lunes, 21 de abril de 2014

Posted by MuSCaRTK | File under : , , ,

DESCRIPCIÓN DE LAS ISLAS CANARIAS 1764 (I)
George Glas

Traducida del inglés por Constantino Aznar de Acevedo. Instituto de Estudios Canarios con la colaboración de Caja Canarias, 1999, 3ª reimpresión. 175 págs.


En 1976, hace ahora veintitrés años, veía la luz la versión española que Constantino Aznar de Acevedo había llevado a cabo de la obra de George Glas A Description of the Canary Islands, Including the Modern History of the Inhabitants and an Account of their Manners, Customs, Trade & c., como se sabe, publicada por primera vez en Londres en 1764 e incluida en el mismo volumen que sus contribuciones The History of the Discovery and Conquest of the Canary Islands Translated from a Spanish Manuscript Lately Found in the Island of Palma, donde de modo libre vierte al español el texto de Abreu Galindo, y An Enquiry into the Origin of the Ancient Inhabitants, donde se interroga sobre la procedencia de los aborígenes canarios y sobre la naturaleza de su sistema de comunicación. En lo que al ámbito intrainsular se refiere, la aportación de Glas a los estudios canarios comienza a divulgarse entre nosotros con Viera y Clavijo y luego, ya en el siglo XIX, continúan dándola a conocer la mayoría de los autores, desde Berthelot a Bethencourt Alfonso, pero la traducción de Constantino Aznar que se produce en medio de la gran floración de publicaciones que se dan en los años setenta sobre las relaciones económicas, sociales y culturales entre Inglaterra y Canarias hará a Glas accesible a un número más amplio de lectores y ello se traducirá en un mayor y mejor conocimiento de su figura y de su obra. En 1982 el Instituto de Estudios Canarios, en colaboración con Goya Ediciones, sacó una nueva reimpresión de la Descripción y al mercado llega ahora la tercera reimpresión, lo que muestra el interés que la obra tiene y la favorable acogida que ha despertado. Por ello creo que la ocasión está especialmente indicada para reflexionar en torno a dos cuestiones íntimamente ligadas:

De una parte, sobre la calidad de la traducción de Constantino Aznar y, de otra parte, sobre el proyecto de una nueva edición de la Descripción, revisada y completada en todos sus niveles.

La introducción que Constantino Aznar nos ofrece aprovecha especialmente las referencias que trae Lope Antonio de la Guerra y Peña en sus Memorias y se refiere en su mayor parte al último año de la vida de Glas, sobre todo a las terribles circunstancias de su muerte. Creo que procede un nuevo estudio introductorio, más amplio y completo, que presente la figura de Glas en todas sus dimensiones, esto es, no sólo como el emprendedor aventurero cuyo sueño era establecerse en la costa sur de Berbería, con evidente menoscabo de los intereses canarios en las pesquerías de la costa de África, sino también como divulgador de la historia insular en la Europa ilustrada, como traductor de importantes textos relativos a Canarias, como un fino observador de la realidad de las Islas en la segunda mitad del siglo XVIII y como un autor singular dentro de la literatura de viajes referida al Archipiélago, que se convierte en una referencia obligada para los escritores británicos del siglo XIX que escriben sobre el tema.

En lo relativo a las notas a pie de página, Aznar introduce únicamente siete (tres en el cap. V, una en el X, dos en el XIII y una en el XVII), un número apreciablemente exiguo para una fuente que necesita aclaraciones precisas y que demanda información adicional. Por ello, creo que la Descripción debe ir acompañada de un aparato de notas más amplio, que complemente, allí donde sea oportuno, la información que el texto proporciona y que constituya una eficaz referencia para el lector no especializado. Acudamos, por ejemplo, a los párrafos 12 y 13 del capítulo I, en los que Glas describe los pueblos de Lanzarote y donde se refiere a la localidad de Cayas o Rubicón. En este punto, es oportuno advertir al lector que Glas confunde la información de que dispone y que esta población de Cayas que menciona no es otra que la villa de Teguise, lo que se advierte en los numerosos y concluyentes datos de identificación aportados por el viajero inglés: la distancia desde el Puerto de Naos, la ubicación en el noroeste de la isla, el número de sus casas, la existencia de una iglesia y de un convento de frailes, la existencia de un castillo antiguo defendido por cañones –que no es otro que la fortaleza de Guanapay–, el hecho de ser la población más importante de la isla y la residencia del alcalde mayor y de los agentes de la Inquisición; y, además de esto, está la precisa localización cartográfica de la población en cuestión que Glas hace en su mapa de Lanzarote y que corresponde, como no podía ser de otro modo, con la ubicación de Teguise. Asimismo, también procede comentar la sorprendente y errada equiparación que Glas establece entre los nombres Cayas y Rubicón, cuando corresponden a dos emplazamientos bien diferenciados y en este sentido hay que destacar que el antiguo bastión de Rubicón, fundado por los normandos en la costa suroccidental de la isla y que da nombre al primer obispado de Canarias, ya no existía en tiempos de Glas (Véase Carmen Díaz Alayón «Comentario toponímico de Lanzarote a propósito de una antigua carta geográfica», Anuario de Estudios Atlánticos 34, 1988, págs. 43-45). En cuanto a la voz Cayas, extraña al uso insular y que nuestro autor vuelve a mencionar en el segundo párrafo del capítulo V, el lector agradecería que se le indicara que procede de una de las fuentes que Glas utiliza: la Descripción general de África de Luis de Mármol Carvajal (Véase Francisco Javier Castillo «Los apuntes insulares del conde de Cumberland y John Layfield», Revista de Filología de la Universidad de La Laguna 17, 1999).

Igualmente, en la descripción de La Gomera (cap. XII), se señala que la Torre del Conde tiene forma redondeada y que se levanta al sur del barranco de San Sebastián, afirmaciones que merecen comentarse en una nota por ser manifiestamente inexactas y porque muestran que Glas está escribiendo sirviéndose de su memoria y que ésta lo traiciona de vez en cuando. De igual forma, las notas deben servir para identificar los accidentes geográficos que el texto refleja, como las dos colinas con forma de pan de azúcar que señala en el valle de La Orotava (cap. VIII) y que son las montañas de las Arenas y del Fraile, o el manantial que menciona al norte de las salinas de El Río (cap. III) y que es la fuente de Gusa. Las notas deben servir también para evitar confusiones y deshacer malentendidos, como cuando Glas utiliza La Orotava para referirse al Puerto de la Cruz, algo que es usual en los autores británicos. A este respecto vemos que nuestro autor insiste en la distinción entre el Puerto de La Orotava y la Villa de La Orotava en los caps. VIII y IX, pero al final del cap. IX, pág. 258, donde habla de su regreso del Teide, cuando anota Orotava se refiere claramente al Puerto de la Cruz, que es el lugar donde reside en aquellos momentos. Otro tanto ocurre en el cap. XIX, cuando relata los problemas que tuvo con la Inquisición el capitán de un buque francés. Aquí Glas sitúa los hechos en La Orotava, pero del párrafo se desprende, sin ningún género de duda, que el incidente tiene lugar en el Puerto de la Cruz. Lo mismo cabe decir de algunas voces geográficas que Glas recoge de modo incorrecto o particular, como es el caso del topónimo Uguer o de los que vienen en la nota que introduce en el penúltimo párrafo del cap. XI, relativa a la erupción volcánica que tuvo lugar en La Palma en 1677 y en la que Glas aprovecha materiales de Núñez de la Peña. Aquí, nos dice que la boca mayor de la erupción se abrió en el Mont aux Chévres y que la colada discurrió por la llanura de los Cainos, con evidente deformación de ambos topónimos. A este respecto, es oportuno advertir que en el primer caso se trata de la Montaña de los Corrales y en el segundo del Llano de los Canarios (Véase Juan Bautista Lorenzo Rodríguez, Noticias para la historia de La Palma, I, Instituto de Estudios Canarios-Excmo. Cabildo Insular de La Palma, 1987, p. 242). De igual forma, el lector agradecería, a buen seguro, alguna referencia sobre el libro que Glas menciona en el párrafo segundo del cap. II y en el primer párrafo del cap. XV y que no es otro que su obra A History and Description ofthat Part of Africa which is bounded on the West by the Atlantic Ocean, on the East by Nubla and Abyssinia, on the North by the southern Frontiers of the Kingdoms of Morocco, Algiers, Tunis and Tripoly, and on the South by the Rivers Timbuctu and Sene gal. Wlth an Account of the Blacks inhabltlng the Banks of those Rivers, cuya publicación inminente anuncia Glas justo antes de la introducción de su edición de 1764, pero que finalmente no salió a la luz.

Esta nueva edición sería la ocasión indicada para restituirle al texto original su estructura primigenia. Aznar deshace muchas notas a pie de página y las introduce en el cuerpo del texto, en algún caso de forma injustificada y con apreciable desacierto, como ocurre en el cap. VIII, donde no duda en interrumpir la descripción de los hechos de la aparición de la Virgen de Candelaria siguiendo el relato que de ellos hace Abreu Galindo e introducir como texto lo que es claramente una nota. Junto a esto, hay que restituir también el fragmento de El mayorazgo dudoso de Lope de Vega que Glas reproduce al final del cap. XVI y que Constantino Aznar omite en su versión porque, según su criterio, no tiene nada que ver con Canarias. No creo que haya sido una decisión acertada porque se produce una injustificada mutilación de la obra original. Glas escribe –no lo olvidemos– para lectores británicos e incluye el fragmento de esta pieza de Lope de Vega como una muestra del teatro español, que también es patrimonio de Canarias como lo es la cultura hispánica en su conjunto.

La traducción, por su parte, necesita una revisión que presente el contenido de la obra original en toda su plenitud y riqueza y que la despoje de los numerosos errores y deficiencias de diverso signo que contiene. Una de estas deficiencias es la omisión de información. Los fragmentos que siguen muestran que Constantino Aznar suprime injustificadamente diversos elementos que el texto original trae y que su versión no reproduce:

• a) «Four or five miles north of Graciosa lies Alegranza, a high and rockly island, barren and destitute of water, consequently uninhabited [...] Many ships are wrecked upon these uninhabited islands in the night time [...] I remember that a few years ago an English ships ran, in the night, upon Alegranza and was soon after beat to pieces. The crew with some difficulty got safe ashore upon the island, where they made several signals to acquaint the natives of Lance rota with their distress» (187).

• b) «From Tarrahala bay, west-south-west half south, seven leagues distant, is a point called Morro Gable» (191).

• c) «What the inhabitants use for themselves and cattle is rain water, which they preseiTe in pits and cisterns [...] The cattle of those islands are camels, horses, asses, bullocks, sheep, goats and hogs [...] The horses here are of the Barbary breed, and are much esteemed in Canaria and Tenerife for their spirit and swiftness» (197-198).

• d) «About an hour after, we were awaked by some of the principal inhabitants, who demanded of us from whence we carne» (208).

• e) «On the south side of the mouth of this rivulet stands an old round tower» (272).

• f) «but I have no reason to believe, by any thing I could learn, that they are venomous or do any harm» (274).

• g) «Every morning, near this part of the island, a cloud or mist arises from the sea, which the south and easterly winds forcé against the fore-mentioned steep cliff [...] from whence it distils in drops during the remainder o/the day» (276-277).

• h) «They catch the young in their nests, kill and salt them, and then carry them to Tenerife for sale» (280).

• i) «When you enter the inner door of the casa puerta you come to the Patio» (285).

• j) «plays are acted in the streets for the amusement of the multitude» (298).

• k) «The children here are taught in the convenís reading, writing, Latin, arithmetic, logic and some other branches of philosophy» (299).

• l) «The imports from Seville, Cádiz, Barcelona, Italy and Majorca are chiefly oil, silks, velvet, salt» (328).

• ll) «lie so long in the road of Santa Cruz waiting their turns» (333).

• m) «If any ot the crew carry wine, brandy, oil, vinegar, pepper, onions» (335).

• n) «she will be able to complete her cargo in four days. This I have often had opportunity to observe. But as the trade or north-est wind commonly blows fresh on that coast» (337).

• ñ) «How the Spaniards carne, soon after, in America, to act in a quite contrary manner, is hard to conceive» (344).

• o) «at their return to Holland, a book was published» (350).

• p) «In the course of the same war some English privateers landed a considerable number of men on the island of Palma (351) [...] All the English privateers that ever went to cruize among these islands were disappointed» (352).

• q) «A master of a French ship lying in the road of Orotava, was standing near the port [...] luckily for the Frenchman, the merchants in a body, with some discreet clergymen, went to the Inquisition» (355).

• r) «He was not shut up in the prison of the Inquisition, but allowed to range within the walls of a convent in Canaria» (358).

En ocasiones, la traducción deforma o equivoca lo que la fuente original refleja. Así, Glas calcula la distancia que hay entre la orilla del mar y el pie del risco de Famara en dos tiros de mosquete (185), mientras que en la traducción la estimación se reduce a solo uno. También, al hablar de la villa de Betancuria, Glas nos dice que «the number of houses are nearly a hundred» (192), mientras que en la traducción la cantidad se eleva a doscientas. En el capítulo VIII al hablar de La Matanza de Acentejo, nuestro autor ubica esta población a mitad de camino entre Santa Cruz y el Puerto de La Orotava, mientras que la traducción la localiza entre Santa Cruz y La Orotava. En el capítulo relativo a la pesca en la costa de Berbería, Glas anota que ha visto cómo tres hombres capturaban ciento cincuenta tasartes en media hora (336-337) y en la traducción la cantidad que se refleja es ciento cinco. También, para el ataque de los corsarios franceses a Santa Cruz de La Palma, Glas da la fecha de 21 de julio de 1553 (350), mientras que en la traducción este hecho figura tres días más tarde.

Continúa...

Francisco Javier Castillo

1 comentario:

  1. Un artículo muy interesante. Muchas gracias por su concienzuda labor. Ciertamente es incomprensible la omisión de tal cantidad de datos por parte del traductor pero sin duda su trabajo es de gran interés al acercarnos a quienes no somos angloparlantes a esta obra de otra manera inacccesible.

    ResponderEliminar