LOS ABORÍGENES CANARIOS Y LA NAVEGACIÓN
LA PRIMERA IMAGEN SOBRE LOS EUROPEOS: LOS GRABADOS DE SUS BARCOS:
Desde el inicio del descubrimiento, exploración, razzías y conquista de las Islas Canarias, a partir del siglo XIII, existió una progresiva renovación de las embarcaciones, tanto entre los tipos que frecuentemente visitaban nuestras costas como entre aquellos que posteriormente estuvieron dedicados al comercio interinsular. En los siglos XIII y XIV habían galeras, cocas y naos. En el siglo XV, naos y carabelas. En el siglo XVI destacaron la carabela, carabelón, fusta, fragata y bergantín. En el siglo XVII continuó la carabela, pero apareció con más asiduidad la nao, patache y saetía. En el siglo XVIII se mantuvo aún la carabela, pero se impusieron las fragatas y bergantines, y surgieron tipos nuevos como la gabarra y la urca. Finalmente, en el siglo XIX, pese a la continuidad de la fragata y la gabarra, dominaron el bergantín goleta, el bergantín redondo, la goleta y la bricbarca, especialmente en la segunda mitad del siglo.
Algunas de estas embarcaciones fueron divisadas y grabadas por los aborígenes o sus descendientes desde lugares de gran visibilidad, bien puntos muy dominantes a nivel geográfico, caso de montañas, peñas o morros, desde donde también se apreciaba mejor el tráfico marítimo y se controlaba la llegada de razzías esclavistas, o posteriormente, los ataques piráticos, o bien desde puntos menos destacados, pero que tienen una buena visibilidad, caso de barrancos e interfluvios, cuyas desembocaduras fueron habitualmente utilizadas como lugares de aguada y desembarco.
La toponimia puede señalarnos su presencia, caso de Morro de la Galera (Puerto del Rosario, Fuerteventura) (de León et alii, 1985: 23), Pico Naos (Yaiza, Lanzarote) (de León et alii, 1982: 85) o Lomo Galión (San Sebastián, La Gomera) (Navarro, 1996: 283-284, aunque existen muchos topónimos afines que aún no han aportado evidencias, como el Barranco y la Degollada de la Galera (Fuerteventura) o Lomo Galión (La Palma).
Sin embargo, existen también grabados de barcos que podrían ser de una cronología anterior al siglo XIII, de plena época aborigen, como sucede claramente con los hippoi de El Cercado (Garafía, La Palma) (Fig. 2) (Martín Rodríguez y Pais, 1996; Mederos y Escribano, 1997 y 1999), los barcos de La Baranda (El Sauzal, Tenerife) (Mederos, Valencia y Escribano, 2003), las dos embarcaciones de Barranco Hondo (Candelaria, Tenerife) (Fig. 4) (Atoche y Ramírez, 2001), que combinan un barco a remo para explorar la costa con otra embarcación redonda de transporte, tal como son mencionados en el periplo de Eudoxo de Cícico, quien dispuso en su cuarto viaje por la costa norteafricana de un pentecontoro de 50 remos y un navío de transporte (Str., II, 3, 4; Mederos y Escribano, e.p.), grabados situados en una zona desde donde se visualiza el puerto de Guadamojete (Candelaria), del que proceden dos ánforas romanas (Escribano y Mederos, 1996), o el barco del barranco de Adonay (Santa Cruz de Tenerife) (Fig. 3/1) que presenta un posible tajamar en su casco.
Algunas de estas embarcaciones fueron divisadas y grabadas por los aborígenes o sus descendientes desde lugares de gran visibilidad, bien puntos muy dominantes a nivel geográfico, caso de montañas, peñas o morros, desde donde también se apreciaba mejor el tráfico marítimo y se controlaba la llegada de razzías esclavistas, o posteriormente, los ataques piráticos, o bien desde puntos menos destacados, pero que tienen una buena visibilidad, caso de barrancos e interfluvios, cuyas desembocaduras fueron habitualmente utilizadas como lugares de aguada y desembarco.
La toponimia puede señalarnos su presencia, caso de Morro de la Galera (Puerto del Rosario, Fuerteventura) (de León et alii, 1985: 23), Pico Naos (Yaiza, Lanzarote) (de León et alii, 1982: 85) o Lomo Galión (San Sebastián, La Gomera) (Navarro, 1996: 283-284, aunque existen muchos topónimos afines que aún no han aportado evidencias, como el Barranco y la Degollada de la Galera (Fuerteventura) o Lomo Galión (La Palma).
Sin embargo, existen también grabados de barcos que podrían ser de una cronología anterior al siglo XIII, de plena época aborigen, como sucede claramente con los hippoi de El Cercado (Garafía, La Palma) (Fig. 2) (Martín Rodríguez y Pais, 1996; Mederos y Escribano, 1997 y 1999), los barcos de La Baranda (El Sauzal, Tenerife) (Mederos, Valencia y Escribano, 2003), las dos embarcaciones de Barranco Hondo (Candelaria, Tenerife) (Fig. 4) (Atoche y Ramírez, 2001), que combinan un barco a remo para explorar la costa con otra embarcación redonda de transporte, tal como son mencionados en el periplo de Eudoxo de Cícico, quien dispuso en su cuarto viaje por la costa norteafricana de un pentecontoro de 50 remos y un navío de transporte (Str., II, 3, 4; Mederos y Escribano, e.p.), grabados situados en una zona desde donde se visualiza el puerto de Guadamojete (Candelaria), del que proceden dos ánforas romanas (Escribano y Mederos, 1996), o el barco del barranco de Adonay (Santa Cruz de Tenerife) (Fig. 3/1) que presenta un posible tajamar en su casco.
Fig. 2. Grabados de hippoi de El
Cercado (Garafía, La Palma) (Mederos y Escribano, 1997 y 1999).
Fig. 3. (1) Grabado de barco en la
margen izquierda del Barranco de Adonai (Santa Cruz de Tenerife,
Tenerife), muy próximo a la costa, orientado hacia el mar. (2)
Posible canoa monóxila, con señales de trabajo y resalte interno de
vaciado, posteriormente reutilizada como ataúd o tablón funerario
de Acusa (Arteara, Gran Canaria) en El Museo Canario, Las Palmas de
Gran Canaria.
Fig. 4. Grafito del Barranco Hondo en
La Laguna, Tenerife, (2) y (1) detalle del barco mayor (foto según
Mederos y dibujo según Atoche).
Fuente: Los aborígenes canarios y la navegación. Alfredo Mederos Martín y Gabriel Escribano Cobo.
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