DATACIONES ABSOLUTAS PARA LOS YACIMIENTOS DE RISCO CHIMIRIQUE (TEJEDA) Y PLAYA DE AGUADULCE (TELDE) (IV)
Las unidades sedimentarias de Chimirique-2 están muy diversificadas en cuanto a su caracterización, debido a la variedad de los factores que inciden en su formación. Se caracterizan de la siguiente manera:
Estrato IV: Su presencia se ha documentado en ambos sectores del solapón. En este caso los elementos que integran el estrato no se refieren exclusivamente a formaciones sedimentarias sino que también incluye unidades constructivas. Se definió una unidad estratigráfica de carácter constructivo que se denominó IVa que correspondería al sector 2b sin que se haya reconocido en el interior del abrigo (2a). El mencionado acondicionamiento se realizó mediante la colocación de grandes piedras de proporciones y morfología bastante regulares, logrando con ello una plataforma relativamente horizontal.
En el interior del abrigo, en la franja que se conservaba intacta, se documentó una preparación inicial del suelo mediante la extensión de una especie de «torta» de tierra apelmazada, en la que se distribuían varías cubetas de reducidas dimensiones. Esta unidad estratigráfica, aunque no fue excavada en su totalidad, no contenía evidencias materiales, salvo en el interior de los agujeros que la cortaban, rellenos por sedimentos correspondientes al nivel III que contenían algunos materiales arqueológicos como fragmentos de cerámica y útiles líticos.
Hay que señalar que por el momento, este tipo de acondicionamientos en cuevas naturales no se había documentado para Gran Canaria, aunque si para otras islas como Tenerife, donde se ha registrado un fenómeno semejante en una cueva de habitación que mostraba un suelo acondicionado mediante una mezcla de tierra y cenizas compactadas (GALVÁN SANTOS et al. 1999:58-59).
Estrato III: Como el nivel IV se localiza tanto en el interior del abrigo (2a) como en el espacio definido por el solapón (2b). Se trata de un nivel relativamente complejo, integrado por diversas unidades sedimentarias en función de las variaciones tanto verticales como horizontales que manifiesta, relacionadas con la primitiva función de vivienda que tuvo el yacimiento. Su formación tiene un carácter exclusivamente antrópico, distinguiéndose los hogares como los principales generadores de sedimentos.
En el sector 2a sólo se conserva en una zona próxima a la boca del abrigo, intensamente alterada por el tránsito de hombres y animales en época reciente. No obstante, por debajo de esta capa alterada se mantiene parcialmente un suelo de ocupación, definido por la presencia de dos focos de combustión emplazados en la línea que define la visera del abrigo y separados por una cubeta de cierta entidad, colmatada por las cenizas desalojadas de los hogares y un importante volumen de materiales arqueológicos. Los fuegos responden a la tipología de hogares simples planos similares a los documentados en Chimirique-1. Las áreas de combustión se documentaron en las cuadrículas B-6 y C-6, así como en un área muy reducida de B-5 en contacto con B-6 y en lateral inferior derecho de C-5. Así en B-6 se localizó el foco I, en C-6 el foco II y en C-5 el suelo rubefactado, emplazándose la cubeta con las cenizas entre B-6 y C-6.
El material arqueológico resultó relativamente abundante, destacando el volumen de piezas líticas recuperadas. También se recogieron algunos fragmentos de cerámica y restos fáunicos fundamentalmente de ovicápridos, además de un importante volumen de restos antracológicos.
Por su parte, las particulares condiciones que afectan a Chimirique-2b propician un grado de conservación más favorable para este sector de la estratigrafía. Sin embargo, no debe entenderse que se trata de niveles diferenciados, al contrario forman un mismo paquete relacionado con la función habitacional del conjunto. De igual modo que en Chimirique-2a, las estructuras de combustión y las diversas manifestaciones a ellas asociadas adquieren un notable protagonismo en la formación del estrato. Se localizaron dos estructuras de combustión, correspondientes a hogares simples planos, con sus correspondientes áreas circundantes de evacuación de cenizas, a partir de las que se extendía un suelo compacto termoalterado. A su vez, rodeando este suelo se disponía un sedimento muy fino y suelto en el que se encontraba un significativo volumen de materiales arqueológicos, que definía el perímetro cubierto por el solapón, todo ello enmarcado por un muro de piedra seca coincidiendo con la línea que marcaba la visera.
En cuanto a la distribución espacial de los materiales, en términos generales, hay que destacar el carácter selectivo de los depósitos, concentrando principalmente las evidencias cerámicas en el lateral derecho, adyacente a lo que constituiría la pared del fondo del solapón (Cuadrículas D-7 y D-8), los repertorios líticos próximos al exterior cerca de la boca y junto al acceso del abrigo (Cuadrícula B-7 y la zona colindante de C-7) y los restos de fauna entre ambos (cuadrícula C-9 y franja colindante de C-8), mientras que las evidencias antracológicas se concentran en torno a los focos de combustión.
Esta unidad estratigráfica conjuntamente con la documentada en en el sector A se designó Nivel IVa, puesto que la existencia de un cuarto foco de combustión en Chimirique 2b, cronológicamente más antiguo que los anteriores, determinó el establecimiento de un Nivel IIIb. Éste corresponde a una estructura de combustión de cierta entidad, que a diferencia de los restantes hogares documentados presenta una mayor complejidad que responde a la categoría de hogares en cubetas con acondicionamiento. Se localiza en la cuadrícula D-8, se apoya en la pared del fondo del solapón y está delimitado por una estructura de piedra de doble hilada, de tendencia semicircular, aprovechando asimismo la estructura de grandes piedras dedicada a regularizar la superficie, lo que hace que quede encajado en el nivel IVa.
Estrato II: Lo encontramos sólo en el sector B y está relacionado con las actividades funerarias que se desarrollan en este espacio. En la secuencia se ha distinguido la unidad sedimentaria IIa, correspondiente a la cubrición de piedras que se efectúa en relación con los cuerpos inhumados que, a su vez, se puede subdividir en diferentes estructuras, según afecten a un individuo u otro, y la unidad sedimentaria IIb que se asocia a la propia deposición de los cadáveres. El uso sepulcral ésta en estrecha relación con la transformación morfológica y el reajuste espacial que se produce con el desprendimiento de la visera del solapón.
Esta situación puede observarse en la relación estratigráfica que se establece entre los cadáveres y los niveles de habitación precedentes, depositándose aquellos directamente sobre el nivel III. Asimismo, el muro que separa el abrigo del espacio funerario se asienta sobre el nivel III, aunque en determinadas zonas lo rompe junto al nivel IVa para apoyarse en la roca madre.
Estrato I: Se trata de un paquete localizado exclusivamente en en el sector A, pero que afecta sólo a una parte de su superficie, quedando ausente de la franja inmediata a la boca del abrigo. Apoyado directamente sobre la roca madre, se caracteriza por una tonalidad amarillenta y su relativa compacidad.
El paquete no posee interés arqueológico y tiene su origen en la descomposición de la materia orgánica, fundamentalmente excrementos, generada por los animales estabulados en este recinto, no habiéndose documentado ningún material arqueológico en el proceso de excavación.
Estrato Superficial: Corresponde a la superficie del suelo tal y como se encontraba antes de iniciar la excavación. El material arqueológico es escaso, a excepción de material lítico, algunos fragmentos cerámicos y óseos, fundamentalmente de ovicaprinos, intensamente fracturados.
Continúa...
Ernesto Martín Rodríguez
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