LOS GENTILICIOS BURLESCOS DE CANARIAS (IV)
4. DISTRIBUCIÓN DE LOS GENTILICIOS BURLESCOS EN EL ARCHIPIÉLAGO
En nuestro caso, estos apodos pueden designar a los originales de una localidad (un barrio, un pago, etc.), de un municipio, de una comarca o de todo un espacio insular. En islas como Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro es común incluso que los barrios más tradicionales (ciertamente no los de formación moderna) tengan su sobrenombre gentilicio.
Al propio tiempo, un mismo pueblo puede poseer varios apodos gentilicios, a menudo de ámbito de conocimiento dispar, pues ha tenido varios motejadores. Así, por ejemplo, cebollero y lagartero se usan para designar burlescamente a los naturales de Gáldar, GC, aunque el primero es de ámbito de uso y conocimiento mayor que el segundo.
En nuestro contexto regional se advierte una relación inversa, una suerte de «distribución complementaria» de índole geográfica, entre el uso de gentilicios regulares o deonomásticos —populares sobre todo (26)— y el de apodos gentilicios. En La Palma y en Tenerife, islas donde tienen más vigor los gentilicios populares en –ero/–era —existen más y se emplean con más asiduidad para expresar tal relación «genitiva» de origen—, la presencia de apodos es menor. En cambio, en Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro, espacios en los que escasean (más en unos casos que en otros) los gentilicios deonomásticos, el empleo de los sobrenominales es (ha sido) significativamente alto (27). Tal vez en algunos casos este último hecho esté propiciado de forma concomitante por razones morfonológicas. En efecto, hay nombres de localidades que por su extensión —a lo que hay que añadir en muchas ocasiones su dificultad fónica, en especial cuando son de origen prehispánico— o por su carácter compuesto (como Tesejerague, Giniginámar, Alajeró, San Sebastián de La Gomera, Valle Gran Rey, etc.) no se muestran demasiado aptos para la formación de gentilicios regulares.
(26) Los gentilicios cultos terminados en -ense (o los que porten otro sufijo de semejante valor: lanzaroteño, tinerfeño...) son propios de la lengua escrita y de los registros orales extremadamente formales. Por ello, elementos como galdense o ingeniense no suelen entrar en competencia directa con los gentilicios burlescos.
(27) En Gran Canaria la fórmula más empleada, aunque no la única, es la sintáctica: de X.
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Gonzalo Ortega Ojeda
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