Yacimiento arqueológico de la Cueva de la Empalizada o de los Palos (Barranco de Soria. Isla de Gran Canaria)
Antecedentes generales y situación:
En el Barranco de Soria, a unos 500 m. escasos de la Cueva del Péndulo, explorada por el Grupo de Montañeros de Gran Canaria en el mes de abril de 1968, está la Cueva de la Empalizada o de los Palos, asi denominada por los escaladores por el conjunto de palos que se aprecian en su entrada, ya en disposición vertical, ya horizontales, inclinados y entrecruzados. Está ubicada a unos 40 m. de la base de la masa rocosa, entre el Risco de Gonzalo y El Portichuelo de Soria, en el término de Mogán.
El exploro y la toma de datos se hicieron por el mentado Grupo Montañero de Gran Canaria, debidamente autorizado y orientado por la Delegación Provincial de Excavaciones Arqueológicas, el día 15 de diciembre de 1968.
Integrantes de la expedición:
El grupo de expedicionarios escaladores estuvo integrado por los jóvenes estudiantes Mariano Domínguez, Jesús Cantero, Manuel Medina, Silvestre Cabrera, Braulio Navarro, Baldomero Galayos y Luis López, todos ellos del mentado Grupo Montañero de Gran Canaria.
Escalada:
Para entrar en la cueva se valieron los escaladores de sus dispositivos técnicos. Ellos se deslizaron desde lo alto en un cesto especial, asido a cuerdas, el que, en virtud de un movimiento oscilante y pendular, al igual que el empleado en la Cueva del Péndulo, y, tras fijar el cesto con clavijas en la boca de la cueva, les fue permitido en sucesivos momentos penetrar con suerte en la misma, venciendo unos 20 m. de altura desde la entrada del covacho al coronamiento del risco, y, por lo tanto, sobre una altura total de 60 m., faena laboriosa y en extremo difícil, a la par que muy expuesta, que solo pueden efectuar jóvenes montañeros diestros en estos menesteres. El alto total desde la montaña a la base es, como se deja dicho, de unos 60 m., por lo que los jóvenes que se aventuraron a efectuar la exploración y ya dentro de la cueva estaban a 40 m. sobre el suelo de la oquedad, dando frente a las fragosidades del citado Barranco de Soria, que es muy abrupto, afluente del Barranco de Arguineguín.
Descripción de la cueva:
La planta de la Cueva de la Empalizada o de los Palos es, como todas las de este tipo, bastante irregular; más que cueva es un gran solapón. Su actual difícil acceso se debe a los sucesivos desprendimientos de tierras y masas rocosas, por efecto de la acción del tiempo. Por estas circunstancias aparece hoy colgada sobre el abismo, como otras cuevas que fueron habitadas por los aborígenes canarios y que hemos localizado en los taludes de las ásperas barrancadas de Tasarte, Tasartico, Tocodomán, Cercados de Araña, Guayadeque, etc. La longitud de su boca, dando al abismo, es de unos 5 m. La altura interior es irregular, oscilando entre 3,50 y 2,50 m., siendo la altura media 1,80 m. Las paredes interiores son también irregulares, con acusados declives. En la boca de la misma están situados los palos de tea en disposición horizontal, vertical e inclinada; ellos forman un entramado, entre los cuales destaca uno de 5 m. de largo, lo que hace pensar en lo laboriosa que tuvo que ser la operación de llevar los maderos a dicha altura, de áspero acceso, en la remota época prehistórica, en la que aún había senderos de más fácil llegada. La situación de esos maderos, unida a la presencia abundante de tejidos de junco, correspondientes a femoralias o lienzos para cubrir el pudor, y de trozos de tamarcos, al igual que de fragmentos de cestones y de palillos aguzados de leñabuena, etc., piezas muy útiles, las primeras para la indumentaria y para las envolturas funerarias, y las segundas para la conservación de útiles diversos y alimentos, y los palillos para el trabajo de tejer, nos confirman en que la cueva fue taller de cestería y de confección de tejidos vegetales.
Material recogido:
Las manifestaciones artesanas recogidas en esta cueva son idénticas a las localizadas en otras cavernas canarias aborígenes, ya funerarias, ya destinadas a viviendas y usos domésticos, especialmente a las encontradas en las cuevas de Montaña Bermeja o Risco Pintado, en Temisas, en las del Barranco de Guayadeque, en las de la Montaña de la Audiencia (Barranco del Draguillo), en las cuevas de Acusa, en las del Lomo del Beril (Barranco de Tasartico), etc. Este material se concreta al siguiente: 7 palillos aguzados de leñabuena y acebuche, 42, 29, 24, 20, 21 y 17 cm. de largo, que responden a los utilizados por los canarios prehispánicos en los talleres artesanos de cestería y confección de tamarcos, envolturas funerarias, bolsos, etc.; trozos de tejidos vegetales, pedazos de femoralias o de lienzos de tejidos vegetales con flecos, empleados para cubrir el pudor; trozos de balayos ovaloides; ídem de cestones y ceretos de tipología varia y urdimbre especial, con sus tapas circulares; varios tipos de tomizas, trenzas o cuerdas vegetales, que recuerdan a las trenzas de las adolescentes actuales, piezas confeccionadas primorosamente en junco, palma y anea. En estas confecciones artesanas se pone de relieve, una vez más, la habilidad manual y la técnica constructiva, sobre todo la peculiar urdimbre y el entramado, al igual que los amarres, lazos y nudillos. También se recogió un pequeño pedazo de zalea de cordero u oveja de piel rasa o sin lana, de la que habla el historiador del siglo XVI Padre José de Sosa. Igualmente fragmentos de cerámica primitiva, a la almagra, entre ellos media vasijita de barro, de base plana y delicada confección, con ligeras e insinuadas protuberancias, una a cada lado, construidas con arcilla seleccionada, de color canelo oscuro; ella ofrece un alto total de 4,5 cm. por 10 cm. de diámetro; algunas patellas; un trozo de tapa de molino pétreo; pedazo de mortero, y un pequeño tazo pétreo, muy tosco, de base plana, de unos 9 cm. de diámetro por 10,40 cm. de alto, y un pequeño cuerno de cabritilla o baifa, de 7 cm. de longitud.
Gratitud:
Hemos de reiterar el sentimiento de gratitud de la Delegación Provincial de Excavaciones Arqueológicas a los mentados jóvenes espeleólogos del Grupo Montañero de Gran Canaria por su valiosa colaboración.
BIBLIOGRAFÍA:
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PADRE JOSÉ DE SOSA, Topografía de la isla de Gran Canaria.
Sebastián JIMÉNEZ SÁNCHEZ