ESPECIALISTAS Y TRABAJADORES EN EL INGENIO DE AZÚCAR DE AGAETE (1503-1504) (I)
La explotación económica del azúcar canario se produjo en los primeros años del siglo XVI a través de un doble proceso. Por un lado, mediante la cosecha de la materia prima, la caña de azúcar, que era sometida a un costoso y cuidado proceso de elaboración para conseguir el producto final, el azúcar y sus derivados. Por otro lado, y no menos importante, la comercialización del producto a través de la exportación a los mercados europeos, ya fueran peninsulares, italianos y flamencos, que fueron los principales demandantes.
La elaboración del azúcar a gran escala exigía una compleja infraestructura que no estaba al alcance de todos. El denominado «ingenio» de fabricación de azúcar, tal como dice su propio nombre, era una de las industrias más avanzadas tecnológicamente en estos años del tránsito de la Edad Media a la Moderna. La complejidad venía dada por los diferentes y necesarios pasos que exigía el azúcar para su elaboración. Cada etapa del proceso productivo exigía un especialista propio, una maquinaria o utensilios singulares e incluso unos espacios y construcciones individualizados, llamados «casas», donde realizarlo. Además del molino de cañas en sí mismo, que recibía la denominación de «casas de prensas de madera» o «casas del ingenio», estaba el horno o «casas de calderas», que era donde se cocía el melado o líquido resultante de la molienda y se colocaba en las formas. A continuación otra estancia recibía el nombre de «casas de purgar», que es donde se colocaban las formas hasta que cristalizaba el azúcar contenido en su interior.
El contrato de la venta del heredamiento que el primer propietario, Alonso Fernández de Lugo, concertó con el mercader genovés Francisco Palomar en 1494 contiene una buena descripción del primer ingenio de Agaete:
Un yngenio de moler cañas de açucar con todos sus aparejos de calderas e tachas e cobre, formas, casa de purgar, casas del yngenio e de calderas, con un molino de moler pan e con todo lo a ello anexo e pertenesçiente que oy dia tengo e poseo e me pertenesçe en el valle de Agayete, que es en esta ysla de la Gran Canaria; e con todas las tierras puestas de cañas e çercadas e con todas las por poner e çercar que yo he e tengo e me pertenesçen e pertenesçer pueden en qualquier manera que sea en el dicho valle de Agaete con su agua a todo ello pertenesçiente. Al qual dicho yngenio con todos sus aparejos de calderas, tachas, cobre, formas, casas de purgar, casas del yngenio e de calderas e molino de moler pan e tierras puestas de cañas, çercadas e tierras por poner e por çercar con su agua a ello pertenesçiente como dicho es, vos vendo con todas sus entradas e salidas, usos e costunbres e pertenençias quantas han e tiene e pertenesçen e pertenesçer pueden e ovieren o tovieren e les pertenesçieren de aquí adelante (1).
Una fuente inédita hasta ahora es la base en que nos apoyamos para este estudio, y los resultados del mismo pueden ser importantes para la comparación con los de otros investigadores. El documento singular que hemos manejado es un cuaderno contable que denominamos las Cuentas del ingenio de Agaete, correspondientes a la temporada 1503 a 1504 (2). Se trata de una carta de fe, un documento público de carácter judicial, copia del original, que quedó inserto en el expediente incoado por el acalde mayor de Gran Canaria Juan Guerra a instancias del Consejo Real. La causa que lo originó fue el secuestro judicial de la hacienda por la Corona, como consecuencia de la ejecución de una sentencia que condenaba al propietario Francisco Palomar a la pérdida de todos sus bienes en Castilla, y que pasó en 1504 a ser propiedad de los monarcas.
De las múltiples noticias que aportan estas Cuentas, nos vamos a centrar en este trabajo en el personal que prestó sus servicios en el ingenio grancanario aquella temporada (3).
Las personas que trabajaban en el molino eran, por un lado, trabajadores libres a sueldo y por temporada, y por otro lado, esclavos, que eran tanto propios del dueño de la hacienda como de alquiler. El lugar de origen de los trabajadores libres no queda bien establecido en todos los casos; una gran cantidad, sobre todo los especialistas en algunas de las fases de elaboración del azúcar, eran portugueses. Llama la atención la presencia de aborígenes canarios en las tareas de fabricación del azúcar, algo que no se había documentado claramente hasta la fecha y que en las páginas que siguen detallaremos.
Dividimos el personal en dos grandes grupos: por un lado, el personal cualificado que intervino en la elaboración del azúcar, y por otro, el personal exterior a la hacienda, es decir, esclavos alquilados. A continuación veremos la información extraída de los apuntes contables de los gastos que les afectaban directamente (4).
(1) Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 1496 Febrero 28. Tortosa.
(2) Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, Pueblos, legajo 8, núm. 354.
(3) Para más detalles, véase GAMBÍN GARCÍA, M.: El ingenio de Agaete. Oro dulce en Gran Canaria a comienzos del siglo XVI, Santa Cruz de Tenerife, 2007.
(4) Es de destacar un estudio reciente sobre la organización del personal de los ingenios en Canarias en esta época realizado por VIÑA BRITO, A.: «La organización social del trabajo en los ingenios azucareros canarios (siglos XV-XVI)», En la España Medieval, 29 (2006), pp. 359-381.
Continúa...
Mariano Gambín García
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