Los
juegos aborígenes canarios.
Antes
de la llegada de los conquistadores, la cultura aborigen canaria
poseía, con alguna excepción, unos juegos estrechamente vinculados
a aspectos funcionales. Siempre se trata de juegos simples, ya que no
se conocen juegos de organización colectiva.
Es
importante situar la cultura aborigen canaria en su contexto cultural
y en un nivel de evolución que nos permita comprender el porqué de
sus juegos. En primer lugar, hemos de apuntar que la cultura aborigen
canaria se relaciona con una cultura norteafricana de tipo bereber,
que no se asocia a un momento histórico único sino a diversas
oleadas que supusieron una recepción tardía de manifestaciones
mediterráneas y atlánticas.
Se
puede sugerir la hipótesis de que los aborígenes poseyeron juegos
propios en este período histórico poco influidos por juegos
pertenecientes a otras culturas. Téngase en cuenta que no tenemos
información acerca del aspecto lúdico de las actividades realizadas
por los aborígenes, por lo que hemos de comprender el carácter
universal del juego en las culturas; o lo que es lo mismo: todas las
culturas juegan. En cuanto a la
difusión de juegos foráneos, consideramos que se hubiera necesitado
no sólo el contacto cultural, del que ya existe conocimiento en la
Antigüedad y en la Baja Edad Media, sino también el asentamiento de
otros grupos en nuestras islas, lo cual no sucedió hasta comienzos
del siglo XV.
La
complejidad del mapa de nuestros juegos aumenta con la llegada en
1402 de Jean de Bethencourt, barón normando al servicio de Juan de Castilla. Con él se inicia la conquista de las Islas, que concluyó
en 1496. Este hecho supone el comienzo de la entrada paulatina de
otros pobladores, primero de los normandos e inmediatamente de los
castellanos. El flujo de pobladores peninsulares fue una constante,
frenada solamente por el descubrimiento de América.
Los
juegos que practicaba la cultura aborigen han llegado a nosotros a
través de diversas fuentes, muchas veces presentadas en forma de
breves referencias que, en la mayoría de los casos, nos ofrecen una
información muy limitada.
Desde
el punto de vista del concepto «juego», es necesario precisar que
barajamos una idea genérica de juego, en la que incluiremos tanto
las «actividades físicas», imposibles de desligar en los primeros
grados de evolución cultural de muchas prácticas funcionales, como
las prácticas lúdicas en sí mismas.
Los
juegos de los aborígenes canarios eran de participación individual
y de enfrentamiento con un oponente. Es un punto de gran interés
comprobar que no existieron juegos de carácter colectivo, lo que
podemos explicar porque los juegos motores de estrategia se
relacionan más con culturas de mayor complejidad en su organización
social.
El
grupo de juegos que consideraremos en este apartado son los
siguientes: lucha, juego del palo, lanzamiento y esquiva de piedras,
pulseo de piedra, salto del pastor, y salto de vara. No incluiremos
en esta ocasión otras actividades físicas, de las que no existe
evidencia de que hubieran podido ser juegos, como ocurre con los
casos de la ascensión de maderos y troncos a riscos, el nado, y la
carrera.
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