martes, 15 de abril de 2014

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LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES CANARIAS: CLAVES PARA UNA COMPRENSIÓN DE SU PROCEDENCIA. (IV)

EL ESTILO TAZINA, ENTRE LAS REPRESENTACIONES DE MAYOR ANTIGÜEDAD EN MARRUECOS.

Las imponentes imágenes de la gran fauna salvaje, pertenecientes al periodo del búbalo -también época de los cazadores-, el más antiguo de entre los que han sido establecidos en las clasificaciones del Tassili y Acacus, así como del Atlas sahariano, escasean, incluso desaparecen en ciertos territorios distantes de aquellas regiones. No obstante, hay testimonios de un búbalo con características netamente distintas al que acabamos de referir, el búbalo naturalista de grandes dimensiones, que a diferencia de éstos tiene un tamaño considerablemente menor, y que ha sido trazado con una morfología peculiar. Este pequeño búbalo comparte por lo demás afinidades técnicas con otras especies de la fauna salvaje, entre las que figuran rinocerontes, elefantes, gacelas, antílopes, avestruces, jirafas, caballos, etc., conformando así un grupo que ha sido denominado "estilo de Tazina", y del que se encuentran numerosísimas testimonios en el sur de Marruecos. Los rasgos específicos de este estilo (se trata de un estilo, no de un periodo del arte rupestre) radican en el modesto tamaño de los motivos (siempre en comparación con el búbalo naturalista), realizados mediante profundas incisiones con posterior pulido en la mayoría de los casos y que describen el contorno de los cuerpos, en perfil, con miembros algo desproporcionados, teniendo en cuenta el largo exagerado de sus cornamentas y patas, frecuentemente acabadas en puntas, a veces sin concluir siquiera. Los humanos aparecen raras veces entre estas imágenes, aunque sí ciertos objeto de su uso, determinadas armas, posibles trampas y hay que sumar algunos motivos que se resisten a ser identificados, además de la presencia de múltiples figuraciones geométricas. En cuanto a la distribución geográfica de estas manifestaciones se sabe que son especialmente abundantes en un vasto territorio que podría describirse como un enorme triángulo, del que dos puntas se ubicarían cerca al Océano Atlántico (sur de Marruecos y las proximidades de Rió de Oro aproximadamente), mientras que la más oriental se aproximaría al macizo del Tassili; en el interior de estas regiones se encuentra el Atlas sahariano, zona con abundantes representaciones, donde además se comenzó a describir las características de este estilo (Tazina, en el suroranesado). A. Muzzolini (1995:104) apunta igualmente pequeños islotes en el centro del Sahara: en el Wadi Mathendous en Libia, pero también el Djado y los bordes del Tibesti, con lo cual estamos frente una convención artística expandida en múltiples zonas geográficas, y en cuya consecuencia resulta difícil excluir la posibilidad que los autores de estos retratos pertenezcan a diferentes sociedades. En cuanto a la estimación de su cronología -siempre relativa-, y en razón a la presencia de los animales salvajes, así como la técnica empleada, los investigadores sitúan las imágenes más antiguas de este estilo entre la época de los cazadores y la de los pastores de los bóvidos, mientras que las más recientes podrían ser coetáneas del periodo del caballo (Muzzolini, 1995:161) . No obstante, aunque probablemente procedan de épocas próximas, los testimonios del periodo del caballo y los mismos cuadrúpedos del estilo de Tazina no comparten por lo general yacimientos rupestres o, cuando en alguno existen grabados realizados por "diferentes manos", estas aparentemente rehúsan compartir vecindad sobre el mismo panel.

En gran parte de los yacimientos conocidos por el estilo de Tazina existen figuraciones geométricas que no permiten ser asociadas a dicho estilo, ya que fueron realizados por otra técnica y también acusan aspectos morfológicos distintos. Son por tanto diferentes a aquéllos y, si buscáramos analogías con los grabados canarios, debemos reconocer que poseen grandes similitudes con los más emblemáticos de La Palma, lo que puede ser indicativo de convenciones iconográficas compartidas. Hasta la fecha en ningún caso ha podido demostrarse, en esta isla, una relación evidente entre los motivos geométricos de grandes dimensiones y las inscripciones líbico-bereberes, y el texto de la única inscripción alfabética, ubicado en Tajodeque, aparece en un panel junto a motivos geométricos de menores dimensiones, que se relacionarían en todo caso con los que forman el contexto de la grafía en El Hierro o en Gran Canaria. Esta circunstancia parece reproducirse igualmente en el vecino continente, pues a nuestro conocimiento, y siempre en base a los escasos estudios existentes en este tema, una supuesta adscripción entre los grandes motivos geométricos de esta tipología (La Palma) y las inscripciones líbico-bereberes, presentaría serios problemas.

Sí es verdad que se encuentran con cierta frecuencia inscripciones líbicobereberes en yacimientos del estilo de Tazina, pero éstas se corresponden generalmente con una técnica y contexto iconográfico distinto a las restantes representaciones. Valga recordar como ejemplo las tres inscripciones halladas en Tarna, Aït Ouazik, cuyos textos alfabéticos vienen acompañados por pequeñas formas geométricas, o la de Tiganne, que fue realizada en base a una incisión muy fina y forma un conjunto con una palmera y algún animal indeterminado. En estos casos, que podrían ampliarse con otros ejemplos, las pocas figuraciones al lado de estas inscripciones permitirían por el contrario ser contextualizadas en los ámbitos líbico-bereberes conocidos, pero desde luego no con los de Tazina, ni con los motivos geométricos complejos.

Continúa...

Renata Ana Springer Bunk

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