viernes, 4 de julio de 2014


Embalsamientos y enterramientos de los "canarios" y "guanches", pueblos aborígenes de las Islas Canarias (III)

En el lugar denominado "La Gabia", jurisdicción de la ciudad de Telde, se descubrió hace bastantes años, en ocasión de excavaciones fortuitas por obras de "desorribo" en zona agrícola y entre capas de malpaíses, tres sepulturas corrientes en cistas, con sus torreoncillos de escorias volcánicas. Dentro de cada una de estas sepulturas se halló un esqueleto de aborigen canario, y a la cabecera de éstos un caso de cerámica o "gánigo", que contenía una cuchara de palo y caparazones de palo. Otros caparazones de lapas perforadas por el centro, aparecieron junto a la cabeza de uno de los esqueletos. No cabe duda que estas lapas perforadas son las conchas marinas con las que adornaban los indígenas notables las crinejas de su pelo, pues éstos, o no trasquilados, tenían por costumbre embellecer las puntas de las trenzas de su pelo colocando los caparazones de moluscos, que ellos tanto apreciaban en su alimentación.

En ciertas zonas de la ciudad de Arúcas, de la isla de Gran Canaria, también se han descubierto sepulturas o cistas conteniendo ollas con manteca y grasas.

A todos estos túmulos y sepulturas de altos cerros se dirigían en determinados días los familiares del difunto con el objeto de hacer fuego cerca o sobre de sus tumbas, aderezándolas con comidas. A la mujer difunta llevaba comida su marido y a este su mujer. Todo ello tenía su fundamento en el culto a la otra vida. Marín y Cubas afirma: "el alma era hija del sol y los fantasmas eran llamados "magios" que significaba encantados u ocultos, que tenían allá otra vida de penas y afanes congojosas, por lo cual andaban llevándoles de comer a los sepultados".

En "Los Acarreaderos" (Agaete) descubrieron los señores D. Juan del Río Ayala y D. Antonio Doreste García, en 1935, tres cuevas funerarias naturales, donde en una de ellas hallaron cinco esqueletos completos bien conservados, formando dos camadas superpuestas y sin orientación determinada. Estos esqueletos estaban envueltos en sudarios de tejidos de junco. Uno de estos esqueletos ofrece un interés extraordinario para su estudio científico e histórico por tener en el cráneo, húmero y otros huesos sendos cortes de arma blanca. De este esqueleto dicen los señores anteriormente citados lo siguiente, en su trabajo "Contribución al estudio de la arqueología prehistórica canaria" (2): "El cráneo presenta dos cortes: uno en la parte izquierda del frontal y otro que interesa su región superior y parte del parietal derecho. El primero tiene su comienzo por encima del seno frontal izquierdo, extendiéndose por la parte anterior hasta las proximidades de la "glabela" y el "nacio" y por la posterior llega a tocar la rama descendente de la sutura coronaria, produciendo una gran rabanadura, que ha motivado el desprendimiento de la región superior de la órbita del ojo izquierdo y ha seccionado, además de gran parte del frontal, el lagrimal izquierdo, medio nasal derecho, buena parte del vómer y el ala izquierda del esfenoides, provocando la fractura, seguramente por apalancamiento, de la espina superior del malar izquierdo. La sección se muestra en un solo plano, y en ella han quedado grabadas las huellas de las melladuras que debió tener la hoja que la produjo, las cuales siguen la dirección de arriba abajo con una ligera inclinación sobre el plano de sustentación del cráneo". En el húmero izquierdo tiene dos cortes profundos. Vertebras, costillas, esternón, pelvis y otros huesos presentan incisiones notables y cortes que seccionan. Estos cortes tan numerosos y profundos, que revelan ensañamiento, nos hace pensar en gestas heróicas de un caudillo, defensor viril de la libertad del pueblo canario, ante la conquista y correrías de castellanos, etc., en el siglo XV, como constan en la historia de las Islas (3).
Dos aspectos de un cráneo aborigen canario con corte de arma blanca. Cortes de arma blanca, en el húmero ("Los Acarreaderos", Agaete)
(2) Revista "El Museo Canario", núm. 6, Mayo-Agosto 1935.

(3) Abreu Galindo, pág. 136. Marín y Cubas, págs. 19, 20 y 158.

Enterramiento notable fué sin duda alguna, no sólo por su antigüedad sino por su estructura, el conocido por el "Túmulo del Agujero", situado en la costa de la antigua ciudad de Gáldar o Agaldar, residencia de los "guanartemes" y principales notables de la población indígena. Fué descubierto este túmulo en el año 1934 con motivo de las obras de desorriba que venía realizando en terrenos de su propiedad Mr. David J. Leacock. Este monumento prehistórico, de forma circular, y radio de siete metros, está constituido por un amontonamiento de tierra fina de aluvión. Comienza elevándose por la periferia, con una cota de veinte centímetros sobre el nivel del terreno, aumentando progresivamente hacia el centro o meseta central, formando a su vez, alrededor de ésta, coronas circulares concéntricas, a manera de peldaños o gradas, cuya anchura variable oscila entre un metro y sesenta centímetros. La altura de cada peldaño de la escalinata es de 30 centímetros. La superficie de estos y la de la meseta central aparecía cubierta de cantos rodados y lajas.

En la exploración a este túmulo, llevada a cabo en Marzo del mentado año, se hallaron, a la profundidad de 80 centímetros, cinco esqueletos, uno de ellos en magníficas condiciones para ser estudiado, acusando ser de un hombre de avanzada edad. Junto a estos restos humanos aparecieron tres vasos-ánforas de unos 23 centímetros de altura, cuerpo alargado y elegante y con dos verteros-asas. Todas ellas tienen artística presentación, destacando por su decorado a base de triángulos y círculos, en negro, y en disposición triangular, sobre el fondo color ocre vivo de los propios vasos, y de rayas finas en rojo y negro y borde negro. Son, sin duda alguna, de las más vistosas que conserva la rica sala de Cerámica de "El Museo Canario".

La forma y motivos de decoración de los expresados vasos parece responder a una época y a una cultura superior dentro de la tipología de cerámica tumularia del pueblo guanche.

También se recogieron una aguja de hueso, varios morteros y una pila de forma cuadrangular. En el fondo de la meseta central, múltiples huesos. Esta hallábase tapada con una puerta cubierta de piedras. Todos estos materiales arqueológicos se custodian en "El Museo Canario".
Lástima grande que este importante túmulo desapareciera en aquella época en que las exploraciones, búsquedas arqueológicas y labor de desorribas de propietarios sin afecto a los problemas prehistóricos y raciales del Archipiélago, se realizaban sin un plan metódico y científico, y solo por el afán egoísta de guardar cosas del pasado o con la buena fe de poner a salvo restos y vasos de la población autóctona, sin importarles mayormente la conservación exacta de sarcófagos y monumentos prehistóricos.

De éste túmulo de "El Agujero" no queda sino el recuerdo y el gráfico que ilustra el presente trabajo.

Continúa...

Sebastián JIMÉNEZ SÁNCHEZ

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