El trigo, uno de los alimentos de los grancanarios precoloniales (I)
En el tomo XI de las publicaciones de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas (1), de que soy autor, se recogen las Memorias de las excavaciones que hemos dirigido en la isla de Gran Canaria, desde 1942 a 1944, por especial designación ministerial a propuesta del Ilmo. Sr. Comisario General. En su página 145 y siguientes se habla del importante yacimiento de Hoya del Paso y se recoge en su texto el muy valorativo hallazgo de abundantes granos de trigo dentro de una olla típicamente grancanaria precolonial, material éste que se cita en la relación bastante extensa de objetos, etc. encontrados en esa localidad del Barranco de Guanarteme o de Tamaraceite, en los confines del lugar del Rincón y al pie casi de la Estación de Transradio. Dice así: «Gran cantidad de granos de trigo ennegrecidos, bien porque fueron tostados o por la acción del tiempo. Estos granos aparecieron junto con cenizas y tierra vegetal dentro de media olla de color negro, sumamente tiznada. Estos granos y olla fueron recogidos dentro de una especie de cocina, una de las tres que aparecieron en el yacimiento».
(1) SEBASTIÁN JI.MÉNEZ SÁNCHEZ: Memoria de las excavaciones arqueológicas en la isla de Gran Canaria, del Plan Nacional de 1942-43 y 1944. Publicaciones de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, XI, Madrid, 1946.
Hoy queremos destacar la importancia del hallazgo de estos granos de trigo ante las afirmaciones en pro y en contra de la existencia de este cereal como alimento de los canarios en general y en particular de los grancanarios precoloniales. Nuestro hallazgo prueba elocuente e irrefutablemente la existencia del cultivo del trigo en Gran Canaria y por lo tanto su utilización como alimento. Con ello queda dilucidada una cuestión sumamente debatida.
Este hallazgo, como ya se dice en la Memoria citada anteriormente, tuvo lugar en las ruinas de un poblado aborigen grancanario constituido por casas de planta cruciforme al interior y oval al exterior, de técnica ciclópea, y necrópolis, monumentos éstos reconocidos de manera indubitable como de los aborígenes.
En la remoción de las tierras se puso al descubierto entonces, año de 1944, abundante material cerámico neolítico, de tipología variada, incluso pintaderas; exponentes notables de la industria lítica como morteros, molinos de mano, hachas, bruñidores, etc.; lapas, restos humanos, etc. Todas estas circunstancias y hallazgos prueban asimismo que se trata de un auténtico poblado de primitivos canarios. Por eso el hallazgo de abundantes granos de trigo dentro de una vasija típicamente aborigen es una demostración definitiva de que el isleño grancanario precolonial no sólo cultivó el trigo sino que lo utilizó en sus comidas, bien como harina más o menos perfecta o como rollón en sus viandas de leche, manteca o miel.
A este respecto curioso es recordar hechos en orden a la situación cultural del pueblo canario aborigen en general y lo que algunos y más importantes cronistas e investigadores han dicho, afirmando unos que los canarios conocían el trigo, en tanto otros lo negaban.
Los primeros pobladores de las Canarias podemos situarlos en el neolítico pleno. A ellos siguieron migraciones camíticas del Sáhara que trajeron consigo cerámica semejante a la egipcia, pintaderas, ídolos, agricultura primitiva, matriarcado y otros elementos culturales norteafricanos y mediterráneos, cuya cronología la hacemos llegar al año 3000 antes de Jesucristo. A estos camitas sucedieron los protoguanches, gente de la cultura de las cuevas, venidos también del Norte de África, alrededor del año 2500 antes de Jesucristo. De la fusión de estas dos culturas salió el pueblo guanche y el canario-guanche, que fué el que en cantidad mayoritaria se encontró en las Islas Canarias al iniciarse la conquista.
Las Canarias se arabizaron luego, como se arabizó el Sáhara Occidental o Atlántico por efecto de vecindad. A las Canarias llegó la influencia de Oriente y Asia Menor, de Egipto y Libia... No olvidemos la agricultura de los faraones y los pasajes bíblicos de la época, especialmente el de José, hijo de Jacob. No olvidemos asimismo las antiguas y reiteradas oleadas de pueblos africanos llegados a las Canarias, las relaciones de canarios y guanches precoloniales con los moradores del vecino continente africano y europeo antes del siglo XIV y en este propio siglo. En 1342 cautivos canarios llegaban a Berbería, y a Cataluña en 1352 conducidos por Arnau Roger, como afirma Ibn Jaldúm (2), hechos éstos que nos llevan a admitir la tesis de que si los canarios por ese entonces, cosa imposible, no conocían el trigo, estas relaciones pudiéronles llevar a poseer y a utilizar tan importante cereal, motivo por el que a comienzos del siguiente siglo y a fines del mismo, en ocasión de las exploraciones y conquistas de Juan de Béthencourt y Pedro de Vera, respectivamente, ya hay certeza plena de que los habitantes de las Islas Canarias conocían el trigo. Pero no olvidemos tampoco que Diego de Herrera, señor de Fuerteventura, hizo traer de Berbería, resultado de sus entradas a tierras de moros, una especie de trigo pequeño que por él fué llamado «trigo morisquillo». Todo esto acontecía siglo y medio casi y medio siglo, respectivamente, antes que Gran Canaria fuera conquistada, evangelizada e incorporada a la corona de Castilla. Ese contacto marítimo de canarios y guanches con diversos pueblos mediterráneos y en especial con pueblos bereberes arabizados nos lleva a la conclusión de admitir que esos invasores pudieron aportar el conocimiento del trigo, mejorando así la incipiente agricultura de los aborígenes, y por lo tanto, su simple economía de una marcada base pastoril representada en poblados montaraces organizados cantonalmente, con autoridad patriarcal decisiva. Algunos de los grabados de tipología naviforme que hemos visto en las masas rocosas del barranco del Valle de Balos, dadas a conocer por el Dr. Hernández Benítez (D. Pedro) en la revista «El Museo Canario» (3) y por mí, pueden ser las representaciones de algunos de esos arcaicos navíos mediterráneos que en épocas remotas llegaron a las costas de Gran Canaria trayendo a bordo elementos raciales portadores de otras culturas. No olvidemos que los canarios se acercaban nadando a las naves que llegaban a sus playas. Esto nos lo refieren diversos autores, entre ellos Niccoloso da Recco, recogidos por Chil y Naranjo en sus Estudios Históricos..., tomo I, paginas 259 a 267. Acercamiento lógico y natural por quienes de tarde en tarde solían ver llegar a sus costas a esta clase de navíos, unas veces en plan de paz para obtener intercambios de productos, y otras, las más, en plan de piratería. Lo que decimos de esos interesantísimos grabados naviformes podemos decir también de ciertas inscripciones del mentado Valle de Balos tenidas por númidas por los eruditos en esta clase de estudios.
(2) IBN JALDÚM: Al Muqadima, ed. Quatremère.
(3) PEDRO HERNÁNDEZ BENÍTEZ: Inscripciones y grabados rupestres del Barranco de Balos, en la revista «EI Museo Canario», Nº. 15, año 1945.
No cabe duda que estos pueblos invasores venidos del vecino continente africano trajeron consigo el conocimiento del trigo al igual que trajeron otros varios exponentes de la cultura material y espiritual. Si admitimos la influencia culturológica de los pueblos del continente africano, ¿por qué no hemos de admitir definitivamente la traída del trigo por esos mismos elementos?
El gran desgaste que observamos en los molares de muchos de los cráneos aborígenes, aun de mediana edad, ¿no será debido a esa trituración forzada del rollón —gofio imperfecto— obtenido tanto del trigo como de otros cereales al ser éstos macerados en morteros y molinos de mano?
Hace media docena de años remitimos al ilustre Profesor Dr. Julio Martínez Santa Olalla, Comisario General de Excavaciones Arqueológicas, para su examen, varios fragmentos de las vísceras del aparato digestivo de la momia encontrada en una de las Cuevas de Acusa, en el término municipal de Artenara, que se exhibe en la Sala Nº. 1, Verneau, vitrina central, números V y VI de El Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria. Entregados posteriormente dichos fragmentos de vísceras a un laboratorio especializado en esta clase de investigaciones, dictaminó entonces que los canarios precoloniales comían hasta doce clases de semillas distintas, entre ellas el trigo.
La abundancia de silos o graneros en Gran Canaria, como son los interesantísimos del Agadir de Valerón (4), Isleta (5), El Draguillo (6), Barranco de Silva (7), El Pósito de Temisa (8), Cuevas de Pilares de Cuatro Puertas (9), Fuente del Sao (10), La Montañeta de Moya (11), Anzofé (12), Tara (13), etc., que hemos descubierto, explorado y estudiado, y los otros numerosos silos más o menos alterados por usos recientes existentes en las localidades de San Lorenzo, Teror, Santa Brígida, Gáldar, Arucas, Valsequillo, Tirajanas, Artenara, Tejeda, Agüimes, Valleseco... de muchos de los cuales como los de Teror y Santa Brígida hablan las ordenanzas de la isla de Gran Canaria redactadas por el licenciado Melgarejo, y los numerosos silos y topónimos de la isla de Tenerife, que figuran consignados en las ordenanzas de Tenerife, publicadas por el investigador Dr. Peraza de Ayala, constituyen elocuentes piezas documentales probatorias de que la población primitiva de las Islas Canarias conoció el trigo, la cebada y otros cereales, que utilizaban en su alimentación.
(4) SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ: Memoria de las Excavaciones Arqueológicas en la isla de Gran Canaria, del Plan Nacional de 1942, 1943 y 1944. Publicaciones de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, Madrid, año 1946.
(5) Ídem, ídem.
(6) Ídem, ídem.
(7) Ídem, ídem.
(8) Ídem, ídem.
(9) SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ: Vestigios arqueológicos. Cuevas y Tagoro de Cuatro Puertas. En «Revista de Historia», VII, 1942, ps. 30 y ss.
(10) SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ: El yacimiento de Fuente del Sao. Las Palmas de Gran Canaria, año 1952.
(11) SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ: El yacimiento de la Montañeta de Moya. En «Revista de Historia», XVI, La Laguna de Tenerife 1950, ps. 22-38.
(12) SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ: Memoria de las Excavaciones Arqueológicas en la isla de Gran Canaria, del Plan Nacional de 1942, 1943 y 1944. Publicaciones de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, Madrid, año 1946.
(13) Ídem, ídem.
El extraordinario hallazgo de morteros y molinos de mano, pero principalmente de estos últimos, con variedad tipológica, justifica la presencia de una agricultura modesta e incipiente y la recolección de semillas como la de cebada y trigo.
Continúa...
SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ
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