EL PRIMITIVO POBLAMIENTO HUMANO DE CANARIAS EN LA OBRA DE DOMINIK JOSEF WÖLFEL: LA PREHISTORIA INSULAR COMO «CULTURA MARGINAL O DE FRONTERA» (I)
1. INTRODUCCIÓN.
El análisis del primitivo poblamiento humano de Canarias a partir de las Fuentes etnohistóricas, de la Historiografía y de la Arqueología, nos ha llevado a estudiar, entre otros autores, a Dominik Josef Wölfel, un investigador estrechamente vinculado al estudio del mundo indígena canario y sobradamente conocido en el seno de la comunidad científica canaria (1). No obstante, a pesar de esta realidad, lo cierto es que la contribución del etnólogo austriaco al estudio de la primera colonización insular había pasado desapercibida hasta la fecha, prestándosele básicamente atención a su legado filológico como berberólogo y, especialmente, a su obra cumbre, los Monumenta Linguae Canariae (Alayón, 1989 y Alayón & Castillo, 1996). Conscientes de este vacío, en el presente artículo pretendemos sacar a relucir cuál fue su aportación al estudio de la primitiva colonización insular y cuál fue el eco que tuvieron sus trabajos en el contexto científico inmediato a él, teniendo en cuenta para ello el marco teórico que dio sentido a sus investigaciones, así como el conocimiento científico en que Wölfel basó sus postulados. No obstante, antes de adentrarnos en el análisis de estos aspectos consideramos oportuno abordar la biografía del etnólogo austriaco, incidiendo en la relación científica que entabló con las islas, pues a pesar de que —como tendremos ocasión de reflejar— ya se ha tratado su figura en más de una ocasión, lo cierto es que se ha menospreciado, cuando no obviado, la incidencia que tuvieron sobre sus trabajos el contexto social en que se movió, su concepción de la prehistoria y sus relaciones con el antropólogo alemán Eugen Fischer.
(1) El referido estudio acerca de la primitiva colonización insular forma parte de la tesis doctoral Ab initio. La teorización sobre el primitivo poblamiento humano de Canarias. Fuentes etnohistóricas, Historiografía y Arqueología (1342-1969), realizada por A. José Farrujia de la Rosa bajo la dirección de Mª. del Carmen del Arco Aguilar.
2. DOMINIK JOSEF WÖLFEL: UN BOSQUEJO BIOGRÁFICO.
Una de las figuras extranjeras vinculadas con el ámbito académico alemán y preocupada por el estudio del primitivo poblamiento de las islas fue el berberólogo austriaco Dominik Josef Wölfel (Viena, 1888-1963) (2), quien, según Fischer (1963:55) y Serra (1963:59), fue un católico profundamente religioso. Su afición desde joven por el estudio de las lenguas extranjeras y la etnología, le llevaría a estudiar en la Universidad de Viena la especialidad de Etnología y Antropología a partir de 1919.
(2) Los datos biográficos de Wölfel proceden de los artículos que le dedican Lorenzo-Cáceres (1933:3), Eugen Fischer (1963), Elías Serra (1963), Carmen Díaz (1989) y esta última autora junto a Javier Castillo (1996); de la Introducción y de la reseña biográfica que le tributan Julio Cuenca y Ferdinand Anders, respectivamente, en la edición del Monumenta Linguae Canariae que aquí manejamos (Wölfel, 1996 [1965]: pp. 13-33); de otros trabajos en donde se le dedican algunas líneas (Régulo, 1968 y Martín de Guzmán, 1984:25-27) y de algunos artículos debidos a la pluma del propio Wölfel.
Una vez licenciado, Wölfel presentaba en 1925 su tesis doctoral centrada en el estudio de la trepanación, y ya en 1926 pasaba a trabajar en el Museo Etnográfico de Viena, en principio como ayudante, para acabar convirtiéndose en su conservador. En 1939, sin embargo, se vería obligado a abandonar el museo por motivos políticos (3).
(3) No perdamos de vista que es en 1938 cuando se produce la anexión de Austria por el III Reich. El propio Wölfel llegaría a señalar en uno de sus trabajos, de hecho, que durante el régimen nazi el Sr. Otto Huth quiso requisarme mi material canario de investigación, amenazándome incluso con el aparato represivo del régimen (Wölfel, 1958:12). En relación con esta persecución política, tampoco perdamos de vista, tal y como tendremos ocasión de volver a señalar, que el abuelo de la mujer de Wölfel era judío. No obstante, es preciso resaltar que a pesar de sus problemas con el nazismo —y tal y como tendremos ocasión de reflejar—, Wölfel fue un racista convencido y un firme defensor de la superioridad de la raza nórdica.
Su relación con los estudios canarios se retrotrae a 1920, pues fue precisamente en ese año cuando Wölfel logró de un americano, un tal Homer H. Kidder, la ayuda para sus proyectos de investigación canaria. No obstante, antes de comenzar su labor, Kidder le retiró la ayuda tras haber sufrido pérdidas económicas, argumentando que el trabajo de su compatriota Hooton (1970 [1925]) ya daba la solución a los problemas canarios. Con posterioridad a este contratiempo, concretamente en 1928, Wölfel entra en contacto con el antropólogo alemán Eugen Fischer (Karlsruhe, 1874; Friburgo de Brisgovia, 1967), a quien conoce con motivo de una conferencia que éste impartía en la sociedad Wiener Anthropologische Gesellschaft. Fischer, en aquella ocasión, disertaba sobre la pervivencia de la raza europea de CroMagnon entre la población viva del Archipiélago Canario, tema al que había dedicado diversos trabajos tras su estancia en las islas (Fischer, 1926, 1930 y 1949) y que suscitó interés en Wölfel, quien por esas fechas ya había intentado proceder al estudio del mundo indígena canario y se preguntaba, al igual que otros muchos investigadores, sobre el origen de las lenguas indoeuropeas y, en consecuencia, sobre la cuna y naturaleza de los pueblos que llevaron a buena parte de Europa una nueva civilización en torno al VI milenio a.n.e. No perdamos de vista que la concepción de las Canarias como un reducto o Archipiélago aislado en donde aún estaba representada la raza de Cromagnon, que se consideraba extinta al menos en Europa, sería la principal causa que llevaría a Wölfel a interesarse por el estudio de la realidad indígena canaria. De hecho, en uno de sus primeros trabajos él mismo llegaría a señalar al respecto, en un castellano un tanto rudimentario y reflejando estar profundamente imbuido por la producción científica decimonónica relativa a Canarias, así como por los trabajos antropológicos de Fischer, que:
Al [hasta el] período de la conquista, los indígenas vivieron en plena edad de la piedra; ellos pertenecieron a la raza más antigua del homo sapiens y por consiguiente ellos tuvieron que haber vivido por miles de años más o menos aislados. Así ellos nos preservaron en su exterior, en sus lenguas y costumbres, documentos auténticos de una época de la cual en otras partes no quedó más que unas calaveras y huesos y lo poco de sus utensilios que por ser de un material más duradero podía conservarse dentro del suelo. En vez de tener solamente los huesos de una raza prehistórica, teníamos además su carne, sangre y hasta su mente y sus ideas, y acaso su mismo idioma [Wölfel, 1932c:3 y 1932e:1].
En relación con esta concepción de Wölfel acerca de los indígenas canarios, es también importante la influencia que sobre él ejercieron los trabajos de Fritz Paudler, pues este profesor vienés había insistido en la supervivencia de la raza de Cro-Magnon en Canarias y en otras partes del mundo euro-africano en su obra Die hellfarbigen Rassen und ihre Sprachtämme, Kulturen und Urheimaten (1924). Fritz Kern (1884-1950), por entonces catedrático de Historia en la Universidad de Bonn, sería otro de los autores que también influiría en Wölfel en este mismo sentido, pues en su obra Stummbaum und Artbild der Deutschen und ihrer Verwandten (1927) se encargaría de divulgar entre el público alemán el «nuevo descubrimiento» de la supervivencia de la raza de Cro-Magnon. El propio Wölfel llegaría a explicitar la incidencia que sobre él tuvieron las ideas vertidas por estos dos autores (Wölfel, 1932c:3; 1932e:1 y 1942a:103). Fischer (1963:52), por su parte, apunta que Wölfel le había comentado lo conveniente que sería investigar, a tenor de estos resultados antropológicos, la cultura material y espiritual de aquella civilización ancestral recluida en Canarias, con vistas a indagar su origen, idioma, religión y estado social.
A tenor del interés mostrado por Wölfel hacia el mundo canario y como resultado del primer encuentro entre Fischer y Wölfel, el antropólogo alemán pondría al etnólogo austriaco en contacto con Diedrich Westermann (1875-1956), etnólogo y profesor de lenguas africanas en la Universidad de Berlín y uno de los más prestigiosos africanistas del momento, quien se acabaría encargando finalmente de la formación de Wölfel (4). Fischer, asimismo, le sugeriría al joven etnólogo austriaco que elaborase un plan de trabajo con objeto de poner en marcha un proyecto de investigación conjunto, enfocado al estudio de la cultura material y espiritual de las antiguas poblaciones de las Islas Canarias. Wölfel propuso entonces (1930a; 1932a) —a partir de un esquema culturalista y occidental— centrar su investigación, en una primera fase, en un rastreo minucioso de los archivos españoles, portugueses y del Vaticano, porque intuía que los problemas canarios debían abordarse desde una perspectiva histórica. Se trataba de buscar todo el material ya existente en sus fuentes primarias y proceder partiendo de la base de que, con toda seguridad, tenía que existir mucha más documentación de la hasta entonces conocida. Según expondría (Wölfel, 1930a:713; 1932a:27; 1932c:3 y 1932e:1-2) (5), «sólo obtendremos de las fuentes escritas una historia segura y definitiva del descubrimiento, conquista y colonización de las islas, si agrupamos debidamente estas fuentes con todos sus detalles». Acto seguido, Wölfel consideraba que el aspecto étnico debía ser abordado paralelamente al cultural o arqueológico, cuyo planteamiento debía de ir estrechamente ligado a la clarificación de la cuestión lingüística (Wölfel, 1940-41).
(4) Tal y como apunta el propio Wölfel (1932d:2 y 1996 [1965]:36), «con un trabajo diario de más de doce horas durante tres meses de una preparación, de otros tres meses recibiendo lecciones particulares del profesor Westermann de Berlín, logré al menos los fundamentos de ese conocimiento [alude al bereber] y ya da fruto el estudio».
(5) En 1993 la revista Almogaren publicaría el artículo de Wölfel «Sind die Urbewohner der Kanaren ausgestorben?», recogido originalmente en Zeitschrift für Ethnologie (Wölfel, 1932c).
Las supuestas relaciones pretéritas existentes entre Europa y las Canarias llevarían al propio Wölfel a sostener que «se puede esperar que la solución del problema canario dé a luz a problemas científicos más vastos» (1932a:25), de ahí que luego no dudara en titular de la siguiente manera la obra que perseguía publicar sobre el mundo indígena canario, pero que nunca vería finalmente la luz: Las Antigüedades Canarias y la «Cultura Occidental». Problemas de la protohistoria de la Europa Occidental y del África septentrional a la luz de hechos nuevos. En el índice, Wölfel plantearía el estudio de las razas Dinárica, Armenoide y Alpina (raza aria o indoeuropea) en conexión con Canarias; y acto seguido, al abordar las primitivas relaciones entre Canarias, África, el Mediterráneo y la Europa Occidental, dedicaría especial atención al estudio de los paralelos del Egipto y Creta antiguos, y, obviamente, al estudio de los paralelos Célticos e Itálicos y al de los paralelos Germánicos (Wölfel, 1940-41:359-360).
La estructuración y claridad con que Wölfel esbozó y articuló este plan de trabajo es fiel reflejo de algo que ya hemos comentado con anterioridad: el etnólogo austriaco venía trabajando en el asunto desde 1920. El propio Fischer señalaría al respecto, tras conocer el plan de Wölfel, que «contenía una proposición muy bien meditada. [...] Me asombré de la variedad y profundidad de los conocimientos que había logrado asimilar con medios tan limitados» (Fischer, 1963:52). No obstante, a pesar de las palabras del antropólogo alemán, tampoco perdamos de vista, en relación con las líneas directrices del proyecto de Wölfel, que el propio Fischer había recalado por las islas siguiéndole la pista a la raza aria o indoeuropea, y que llegaría a sostener la existencia de relaciones manifiestas entre el idioma de los antiguos canarios y los idiomas europeos, especialmente los idiomas indogermánicos. Y lo que es más importante: Fischer llegaría incluso a ejercer una tutela sobre Wölfel en los momentos iniciales de la investigación, pues el antropólogo alemán reconoció haber planeado junto a Wölfel los trabajos a emprender (Fischer, 1963:52), realidad ésta de la que también se hicieron eco en su momento el propio Wölfel (1930a:723 y 1932b:104) y Pedro García Cabrera (1932:2) o Andrés de LorenzoCáceres (1933:3).
El proyecto de Wölfel, en definitiva, acabaría obteniendo, gracias a la mediación de Eugen Fischer (6), el apoyo inmediato del Notgemeinschaft der Deutschen Wissenschaften, que le concedió una beca de investigación. El etnólogo austriaco, por tanto, recalaría por las islas becado por la misma institución que había financiado los trabajos de Fischer. Su investigación, en este sentido, debe relacionarse con las misiones científicas planificadas y utilizadas por el poder político alemán para favorecer, apoyar y atender los objetivos de la política exterior (Petricioli, 2000:25).
(6) Según apunta Fischer (1963:52), «expuse verbalmente el proyecto en el seno del Notgemeinschaft der Deutschen Wissenschaften y recomendé personalmente al joven investigador».
Una vez aprobado su proyecto, Wölfel se centraría, a partir de enero de 1930, en la búsqueda de datos en los fondos documentales de Roma (Archivo de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, Archivo del Vaticano y Archivo de la Embajada de España) (7), España (Archivo de la Corona de Aragón, Biblioteca Nacional, Archivo Histórico Nacional, Archivo de Simancas y Archivo General de Indias) y Portugal (Biblioteca y Archivo de la Universidad de Coimbra y fondos de Lisboa). Será precisamente en el archivo de Coimbra donde encontrará el manuscrito de la obra de Leonardo Torriani, que publica traducido al alemán con el título Die Kanarische Inseln und ihre Urbewohner, eine unbekannte Bilderhandschrift vom Jahre 1590, im italienischen Urtext und in deutscher Übersetzung herausgegeben von Dr. Dominik Josef Wölfel (1940). Todo el material recopilado (fotocopias, microfilmes, manuscritos, primeras ediciones de fuentes, etc.) pasaría al Archivum Canarium, fundado por Wölfel en Viena y depositado actualmente, según Díaz Alayón y Javier Castillo (1996:181), en el Departamento de Africanística de la Universidad de Viena (8). No obstante, a pesar del éxito cosechado con sus pesquisas documentales, el propio Wölfel llegaría a reconocer (1930a:715 y 1932a:29) que «cierto es que no tuve la suerte de dar con el tan deseado texto lingüístico que arrojara luz definitiva en los problemas que nos ocupan».
(7) Wölfel llegó a referirse al hallazgo de una Historia de las Islas Canarias, obra de un tal Dámaso Quezada y Chaves, manuscrita en dos ejemplares (uno de ellos en dos tomos) y conservada en el Archivo de la Embajada de España en el Vaticano. Según apuntó al describir su contenido, «el valor de esta obra inédita radica principalmente en el uso de documentos curiales y de fuentes poco conocidas, cosa que no debe sorprender en el siglo XVII, cuando se disponía de materiales hoy inasequibles» (Wölfel, 1930a:716 y 1932b:102). Esta fuente documental, a pesar de su valía, sigue inédita hoy en día.
(8) A pesar de que tal archivo se conserva hoy en Viena, cabe señalar que los nazis, con el pretexto de que la Sra. Wölfel había tenido un abuelo judío, quisieron apoderarse de tal fondo documental. No obstante, gracias a la mediación de Fischer se pudo demostrar que las investigaciones de Wölfel habían sido costeadas por el Notgemeinschaft der Deutschen Wissenschaften, al que, en consecuencia, pertenecía todo el material. Fischer pudo así llevárselo a Berlín y una vez terminada la guerra, devolvérselo a su dueño (Fischer, 1963:55 y 1967:154; Régulo, 1968:185). A partir de entonces, el archivo se depositó, hasta principios de los sesenta, en el Arqueologisches Institut de la Universidad de Kiel (Alemania) (Fischer, 1963:55). Con posterioridad, y de acuerdo con la información de Díaz y Castillo, habría pasado a la Universidad de Viena.
A finales de 1932, concretamente el 8 de diciembre, Wölfel visitaba por vez primera el Archipiélago Canario. Por entonces, el etnólogo y lingüista ya había publicado diversos trabajos suyos sobre las islas, fruto de sus pesquisas documentales (Wölfel, 1930a; 1930b; 1930c; 1930d; 1931a y 1931b) (9). Durante esta primera estancia entra en contacto con el Museo Canario y con la Universidad de La Laguna, donde imparte numerosas conferencias (Wölfel, 1932c; 1932d; 1932e; 1933a y 1933b) (10) y cursos como profesor auxiliar. Esta actividad docente la alternará con la redacción y publicación de nuevos trabajos sobre las islas (Wölfel, 1934a; 1934b y 1934c); así como con el conocimiento directo de la cultura material indígena, para lo cual procede a estudiar los fondos por entonces conservados en el Museo Canario y a visitar diversos yacimientos arqueológicos, tarea ésta que nos ocuparemos de analizar en el próximo apartado. Toda esta labor fue vista con muy buenos ojos por sus contemporáneos pues, al fin y al cabo, permitía «la inserción de Canarias en los procesos de cultura occidental; la incorporación de Canarias a la actual ciencia europea» (García Cabrera, 1932:2). No obstante, este trabajo se vería interrumpido por la II Guerra Mundial debido a la incomunicación derivada de la ocupación nazi de Austria, realidad ésta que tampoco le permitiría a Wölfel ejercer como catedrático en la Universidad de La Laguna, cargo para el que había sido nombrado en 1941.
(9) Dos de estos trabajos (1930b y 1930d) aparecerían luego incluidos en sus Estudios Canarios (1980), una obra en donde se recopilaron igualmente otros artículos escritos en castellano por el autor (Wölfel, 1933c, 1953a y 1958). El informe acerca de su viaje a los archivos de Roma y España, publicado en Anthropos (1930a), aparecería traducido al castellano en la Revista de Historia (1932a y 1932b). La redacción de la revista El Museo Canario, por su parte, publicaría diversas reseñas de los trabajos escritos por Wölfel con anterioridad a 1933 (Redacción, 1933a, 1933b, 1933c, 1933d, 1933e, 1933f y 1933g).
(10) La primera de estas conferencias que aquí citamos se celebra en la sala de la Mancomunidad Provincial de Santa Cruz de Tenerife y en un acto organizado por Gaceta de Arte. La comunicación aparecería recogida, en dos entregas, en el periódico santacrucero Hoy (1932c y 1932d) y en el número 112 de la revista científica La Medicina Canaria (1932e), editada en Santa Cruz de Tenerife. Pedro García Cabrera, por su parte, se haría eco de tal comunicación en el diario santacrucero La Prensa (García Cabrera, 1932). La otra conferencia tendría lugar en el Ateneo de La Laguna, con ocasión del acto público inaugural del Instituto de Estudios Canarios, y aparecería recogida en el diario santacrucero La Prensa (Wölfel, 1933a y 1933b).
Una vez finalizada la guerra y liberada Austria, y tras concedérsele en 1945 la venia docente en la Universidad de Viena, Wölfel pasaría a ejercer como profesor de Etnografía, Lingüística aplicada y Lenguas africanas, reanudando también ese mismo año sus servicios en el Museo Etnográfico de Viena. Una grave afección cardiaca le obligaría, sin embargo, a jubilarse anticipadamente en 1953, año en que efectuó su segunda visita a las islas, concretamente durante los meses de marzo y mayo, aprovechando un viaje a Marruecos invitado por el Institut des Hautes Études Marocaines de Rabat. En esta segunda etapa en las islas publica nuevos trabajos sobre Canarias (Wölfel, 1952 y 1953b) y, a partir de ese año, se centra en acabar de preparar los Monumenta Linguae Canariae, una obra en la que venía trabajando desde 1942 y en la que estudiaba las voces guanches y su transmisión, contando para ello una vez más con la subvención del Notgemeinschaft der Deutschen Wissenschaften. Tras lidiar con su enfermedad cardiaca durante diez años y tras dejar prácticamente acabados los Monumenta, fallecía en Viena a la edad de 75 años. Su labor investigadora en relación con el mundo canario le había permitido acceder como miembro honorario al Instituto de Estudios Canarios (1932) (11) y al Museo Canario (1932). Algunas décadas después, en 1960, y por tanto tres años antes de su fallecimiento, sería condecorado por la Universidad de La Laguna con el título de doctor honoris causa.
(11) El Instituto de Estudios Canarios se funda el 23 de diciembre de 1932, coincidiendo con la primera estancia de Wölfel en Tenerife. La institución, creada con el propósito de investigar y difundir la historia pretérita de las islas, contaría con una comisión organizadora integrada por José Peraza de Ayala (su primer presidente), Manuel González de Aledo (primer contador de la institución), Buenaventura Bonnet (primer bibliotecario-archivero), Francisco Aguilar y Paz, Andrés de Lorenzo-Cáceres, Vidal Torres, María Rosa Alonso (primera secretaria) y Francisco Hernández Borondo, catedrático de Derecho Mercantil y por entonces rector de la Universidad de La Laguna. A propuesta de Peraza de Ayala se nombraría miembro de honor a Wölfel y miembros correspondientes a Eugen Fischer y a Hugo Obermaier, personaje este último sobre el que insistiremos en breve.
Continúa...
A. José Farrujia de la Rosa
Mª. del Carmen del Arco Aguilar
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