro (‘salmantino’), gato (‘madrileño’), maño (‘aragonés’), etc. En el caso de América (KANY: 32-39), tenemos, entre otros muchos, los siguientes: catracho (‘hondureño’), nica (‘nicaragüense’), tico (‘costarricense’), caipira (‘boliviano’), guanaco (‘salvadoreño’), etc. En otros casos, la intención se tiñe de ideología xenófoba: maqueto, charnego, gachupín, godo, gringo, etc. En Portugal, donde los gentilicios burlescos son abundantísimos (LEITE DE VASCONCELOS: 546-625), son famosísimas las «alcunhas» de Lisboa y Oporto. Al natural de la capital se le conoce como alfacinha (‘lechuguita’) (al parecer y ésta es una de las muchas explicaciones que se han propuesto, por la indefectible costumbre de los lisboetas de comer lechugas en sus comidas), y al de Oporto se le llama tripeiro (porque durante la preparación de la conquista de Ceuta, en 1415, los ciudadanos de Oporto entregaron a los expedicionarios toda la carne disponible en la villa, quedándose sólo con las tripas. Ésta es la razón por la que el plato más tradicional de la ciudad son las «tripas à moda do Porto», una especie de «callos a la portuguesa»).

(3) Hay que tener en cuenta que, referidas a ciertos colectivos, denominaciones más o menos peyorativas no gentilicias hay muchas en Canarias: magos, maúros, campurrios son voces utilizadas para ‘personas del campo, de modales rústicos’. En El Hierro (Valverde) llaman del rabo blanco y del rabo negro a ‘los de la clase alta’ y a ‘los de la clase baja’, respectivamente, que además solían frecuentar casinos diferentes de la capital herreña. Gatos eran en Las Palmas de Gran Canaria los ‘seminaristas’ (por la banda que llevaban con una M). Joselitos eran los ‘simpatizantes, en las peleas de gallos, del partido de San José’, frente a los trianeros ‘partidarios del de Triana’, en la misma ciudad. Gufius, ‘los de la clase alta de Arrecife’, llaman en Lanzarote a «los flojitos, los ñangas, los merenguitos» y pipiolos a los ‘niños pijos de Arrecife’. Rusos, ‘canarios que acuden en familia a disfrutar de las vacaciones en las zonas turísticas de las Islas’ (acaso porque en Canarias los marineros rusos andaban siempre en grupo, o tal vez porque manejaban poco dinero), es denominación despectiva usada sobre todo en Gran Canaria. A los del grupo político de Asamblea Majorera los llaman en Fuerteventura Las Ardillas. Sobre el término portugueses, usado en ciertas localidades de Tenerife (ver ALEICan, I, 4) para ‘foráneos’, cabe decir que pudiera tratarse de una aportación de los emigrantes canarios retornados de Venezuela, ya que en este país andino hay una colonia portuguesa muy numerosa.

Las «rivalidades étnicas» (Leite de Vasconcelos: 546) entre pueblos vecinos, que a menudo no rebasan el tono menor, pueden responder, entre otras, a las siguientes causas promotoras: la disputa por aguas de riego o por terrenos comunales, la animación de las fiestas patronales, las divergentes ideologías, la envidia ante la prosperidad de los otros, los enfrentamientos por la capitalidad (o con los capitalinos) y hasta la competencia en el terreno amoroso. Además de apodos, estas rivalidades se concretan en leyendas (4), proverbios (5), coplas satíricas (6), etc.

(4) La frase hecha los de Finga, pa(ra) Finga, y los de Teror, pa(ra) Teror (‘cada mochuelo a su olivo’), empleada en las medianías de Gran Canaria, se atribuye a un guardia municipal de la villa de Firgas, al que un defecto en el aparato fonador le impedía pronunciar bien. En ocasión de una disputa ocurrida en las Fiestas de San Roque entre jóvenes de la citada localidad y del cercano pueblo de Teror, la mencionada autoridad, al ser requerida para restablecer el orden, pronunció la frase de marras, que ha quedado fijada en el acervo lingüístico colectivo.

(5) Véanse, por ejemplo, los siguientes dichos, usados en diversas zonas de nuestro Archipiélago: De Teror, el agua agria y la Virgen del Pino; de Moya, ni tiesto ni olla; como los de Valsequillo, que para completar un kilo parten un higo; llevarse como los de Guía y Gáldar; tejinero y burro negro, de ciento sale uno bueno; de La Palma y La Gomera nunca viene cosa buena; de La Guancha, la que no tinta, mancha, etc.

(6) Otro tanto sucede, en efecto, con cancioncillas populares concebidas para zaherir a los originales de determinada localidad. Veamos algunas que, además, contienen gentilicios: «Las campanas de Ingenio / son dos calderos / donde comen y beben / los lagarteros. / Las campanas de Agüimes / son dos clarines / donde cantan y bailan / los serafines» (GC); «De la Villa soy villano / de Alajeró, lagartero / de Chipude, chipudano / y de Hermigua, caballero» (Go); «Morisca la cabra, / morisco el cabrito / y los de Tuineje / moriscos toditos» (Fv); etc.

Continúa...

Gonzalo Ortega Ojeda

martes, 29 de abril de 2014

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ORIGEN E INFLUENCIAS DEL OVINO CANARIO

INTRODUCCIÓN

Las Islas Canarias jugaron un papel muy importante en la distribución de recursos genéticos animales posteriores al descubrimiento de América, al convertirse en cruce de rutas para los navegantes españoles y de otros países europeos con sus colonias de ultramar.

Debemos tener en cuenta que antes de la apertura del canal de Suez, las rutas asiáticas, africanas, oceánicas y americanas pasaban por las Canarias, bien para buscar los alisios en el camino hacia América, o para costear el continente africano, buscando el Cabo de Buena Esperanza para el resto de destinos.

En el caso del ovino, el papel de las ovejas paleocanarias a nuestro juicio está infravalorado, ya que existen múltiples evidencias históricas que confirman su participación en la primera colonización de América por parte de esta especie.

En este trabajo hacemos un recorrido sobre la presencia del ovino en Canarias destacando sus peculiaridades mas importantes en distintas etapas de su evolución.

LA OVEJA PALEOCANARIA

Los conquistadores españoles se encuentran a su llegada a Canarias un ovino de pelo de capa blanca de gran tamaño, con tendencia al engrasamiento, en algunas islas descritos con cuernos y en otras acornes. Al parecer estos animales se mantenían en régimen de semilibertad y no se sometían a ordeño. Esta información se recoge por parte de los historiadores como Abreu Galindo (1977), Cuscoy (1968), Cioranescu (1980), Martín de Guzmán (1984) Pais (1996), Tejera (1993), Torriani (1978) y Viera (1982) de las múltiples crónicas que describieron la conquista y colonización de las Islas Canarias.

Estos ovinos de pelo debieron llegar a Canarias desde la próxima costa Africana acompañando a los aborígenes, por esta razón su introducción debió producirse en alguna expansión al norte de los ovinos de pelo subsaharianos cuando el clima era mas benigno en lo que hoy es el desierto del Sáhara.

Debemos tener en cuenta que entre 3000-4000 años a.C. la latitud africana que corresponde a las islas estaba poblada por ovinos de lana de acuerdo con la expansión de los ovinos tras su domesticación como es descrita por Sierra (1992), por lo que la introducción de la oveja de pelo debió ser anterior a esta fecha.

EL PAPEL DE LOS OVINOS CANARIOS EN EL CONTINENTE AMERICANO

En el siglo XV se concluye la conquista de Canarias, se descubre América y se inicia su colonización.

A partir del segundo viaje de Colón se llevan ovinos canarios (presumiblemente de pelo) al Caribe (Antillas), donde debieron formar la base en el origen de los ovinos de pelo iberoamericanos.

Con el desarrollo de la esclavitud llegarían otros ovinos de pelo subsaharianos que concluyeron la formación de estas razas.

González-Stagnaro (1997) apunta que no es fácil establecer con exactitud el origen y la fecha de entrada de las ovejas de pelo en la América Tropical aunque admite que debieron ser llevadas en la época de la conquista inicialmente, aunque posteriormente se siguieron introduciendo con el tráfico de esclavos. El punto de partida de estos animales es ubicado en las Antillas y las Indias Occidentales, trinidad y Guayana, desde donde se extendieron por otros puntos a partir del siglo XVII. Esto concuerda con lo descrito por Wildeus (1997) para el origen de tres razas modernas de pelo norteamericanas (Barbados Blackbelly, Santa Croix y Katahdin), todas ellas procedentes de Barbados y las Islas Vírgenes.

Precisamente, Rodero et al. (1992) mencionan como a partir del segundo viaje de Colón, en 1493, los barcos de forma general, cargaban en la Gomera entre otros animales y productos, ovejas, que tenían destino en las Antillas.

Uniendo estas dos informaciones es fácil suponer una primera introducción de ovejas de pelo desde las Islas
Canarias, si bien, posteriormente se siguieran introduciendo animales directamente desde África. Aunque debemos tener en cuenta, que los primeros animales que llegaron a las Antillas se reprodujeron extraordinariamente debido a los buenos pastos, la ausencia de plagas y de predadores. Por esa razón, en los periodos inmediatamente posteriores pocos animales fueron introducidos. Ya que un viaje a América duraba una media de 60 días y era necesario cargar con alrededor de 100 kilos de impedimenta por oveja, por tanto si el negocio era el tráfico de esclavos, todo sitio disponible se destinaba a este fin.

Por supuesto, que importaciones posteriores procedían del continente africano, pero no se puede descartar la primera aportación desde Canarias.

LA FORMACIÓN DE LAS RAZAS AUTÓCTONAS CANARIAS ACTUALES

De los matices históricos expuestos aquí podemos concluir que con todas las reservas que nos motivan la cercanía entre la realidad y la leyenda de las crónicas de la época, las escasas muestras arqueológicas, sobre todo relacionadas con la colonización animal del Archipiélago, las razas Canaria y Palmera deben proceder de la hibridación de los ovinos de pelo prehispánicos y ovinos de lana provenientes de la península (Delgado et al. 1990) también de ovinos de lana africanos obtenidos en racias de los conquistadores españoles en la costa próxima de continente. Estos cruces fueron fijados con dos propósitos, en primer lugar para producir la materia prima para la confección de mantas y vestidos siguiendo la cultura europea que sustituía a la cultura neolítica aborigen y en segundo lugar para incorporar la leche de oveja a la producción de quesos de cabra tradicionales en los periodos anteriores a la conquista.

De lo expuesto arriba, queda claro que con el inicio de la colonización comienza la llegada a Canarias de ovinos de lana que se cruzan con el substrato de pelo.

La lana sustituye progresivamente al pelo, por razones zootécnicas (ordeño, tejido, ubicación local, etc).

Los ovinos de lana introducidos procedían de los puertos del sur de la Península (monopolio) y de las incursiones españolas en la costa africana. Esto conformaría la actual raza Canaria muy polimórfica como justifica su origen.


La isla de la Palma tuvo una especial influencia Galaico-Portuguesa en su colonización. Por ello, es presumible que en los siglos XVII-XVIII, cuando se acaba el monopolio de los puertos del sur, fueron introducidos en esta isla ovinos, que formaron una población criolla que constituyó la raza Palmera actual muy homogénea en cuanto a forma y función, como se justifica por su origen.

LOS OVINOS DE PELO DE NUEVO EN CANARIAS

Recientemente se reintroducen ovinos de pelo (Pelibuey) desde Venezuela que se adaptan perfectamente a su explotación asociada al cultivo intensivo de platanera (Pérez, 1992).

En el caso de los ovinos Pelibuey se nos suscita una pregunta; ¿introducción reciente, o retorno?. En este sentido, parece probado que en las primeras etapas de la colonización americana fueron llevados ovinos de pelo canarios a las Antillas, también se ha apuntado (González-Stagnaro, 1997 y Wildeus, 1997) a éste como principal punto de difusión de los ovinos de pelo por el Caribe y el continente. Cabe suponer que las primeras ovejas llegadas a estos territorios vírgenes se multiplicaron prodigiosamente (Rodero et al., 1992) y por tanto, pronto pudieron aportar recursos para su difusión, sin depender de costosos y difíciles aportes desde el otro lado del Atlántico. Pero, considerar la nueva aparición de ovejas de pelo en Canarias como un retorno, nos parece exagerado, ya que también están demostrados aportes posteriores de animales africanos, y además, los procesos de deriva genética y la selección tanto natural como artificial, desarrolla durante casi quinientos años ha hecho que los Pelibuey actuales no coincidan con los que salieron de Canarias en 1493.

González-Stagnaro (1997), apunta que las ovejas West-African introducidas en Canarias desde Venezuela, fueron introducidas en este país desde Colombia a donde habían llegado desde el Caribe, pera también directamente desde la región caribeña. De cualquier forma, los ovinos Pelibuey se expanden rápidamente en la actualidad.

PANORAMA ACTUAL DEL OVINO EN CANARIAS

Hoy día se explotan en el archipiélago Canario tres razas, mostrando la situación que se acompaña:

- La raza Canaria: Estable con ligera expansión dedicada a la producción de leche. Se considera autóctona ya que en su base estuvieron los ovinos paleocanarios.

- La raza Palmera: En grave riesgo de extinción, de aptitud mixta leche-carne, y considerada criolla.

- La raza Pelibuey: En extensión, dedicada a la producción de carne y estiércol en intensivo. Considerada en vías de asimilación.

BIBLIOGRAFÍA

Abreu, F.J. 1977. Historia de la conquista de las siete Islas Canarias. Goya ediciones. Tenerife.

Cioranescu, A. 1980. Le Canarien. Crónicas francesas de la conquista de Canarias. ACT De. Tenerife.

Cuscoi, D. 1968. Los Guanches, vida y cultura del primitivo habitante de Tenerife. Publ. Museo Arqueológico de Tenerife. Tenerife.

Delgado, J.V., J.C. Capote, M. Fresno y E. Camacho. 1990. Exposición de animales domésticos autóctonos canarios. Publ. Consejería de Agricultura y Pesca del Gobierno de Canarias. Tenerife.

González-Stagnaro, C. 1997. Ovinos de Pelo. Ovis nº 48. Luzán 7 ed. Madrid.

Martín, C. 1984. Las culturas prehistóricas de Gran Canaria. Ed.. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Gran Canaria.

País, F.J. 1996. La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma. La ganadería. Publ. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias

Pérez, O. 1992. Instalación de ovino Pelibuey ligada a la agricultura extensiva. Trabajo Fin de Carrera. EUITA. Universidad de La Laguna.

Rodero, A., J.V. Delgado and E. Rodero. 1992. Primitive andalusian livestocks and their implication in the discovery of America. Arch. Zootec., 41:383-400.

Sierra, I. 1992. The sheep from the shelter of the Barranco de Cerro Mortero climbers (AlaconTeruel) and the primitive evolution of the ovine speciesin Spain. Arch.Zootec., 41: 315-324.

Tejera, A. 1993. Informe histórico acerca de los animales domésticos existentes en las Islas Canarias antes de la llegada de los Europeos en los siglos XIV y XV a partir de las fuentes escritas, los datos arqueológicos y su contrastación con los especímenes llevados a América desde 1493. SAT Canarias ed. La Laguna. Tenerife.

Torriani, L. 1978. Descripción de las Islas Canarias Goya Editorial Tenerife.

Viera, J. 1982. Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias. Ed.. Excma. Mancomunidad de Las Palmas. Gran Canaria.

Wildeus, S. 1997. Hair sheep genetic resources and their contribution to diversified small ruminant production in the United States. J.anim. Sci., 75: 630-640.



Delgado, J.V., M.R. Fresno, M.E. Camacho, E. Rodero y C. Barba

lunes, 28 de abril de 2014

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VOCABULARIO TABAQUERO DE LA PALMA (III)

Picadura: f. Tabaco picado para fumar.

Pilón: m. Gran montón en que se colocan las hojas de tabaco, una vez recogidas de la mata y puestas a secar, hasta que estas alcanzan el conveniente grado de curación.

Pipa: f. Utensilio para fumar tabaco picado.

Pitillo: m. Cigarrillo.

Plateo: m. Viso que presentan las hojas de tabaco de las matas crecidas en la vega, producido por el rocío del amanecer.

Poleada: f. Ungüento adhesivo con que se pega la hoja de tabaco en la formación de la perilla.

Poliada: f. Poleada.

Pollón, na: Adj. Dícese del tabaco en la mata que, después de trasplantada del semillero, ha crecido un palmo.

Porra: f. Cigarro deforme e irregular.

Postura: f. Pequeña y tierna planta de tabaco que, plantada en el semillero, apenas presenta el tamaño de un puño.

Precinto: m. Tira estampada, de papel normalmente litografiado, que se aplica en las cajas de puros para acreditar su venta legal.

Prensa: f. Máquina de madera y hierro que se usa en las fábricas para apretar los tirulos y los puros a fin de que adquieran la forma y , tamaño deseados por, el fabricante.

Primera: f. Clase de hoja de tabaco excelente que constituye la mejor categoría en la clasificación de las hojas durante la descogida para la formación del pilón.

Principal: adj. Dícese de la hoja de gran calidad que se toma de la planta, sobre todo en su mitad superior, en una primera recogida. U. t. c. s.

Punta: f. Colilla.

Puntilla: f. Cierta clase de hoja pequeña de tabaco.

Purero, ra: adj. Dícese del obrero que elabora el cigarro de un modo totalmente artesanal. U. t. c. s.

Puro: m. Cigarro.

Rapé: m. Tabaco en polvo grueso.

Recorte: m. Porción cortada y excedente de tabaco, normalmente de capa desechada durante el torcido del cigarro.

Regalía: f. Clase de puro de excelente calidad que las fábricas ofrecen, como producto especial, a un precio superior al normal en su vitola.

Remiendo: m. Añadidura de tabaco que se pone en la capa rota del cigarro durante su torcido.

Repaso: m. Cada recogida, por categorías, de hojas de tabaco de la planta.

Rezagar: tr . Seleccionar y separar las hojas de tabaco según su clase, color o textura, antes del proceso del torcido en la fábrica.

Rezago: m. Clase de hoja de tabaco de ínfima calidad que constituye la peor categoría en la clasificación de hojas durante la descogida para la formación del pilón.

Rubio: adj. Dícese del tabaco de color claro y áureo, de sabor suave.

Sajornarse: prnl. Zahornarse.

Sarta: f. Hilera de hojas de tabaco cosidas que se pone, de extremo a extremo, extendida sobre el cuje.

Serodio: adj. Dícese del tabaco que, tras un tiempo tendido al sol en los cujes, no está ni muy verde ni muy seco y debe introducirse en la casa del tabaco para completar su secado.

Sordo: adj. Dícese del puro por cuya perilla se aspira con dificultad el humo debido al excesivo prensado de la tripa. U. s. c. m.

Sudar: intr. Destilar agua las hojas de tabaco en el cuje.

Tabaco: m. Planta de la familia de las solanáceas, de hojas anchas y suaves que, tras un largo proceso de secado y fermentación, son normalmente consumidas a través de la combustión.// 2. Cigarro.

Tabaquera: f. Pequeña caja de madera que se emplea para conservar los puros en su temperatura adecuada.

Tabaquero, ra: adj. Dícese del artesano que trabaja en una fábrica de cigarros, normalmente en las labores del torcido. U. t. c. s.

Tabla: f. Pieza de madera dura, aproximadamente de un pie cuadrado, sobre la que el tabaquero elabora el cigarro.

Tablero: m. Caja de madera donde se disponen apretados, durante el proceso de habilitación, los puros anillados para amoldarlos en conjunto a la forma de tableta o mazo pequeño con que se quieren envasar.

Tableta: f. Conjunto de puros anillados y envasados con forma de rectángulo y cuyo tamaño varía según la vitola y el número de los cigarros envasados.

Tacto: m. Grado de humedad necesaria en las hojas de tabaco para su curación en el pilón.// 2. En la configuración del pilón y por parte de la persona que lo prepara, capacidad para percibir el grado de humedad preciso en las hojas de tabaco ante su perfecta curación.

Tagarnina: f. Cigarro de escasa calidad.

Tapado: adj. Dícese del cigarrillo que tiene cerrados sus extremos. U. t. c. s.

Tarugo: m. Tablita de madera usada para redondear el cilindro de los puros.// 2. Cigarro mal hecho, normalmente grueso y largo.

Tendal: m. Conjunto de las barrederas y los cujes montados para servir de soporte y tendedera de las hojas de tabaco que han de secarse al aire libre.

Tercio: m. Fardo de tabaco en rama que pesa un quintal.

Tirulo: m. Rollo de tripa envuelta en el capillo y que conforma el cuerpo cilíndrico que, al ser envuelto en la capa, configura el cigarro.

Torcedor, ra: adj. Que tuerce. U. t. c. s.

Torcer: tr. Elaborar el cigarro envolviendo primero la tripa en el capote o capillo, y luego el capote o tirulo resultante en la capa.

Torcido: m. Acción y efecto de torcer.

Tripa: f. Relleno del cigarro.// 2. Hoja pequeña y de no mucha calidad que es separada en la descogida para formar las paredes laterales del pilón.

Uña: f. Dedal abierto y puntiagudo usado por los obreros para cerrar los extremos de los cigarrillos.

Vapor: m. Grupo de mesas donde trabajan varios pureros.

Vega: f. Terreno donde se planta tabaco.

Veguero: m. Labrador de una vega.// 2. Cigarro basto hecho por el propio veguero, en plena faena agrícola, con una sola hoja de tabaco arrollada sobre sí misma.

Verdín: m. Sustancia que antiguamente se echaba en la mata de tabaco para prevenir su buena salud y evitar la reproducción de alguna plaga o enfermedad común.

Vista: f. Estampa de papel litografiado que muestra imágenes de paisajes canarios y cubanos y que cumple la misma función que el estampón pero en la parte interior o contracubierta de la tapa de la caja de madera donde se envasan los puros.

Vitola: f. Cada tipo en que se clasifican los cigarros según su forma, vuelo y tamaño.// 2. Anilla.

Viuda: f. Cierta vitola de puro, un poco más pequeña que la concha.

Viudita: f. Viuda.

Vuelo: m. Grosor del cigarro puro.

Yagua: f. Tejido fibroso del tronco de la palma real que se usa para empacar tabaco en rama, sobre todo en Cuba.// 2. Tabaco sobrante que alguna vez, a modo de pequeña cola, se deja por la boquilla del cigarro.

Zahornarse: prnl. Respecto de las hojas de tabaco, pudrirse por exceso de humedad.

Notas:

(1) El libro El tabaco en La Palma espera ver la luz en breve. Junto a un estudio lexicológico (en que se inserta este vocabulario), recoge una breve historia del tabaco en Canarias, así como una minuciosa descripción de su cultivo y elaboración industrial artesana en La Palma.

(2) Véase bibliografía al final.

Bibliografía:

ALMEIDA, Manuel y DÍAZ ALAYÓN, Carmen, El español de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1988.

ESPINA, Darío, Diccionario de cubanismos, Barcelona, 1974.

LORENZO RAMOS, Antonio, Sobre el español hablado en Canarias, La Orotava, 1988.

LÓPEZ MORALES, Humberto, "Relaciones léxico-semánticas en el ámbito lingüístico canario-cubano", en I Simposio internacional de Lengua Española, Las Palmas de Gran Canaria, 1981, págs. 311-323.

MOLINER, María, Diccionario de uso del español, Madrid, 1986, 2 vols.

MONTES, José Joaquín, "Apuntes sobre el vocabulario del tabaco en Bolívar y Santander", Thesaurus, Boletín del Instituto Caro y Cuervo, XVII, Bogotá, 1962, págs. 30-50.

MORÍNIGO, Marcos A., Diccionario de americanismos, Buenos Aires, 1966.

NEPOMUCENO DÉNIZ, Juan, Instrucción para el cultivo del tabaco arreglada á hechos prácticos obtenidos en la isla de Gran-Canaria, Gran Canaria, 1863.

NÚÑEZ JIMÉNEZ, Antonio, El viaje del habano, La Habana, 1988.

PERDOMO, José E. Léxico tabaquero cubano, La Habana, 1940.

PERDOMO, Miguel Ángel, "Memoria-proyecto para un trabajo de investigación sobre el léxico canario en Cuba", La Laguna, 1988 (inédito).

PÉREZ VIDAL, José, España en la historia del tabaco, Madrid, 1959.

PICHARDO, Esteban, Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas, La Habana, 1836.

REAL ALCADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua española, 20 edición, Madrid, 1984, 2 vols.

RÉGULO, Juan, "La huella lingüística de Canarias en América y de América en Canarias", en AAVV, Canarias y América, Madrid, 1988, págs. 141-148.

SALA, Marius, et. al, El español de América, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, LX, Bogotá, 1982.

SANTAMARÍA, Francisco J., Diccionario general de americanismos, México, 1942, 3 vols.



Anelio Rodríguez Concepción

domingo, 27 de abril de 2014

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VOCABULARIO TABAQUERO DE LA PALMA (II)

Deshije: m. Deshijado.

Deshojar: tr. Quitar las hojas de la mata de tabaco.

Desorillar: tr. Durante el torcido, cortar las irregularidades del filo del lado superior, el más separado del cuerpo del tabaquero, de la hoja de tabaco extendida sobre la tabla.

Despalado: m. Acción y efecto de despalar.

Despalador, ra: adj. Que despala. U. t. c. s.

Despalar: tr. Despalillar.// 2. Separar manualmente, como labor de agricultor, las hojas que forman una mancuerna para poder ser ensartadas y puestas a secar en el cuje.

Despalillado: m. Acción y efecto de despalillar.

Despalillador, ra: adj. Que despalilla. U. t. c. s.

Despalillar: tr. Quitar los palillos o venas gruesas de la hoja de tabaco antes de picarlo y torcerlo.

Desperdicio: m. Conjunto de hojas y pedazos de tabaco que sobra como residuo en el campo, durante las labores de los vegueros, o en las fábricas, durante las de los tabaqueros.

Desvenar: tr. Despalillar.

Elaboración: f. Acción y efecto de elaborar el cigarro.

Embetunar: tr. Humedecer el tabaco con betún.

Emboquillar: ir. Poner boquilla de plástico a los cigarrillos, una vez liada la picadura en el papel de fumar.

Emparejar: tr. Durante el torcido, y a fin de modelar bien la forma cilíndrica del cigarro, rellenar y completar con recortes la tripa que configura el capote o tirulo.

Enano, a: adj. Dícese de una clase de tabaco, muy utilizado a finales del siglo XIX y a principios del XX en La Palma, cuya mata desarrollada es baja y frondosa.

Encañar: intr. Cargarse el semillero de posturas ya lo suficientemente grandes como para ser trasplantadas.

Engavillar: tr. Hacer gavillas con hojas de tabaco.

Enmallar: tr. Separar un poco las hojas o mancuernas dispuestas en cujes, ocho o nueve días después de haberse puesto al fresco, para que se aireen y no se zahornen.

Enrollado: m. Acción de enrollar.

Enrollar: tr. Torcer.

Enterciar: tr. Empacar, formar tercios con tabaco.

Entreacto: m. Cigarro pequeño y delgado.

Entubar: tr. Durante el torcido y para elaborar el tirulo, dar forma cilíndrica al tabaco en tripa, con la presión de la palma de la mano izquierda y con la acción de los dedos de la derecha.

Envasado: m. Acción y efecto de envasar.

Envasar: tr. En la habilitación, colocar cigarros en su envase.

Esbonchador, ra: adj. Dícese de la voluminosa máquina eléctrica que fabrica boches con rapidez. U. t. c. s.

Esbunchador, ra: adj. Esbonchador, ra.

Escardar: tr. En las labores agrícolas, sacar con la azada aquellas hojas inservibles que molestan el crecimiento de la postura en el semillero o el de la planta en la vega.// 2. Arrimar.

Escogida: f. Descogida.// 2. Lugar donde se realiza esta tarea.

Estacón: m. Vara de madera que, inclinada sobre la barredera, sirve como soporte de esta.

Estampón: m. Hoja de papel litografiado que adorna la caja de puros.

Estanco: m. Lugar donde se vende tabaco estancado.

Faja: f. Cinta ancha de papel usada para formar tabletas y mazos de cigarros.

Fardo: m. Tercio de tabaco en rama.// 2. Tela de saco con que se cubren y conservan frescas las hojas de tabaco en las fábricas.

Faria: m. Cigarro peninsular.

Fermentación: f. Proceso químico que se produce en el tabaco cuando se dispone en el pilón, después de cortado de la mata y puesto a secar, para adquirir cierta calidad idónea para ser elaborado en la fábrica.

Festón: m. Tira de papel litografiado que se pega, durante las labores de habilitación, como refuerzo y adorno en las esquinas de la caja de madera donde se envasan los puros para su venta al público.

Filete: m. Festón.

Fumada: f. Porción de humo de tabaco que se toma de una vez al aspirar.

Fumar: intr. Con respecto al tabaco, quemarse bien en su combustión fluida y regular mientras se consume el cigarro.

Gallardeta: f. Hijo que brota en la parte superior de la mata de tabaco.

Gavilla: f. Haz de hojas de tabaco.

Granza: f. Residuos de tabaco en el campo, durante las tareas de cultivo y secado, y en la fábrica, mientras se elabora.

Grasa: f. Savia de la planta de tabaco.

Guardapolvo: m. Resguardo de papel o celofán con el que se envuelven los cigarros.

Guataquear (el surco): ir. Arrimar.

Guataquiar (él surco): tr. Guataquear.

Habano: m. Cigarro puro.

Habilitación: f. Conjunto de hojas y anillas de papel litografiado con que se revisten los puros y las cajas de puros. // 2. Local de la fábrica destinado a las tareas de envasado.

Hermandad: f. Alianza o confederación con carácter benéfico de obreros en algunas fábricas de tabaco.

Hierro: m. Cierta enfermedad que padecen las hojas de tabaco que muestran como síntoma pintas blancas.

Hijo: m. Yema axilar de la planta de tabaco.

Hilar: ir. Torcer.

Horro: adj. Dícese del tabaco de baja calidad y que fuma mal. U. s. c. m.

Jonjolí: adj. Dícese de la hoja de tabaco que tiene pintas blancas y canelas producidas por el calentamiento al sol de gruesas gotas del rocío en su superficie pegajosa.

Jorro: adj. Horro.

Labor: f. Conjunto de puros que elabora un artesano en una jornada de trabajo.

Lagarta: f. Insecto que ataca a la hoja de tabaco en la mata.

Liado: m. Acción y efecto de liar.

Liar: tr. Torcer.

Libra: f. Tabaco de gran tamaño y excelente calidad, normalmente procedente de la corona de la mata, que se selecciona después de la fermentación en el pilón para su manipulación en la fábrica.

Librapié: m. y f. Hoja o conjunto de hojas del pie de la mata de tabaco que no tienen calidad y que se recogen antes de la recolección de las mejores hojas.

Librillo: m. Cuadernito de papel de fumar.

Librito: m. Librillo.

Liga: f. Mezcla de distintas clases de tabaco.

Maduración: f. Fermentación lenta del tabaco mientras está en el pilón, después de secado.// 2. Secado del tabaco colgado en los cujes.// 3. Proceso de secado y deterioro de la hoja de tabaco que no ha sido recogida de la planta a su debido tiempo.

Maduro: adj. Dícese del tabaco que ha pasado por el proceso de la maduración. U. s. c. m.

Mamón: m. Gallardeta.

Mancuerna: f. Porción del tallo de la planta de tabaco con un par de hojas adheridas a él.

Manilla: f. Pequeño haz de hojas de tabaco cuyos tronquitos unidos conforman una circunferencia que no sobrepasa los cinco centímetros de diámetro.

Manojo: m. Haz de hojas de tabaco más voluminoso que la manilla y no tanto como el matul.

Marquesina: f. Cuartilla de papel litografiado que, ilustrado con dibujos de vivos colores, a la vez que cumple una función decorativa se utiliza como guardapolvo en el interior de la caja de madera donde se envasan los puros.

Marquilla: f. Hoja mediana de papel litografiado que, en la habilitación, se utiliza como adorno y envoltorio de los puros en cajas, mazos y tabletas.

Mascada: f. Porción de tabaco de mascar que se tiene en la boca.

Mataquinto: m. Cigarrillo de mala calidad.

Matul: m. Grueso haz formado por las hojas de tabaco que caben en un cuje.

Mazo (de cigarros): m. El formado por puros o cigarros, normalmente en número de veinticinco o cincuenta.

Melasa: f. Grasa.

Meloja: f. Grasa.

Melocha: f. Grasa.

Melucha: f. Grasa.

Mixto: m. Fósforo o cerilla.

Moca: f. Extremo de la hoja de tabaco.// 2. Base o extremo posterior de la hoja de tabaco, correspondiente a la zona del pezón, con cuya superficie, de fina textura, se configura la perilla del cigarro durante el torcido.

Moja: f. Acción de mojar el tabaco.

Mojar: ir. En las fábricas, antes de su elaboración, empapar en agua las hojas de tabaco que viene empacado del pilón, y sacudir dichas hojas para que queden húmedas y dóciles.

Molde: m. Par de piezas de madera acopladas, entre las que hay una serie de pequeños huecos cilíndricos que dan, bajo la presión de una prensa, la figura deseada al tirulo que en cada uno de ellos se deposita.

Orearse: prnl. Respecto de las hojas de tabaco que han pasado por el proceso de la moja, secarse, al aire libre o en secaderos bajo techo, lo suficiente como para adquirir el grado justo de humedad necesaria para la idónea elaboración del cigarro.

Oreo: m. Acción y efecto de orearse el tabaco.

Paca: f. Fardo de tabaco.

Pajizo, za: adj. Dícese del tabaco malo y reseco.

Palillo: m. Vena central de la hoja de tabaco.

Panetela: f. Cigarro largo y fino.

Partida: f. Conjunto de torcedores que trabajan en una misma mesa grande.

Pasmarse: prnl. Enfriarse antes de tiempo el tabaco caliente del pilón, cuando se saca prematuramente, con lo que las hojas llegan a perder consistencia y elasticidad.

Pelo de oro: m. Tipo de tabaco antillano de color dorado que antiguamente se importaba a Canarias, incluso en semilla, desde las Antillas.

Perilla: f. Extremo del cigarro puro por donde se fuma.// avellanada. La que tiene una forma algo plana y está rematada con un pedacito de otra hoja de tabaco distinta a la que ha servido de capa para el puro.// chata. Plana.// de corazón. La que tiene forma semiesférica y, al igual que la avellanada, está rematada con un pedacito de otra hoja.// de medio rabo. La que, en su extremo, presenta un pequeño montículo de tabaco, de la misma capa del puro.// de rabo de cochino o de rabito. La que, en su extremo, presenta un rabillo de tabaco no cortado, de la misma capa del puro, hecho por el purero con la presión de los dedos índice y pulgar.

Petaca: f. Estuche que se usa para llevar cigarros o tabaco picado.

Continúa...

Anelio Rodríguez Concepción