martes, 25 de febrero de 2014

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LOS VIAJES DE LA FRAGATA DE GUERRA ALCESTE DE LA MARINA FRANCESA POR CANARIAS, 1881-1883 (I)


INTRODUCCIÓN.

La excelente disposición del Archipiélago Canario en el Océano Atlántico, junto a las costas africanas y en el recorrido de los vientos alisios, lo convirtió en objetivo geoestratégico de las potencias europeas desde antes de su conquista por la Corona de Castilla durante el siglo XV. La escala, casi obligatoria, de las Islas en el camino hacia el Nuevo Mundo hizo que sus puertos ganaran en importancia y que muchos extranjeros encontrasen refugio en sus costas, e incluso un nuevo hogar en las mismas. Pero sería en el siglo XIX cuando los puertos canarios viesen la arribada de las más variadas enseñas europeas (1). La citada centuria marcó una importante crisis económica insular derivada de la pérdida del comercio con América tras la independencia de las antiguas colonias hispanas, pero fue al mismo tiempo el momento en el que Canarias entró en la órbita de la expansión colonial europea por la totalidad del globo terráqueo. La situación de las Islas hizo que las naciones europeas las encontrasen propicias como puertos de abastecimiento de sus buques, especialmente de aquellos que realizan la travesía hacia sus colonias africanas o asiáticas. Así se crearon empresas internacionales y se asentaron poblaciones y costumbres venidas del Viejo Continente (2). Todo ello fue posible gracias a una política más aperturista, especialmente con la Ley de Puertos Francos de 1852, que hizo de Canarias un puerto seguro y económico.

Entre los países que más prodigaron sus buques en las costas insulares destacaron las grandes potencias coloniales, es decir, Alemania, Reino Unido y Francia. El origen, función y objetivos de los viajes que tuvieron escala en los puertos canarios son diversos y variados. La expansión europea perseguía fines económicos, pero junto a éstos llegaron los científicos (geográficos, botánicos, zoológicos, etnográficos, sociológicos, artísticos, etc.), algunos de los cuales hicieron de las Islas algo más que una simple escala de paso.

El paso de los franceses fue común a lo largo de la centuria, aunque su impacto en la sociedad insular parece haber sido menor que la de anglosajones o germanos, sus estudios sobre el isleño y su hábitat superan a éstos. La presencia de los nacidos en el país galo, ya sea como residentes en Canarias o simplemente de paso, ha sido y es objeto de investigación de diferentes publicaciones (3).

El presente estudio no pretende incidir en la importancia crucial de los europeos en la sociedad canaria novecentista, algo ya trabajado por diferentes especialistas, sino mostrar, a través de un viaje de la marina francesa, la regularidad con la que estos viajes eran llevados a cabo, la importancia de las Islas en el recorrido europeo hacia sus colonias, así como el interés del insular por acoger de la forma más grata posible a aquel venido de Europa, representante entonces de las principales potencias mundiales.

(1) El puerto principal durante el siglo XIX fue el de Santa Cruz de Tenerife, donde se ubicaba la Aduana. Este puerto, el de la capital de la Provincia de Canarias, fue durante la citada centuria el único de primera clase con que contó Canarias, por lo que casi monopolizó la arribada de buques extranjeros a las Islas. Para más información sobre la historia de la ciudad y puerto de Santa Cruz de Tenerife, véase Cioranescu, Alejandro: Historia de Santa Cruz de Tenerife. Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1979.

(2) La impronta de estos europeos en las Islas ha quedado patente tanto en las costumbres, habla, arquitectura, etc., y ha sido objeto de estudio de numerosos investigadores. Destaquemos aquellos que reflejan cómo las Islas se convirtieron en escala habitual y punto turístico para los europeos en el XIX, como los de García Pérez, González Lemus, Herrera Piqué o Pico y Corbella entre otros.

(3) Sin poseer una bibliografía tan extensa como la de los británicos, desde los años 80 del pasado siglo se han realizado interesantes investigaciones en este campo, siendo la última aportación la de Armas Núñez, Tania: «De la mer au volcan: La Comarca de Acentejo a través de los relatos de los viajeros franceses de los siglos XVIII y XIX», en V Jornadas de Investigación y Divulgación Histórica Acentejo 2010. Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo, 2011, pp. 107-128. Destacar especialmente la publicación Pico, Berta y Corbella, Dolores (dirs.): Viajeros franceses a las Islas Canarias. Instituto de Estudios Canarios, San Cristóbal de La Laguna, 2000.

LA TRAVESÍA.

El 18 de octubre de 1881 en Brest se daba orden al almirante Jules Marie Armand Caveler de Cuverville (1834-1912) de comandar una pequeña flota de tres fragatas de guerra, a cuya cabeza se encontraría su buque, el Alceste (4). La citada escuadra se componía principalmente de aprendices de la marina nacional, que serían examinados durante la travesía, y cuya misión era la de prepararlos para el servicio: «Instruire les hommes qui nous sont confiés, les préparer pour le service de notre flotte» (5). Tan solo citan los documentos el nombre de otro de los oficiales al mando de una de las fragatas, el comandante Périer d’Hauterive.

Estas primeras instrucciones muestran una hoja de ruta con salida de Brest hacia el puerto de Santa Cruz de Tenerife, y de allí a la isla de San Vicente en Cabo Verde, de donde se partiría a Dakar u otras zonas de la costa africana, regresando los primeros días de marzo de 1882. La primera escala se llevaría a cabo en la rada de Santa Cruz de Tenerife. Allí debía esperar a la llegada de un oficial superior, y de no ser así las órdenes llegarían en el buque La Favorite. Del citado puerto zarparía hacia la isla de San Vicente, donde recibiría nuevas órdenes a través de telégrafo (6).

El 12 de enero de 1882 la flota recibe, en la isla de San Vicente, las órdenes de partir directamente al puerto de Brest, debiendo hacerlo el siguiente viernes por la mañana.

La diversa correspondencia de De Cuverville, mucha de ella realizada en las Islas, y que se mostrará a continuación, nos habla de una nueva misión sin especificar en Canarias. A pesar de ello este nuevo cometido, como podrá comprobarse, tiene un cariz más científico y comercial que el anterior. El almirante realizó estancias con su buque el Alceste tanto en Tenerife como en Gran Canaria, donde parece haberse relacionado socialmente en las dos citadas urbes. Las cartas manuscritas custodiadas en el Castillo de Vincennes relacionadas con el almirante en estudio muestran que residió en nuestras islas entre los meses de abril a junio de 1883, siendo la primera la enviada por la Capitanía General de Canarias a 25 de abril, y la última la del Consulado de Francia en Santa Cruz de Tenerife a 2 de junio del mismo año. Aunque las mismas no dejan claros los datos de la llegada del oficial francés ni su partida, tan solo podemos aseverar que se encontraba en Gran Canaria el 30 de abril, desde donde partió hacia Tenerife el 3 de mayo, donde tenemos noticias suyas hasta el 2 de junio.

(4) Los datos a los que hace referencia este estudio pertenecen al archivo personal del almirante Caveler de Cuverville, actualmente en el archivo del Service Historique de la Défense, a partir de ahora SHD, sitio Castillo de Vincennes, bajo la signatura Marina. Fondos Privados 190 GG². Jules Marie Armand Caveler de Cuverville nace en 1834 en Allineuc (Côtes du Nord). Entra en la Escuela Naval en 1850. Fue agregado naval en Londres, miembro del Consejo de Trabajo, jefe de División Naval del Atlántico Sur, Norte, gobernador de Kotonu, prefecto marítimo de Cherbourg, jefe de las escuadras del Mediterráneo, inspector general de la Marina y finalmente en 1899 jefe del Estado Mayor de la Marina. Tras ello realiza una carrera política, siendo elegido como diputado por Finistère en 1901 y 1903, manteniendo su mandato hasta las elecciones de 1912. Para más información, véase Martinant de Préneuf, Jean: «L’almiral de Cuverville, un almiral Chrétien entré en politique (1890-1912)», en Militaires en République, 1870-1962. Les officiers, le pouvoir et la vie publique en France. Presses universitaires de la Sorbonne, París, 1999, pp. 123-141.

(5) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta con instrucciones del 18 de octubre de 1881. sf.

(6) Ibidem.

INFORMACIONES SOBRE LAS ISLAS CANARIAS.

A pesar de las normales relaciones entre Francia y España a finales del diecinueve, todo barco de la Marina parece llevar a cabo diversos estudios de aquellos puertos extranjeros que transita. No es de extrañar además que siendo ésta una escuadra de aprendizaje, los alumnos-marineros efectuasen trabajos prácticos, especialmente de recogida de datos de aquellos puertos que transitaban. En el caso de la flota de aprendizaje comandada por Caveler de Cuverville en relación al Archipiélago Canario, éstos llevan a cabo una relación de los buques de correo que reciben los puertos de Tenerife y Gran Canaria. Los puertos de origen y destino de los citados barcos son Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Liverpool, Cádiz, Marsella y los transportes de la Compañía de Cargadores Reunidos.

Estos simples datos, listados de buques de correo, que se muestran traducidos al final del presente estudio, son un claro ejemplo de la relación y el interés de Europa por Canarias. Por un lado muestran la regularidad con la que los navíos europeos llegaban a las costas insulares, y por otro es especial esta regularidad al tratarse de buques de correo. El correo es quizá el mejor exponente de la relación, comercial y personal, de las Islas con el continente. La asiduidad y las tan concretas fechas de entrada y salida de estos buques nos hablan de la gran correspondencia y del alto número de habitantes europeos que residirían en el Archipiélago. Se muestran en estos listados especialmente la relación con España a través del Puerto de Cádiz, con Francia a través del de Marsella y con el Reino Unido por el de Liverpool. Todo ello demuestra el tan comentado espíritu europeo y cosmopolita canario del siglo XIX, contando con un igual o mayor contacto con las potencias europeas que con su metrópolis.

LOS ACTOS SOCIALES.

La presencia de oficiales de alta graduación en los puertos canarios, y por tanto en sus ciudades, era considerada como un prestigio. El oficial era visto como un alto representante de su país, por lo que la sociedad canaria se enorgullecía de la asistencia de éstos en los actos, especialmente sociales y culturales, de la misma.

El diecinueve fue pródigo en las Islas en la fundación de asociaciones de carácter cultural, especialmente musicales, que intentaban emular y hacerse eco de los avances en erudición europeos. Así los actos culturales eran regulares en las ciudades, en las mismas en las que atracaban los buques extranjeros. Fueron invitados y asistieron a éstos los oficiales de los diferentes países cuyos buques se encontraban anclados en sus puertos, así como los cuerpos diplomáticos.

Por ello De Cuverville fue requerido a diferentes actos en las dos citadas ciudades canarias, sin que tengamos constancia de su presencia. El 30 de abril de 1883 es invitado en Las Palmas a la velada lírico-musical organizada por El Porvenir, Casino Literario y de Recreo (7). Era en esos momentos su presidente Francisco de Quintana y León. La invitación se hizo extensiva a los Sres. oficiales de la fragata «Alceste» a la velada literario musical que tendrá efecto, á las 8 de esta noche, en el Teatro Cairasco (8).

Similar fue la invitación, para todos los componentes de la oficialidad de la fragata, recibida el 18 de mayo del mismo año de Eduardo Bethencourt, como presidente de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia de Santa Cruz de Tenerife, al concierto que la citada sociedad llevó a cabo el día siguiente:

Tengo el honor de invitar a VS y demás oficiales del buque de su digno mando al concierto que esta Sociedad celebrará en la noche de mañana, por si tienen á bien (9).

Sin embargo el acto más importante del que recibió invitación el oficial galo fue la que demandaba su presencia en los actos que conmemoraban los 400 años de la conquista de la isla de Gran Canaria, por parte del Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas. La invitación enviada el 28 de abril de 1883, extensiva al cuerpo de la oficialidad de la fragata, pretendía que participasen en los actos de tres días diferentes: Para celebrar el aniversario de la incorporación de esta isla á la Nación Española [...] se sirva concurrir al efecto, con la referida oficialidad al Palacio Municipal á las ocho y media del día de mañana, á las doce del siguiente y a la una de la tarde del martes próximo (10). Al citado documento se le adjuntó el programa de los festejos, que muestra cuáles, de entre los diferentes actos, son los que el ayuntamiento tenía interés por contar con la oficialidad francesa. El primero de ellos es la procesión del pendón de la conquista, a la que acudirían las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, así como los miembros consulares. El día 30 el acto reseñado era el de la entrega de premios en la Plaza de Santa Ana a los alumnos de las escuelas públicas, mientras el 1 de mayo la sesión se celebró en las instalaciones del Museo Canario, celebrando el aniversario de su instalación en los salones del Palacio Municipal.

Debió participar De Cuverville en los actos, al menos en los del 400 aniversario de la conquista, ya que éste pidió a la Agencia Consular de Francia en Las Palmas los periódicos que se hicieron eco de las noticias de las fiestas (11).

(7) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Invitación a los oficiales de la Fragata el Alceste por parte de El Porvenir a 30 de abril de 1883. sf.

(8) Ibidem.

(9) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Invitación a los oficiales del la Fragata el Alceste por parte de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia de Santa Cruz de Tenerife a 18 de mayo de 1883. sf.

(10) SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Invitación a los oficiales de la Fragata el Alceste por parte del Excmo. Ayto. de Las Palmas a 28 de abril de 1883. sf.

(11) Ello aparece indicado en la carta de la Agencia Consular de Francia en Las Palmas del día antes de su partida a Tenerife. En ella se muestra cómo el almirante pidió los periódicos de la isla que se hicieran eco de las fiestas. La agencia consular dice no tenerlos aún, pero que se los enviará lo antes posible a Tenerife. SHD. Marina. Fondos Privados 190 GG². Carta de la Agencia Consular de Francia en Las Palmas a 3 de mayo 1883. sf. J’usqua present il n’y a pas paru aucun journal s’occupant des fétes, aussitot que je les aurai je vous les envoyerai à Teneriffe.



Jonás Armas Núñez

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