martes, 1 de abril de 2014

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EL PRIMITIVO POBLAMIENTO HUMANO DE CANARIAS EN LA OBRA DE DOMINIK JOSEF WÖLFEL: LA PREHISTORIA INSULAR COMO «CULTURA MARGINAL O DE FRONTERA» (II)

3. EL PRIMITIVO POBLAMIENTO HUMANO DE CANARIAS, SEGÚN LA CONCEPCIÓN DE WÖLFEL.

3.1. EL MARCO TEÓRICO: LA LINGÜÍSTICA COMPARADA, EL HISTORICISMO CULTURAL Y EL DIFUSIONISMO.

La aportación de Dominik Josef Wölfel al tema de la primitiva colonización insular se efectuaría a partir de la lingüística comparada, del historicismo cultural y del difusionismo, estando el autor fuertemente condicionado por la concepción de los indígenas canarios como un reducto superviviente de la raza de Cro-Magnon europea. En el campo de la lingüística comparada, su formación como lingüista y berberólogo está íntimamente relacionada con la figura de Diedrich Westermann, sobre quien ya nos hemos ocupado líneas atrás. En el aspecto antropológico, particularmente en el apartado de la raciología y en la presunción de la raigambre europea de la raza canaria de Cro-Magnon, sería decisiva la influencia que sobre él ejercieron autores como Eugen Fischer, Fritz Paudler y Fritz Kern —tal y como hemos tenido ocasión de comentar— y, en menor medida, René Verneau. En el caso del historicismo cultural, su adscripción a este enfoque teórico queda justificada, en muy buena medida, a partir de su propia actitud religiosa, pues tal y como ya hemos tenido ocasión de señalar, Wölfel fue un católico profundamente religioso. Esta convicción le llevaría a rechazar cualquier planteamiento de corte evolucionista, de manera que desde su perspectiva, la «prehistoria» canaria se podía explicar únicamente a partir de gigantescos círculos culturales. De este modo, Wölfel, al igual que sus contemporáneos, pretendió definir culturas arqueológicas delimitadas espacial, cronológica y culturalmente, partiendo de una serie de características homogéneas en un conjunto suficientemente amplio de elementos de la cultura material indígena canaria (caso de las estructuras «megalíticas», de las inscripciones rupestres, de la cerámica, etc.); y concibió el cambio cultural (y por tanto histórico) a través de la difusión, o alternativamente de la sustitución de poblaciones, pero nunca a través de la evolución. Desde su óptica, el desarrollo cultural era explicable únicamente por convergencia.

El arraigo del historicismo cultural en Wölfel se explica, igualmente, sobre la base de sus conexiones con la Escuela Cultural vienesa, especialmente con Hugo Obermaier (1877-1946), quien por esas fechas fue el máximo responsable de la difusión del historicismo cultural entre las principales autoridades académicas españolas del momento (Pérez de Barradas, Martínez Santa-Olalla, Almagro Basch, etc.) y el fundador de la moderna prehistoria y de la arqueología profesional española (Peiró & Pasamar, 2002:447-448). En relación con esta influencia de Obermaier sobre Wölfel, es sintomático un hecho: el etnólogo austriaco había planificado emprender sus trabajos sobre el mundo canario contando con la ayuda de Eugen Fischer y de Hugo Obermaier, llegando a planear incluso desplazarse a las islas en compañía de ambas personalidades para rematar sus tareas (Wölfel, 1930a:723; 1932b:104; 1932c:3; 1932d:4 y 1932e:7; García Cabrera, 1932:2 y Lorenzo-Cáceres, 1933:3). Según expondría:

Las primeras excavaciones científicas hechas en las islas se harán por el hombre más competente que ahora hay para excavaciones en Europa. Es nuestro ilustre compañero don Hugo Obermaier de la Universidad Central, natural de Alemania. [...] Él conseguirá un material completo para el estudio y una cronología de las diversas capas etnológicas y antropológicas que se superponían y mezclaron en las islas [Wölfel, 1932c:3 y 1932e:1].

La oportunidad que se presentaba para vincular los estudios arqueológicos canarios con el mundo académico español y, en particular, con Hugo Obermaier, una de las personalidades por entonces más destacada en los estudios de la prehistoria española, llevaría al presidente del Instituto de Estudios Canarios, José Peraza de Ayala, a nombrar a Obermaier miembro correspondiente del Instituto a finales de 1932. Con tal reconocimiento, obviamente, se perseguía asegurar su presencia en las islas y su colaboración científica en los asuntos arqueológicos. No obstante, lo cierto es que tal visita nunca llegó a producirse. Obermaier contaba en 1932 con cincuenta y cinco años de edad, y en 1936, a raíz de los problemas acaecidos con motivo del estallido de la Guerra Civil, abandonaría España para establecerse en Friburgo (Suiza), donde falleció ocho años más tarde (Peiró & Pasamar, 2002:447448). Wölfel, por tanto, no contaría con la colaboración de Obermaier en los trabajos de campo, aspecto éste que no le impediría desarrollar finalmente el historicismo cultural en sus trabajos sobre Canarias.

3.2. EL PARADIGMA RACIOLÓGICO: EL PROTAGONISMO EUROPOIDE.

Junto al enfoque teórico de los círculos culturales, la aportación de Wölfel al estudio del primitivo poblamiento de las islas estuvo fuertemente imbuida, como hemos apuntado, por toda la literatura que, relacionada con la Antropología física (Rassenkunde) y con las teorías raciales, se desarrollaba por entonces en Alemania y Austria. Esta línea de investigación, de hecho, acabaría constituyendo una vía de apoyo de cara a las aspiraciones del régimen nazi, insistiéndose especialmente en la ecuación raza-cultura-etnia o pueblo. Y esta orientación dada a los estudios antropológicos posibilitó que la raciología desarrollada a partir de la década de 1930 se convirtiera en una seudo-ciencia, hasta el punto de que el término «raza» llegó a ser un pretexto para explicar todo aquello que no se podía explicar (Arnold, 1990; Massin, 1996; Ruiz, 1998: 148; Fetten, 2000:142-148). Wölfel, en este sentido, defendería la identificación de los indígenas canarios con la raza de Cro-Magnon europea, la cual, a su vez, era emparentable con el prototipo de raza aria (ojos azules y cabello rubio) (Wölfel, 1932c:3; 1932e:1 y 1934b:499). Asimismo, y siguiendo a Meyer y a von Luschan, secundaría la arribada a Canarias de un tipo Armenoide o Mediterranoide (Wölfel, 1932d:2 y 1932e:5), el cual había sido relacionado a finales del siglo XIX con la raza indogermana o indoeuropea. Este panorama racial mixto, en definitiva, le llevaría a defender la pluralidad racial, cultural y étnica aducida por René Verneau —y con posterioridad por Fischer— para las Islas Canarias en su etapa «prehistórica» (Wölfel, 1930a:711-712; 1932a:25-26 y 1934b:498-499). No perdamos de vista, en relación con esta orientación de los estudios de Wölfel, que tal y como ya comentamos páginas atrás, el autor perseguía publicar un libro titulado Las Antigüedades Canarias y la «Cultura Occidental». Problemas de la protohistoria de la Europa Occidental y del África septentrional a la luz de hechos nuevos, en cuyo índice planteaba el estudio de las razas Dinárica, Armenoide y Alpina (raza aria o indoeuropea) en conexión con Canarias.

3.3. LA DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA.

En el ámbito lingüístico, tal pluralidad racial debía haber tenido, según Wölfel, su repercusión, de manera que era posible identificar en la islas la existencia de «diversas lenguas del Mediterráneo de la edad de la Piedra». Wölfel, a partir de la asociación entre raza y cultura hablaría entonces de la presencia en Canarias del bereber (Wölfel, 1932c:3; 1932d:2 y 1932e:1-5), a la par que llegó a establecer comparaciones entre elementos lingüísticos prebereberes y las lenguas indogermánicas con vistas a encontrar un sustrato común, pues según el autor, pudo haber existido una lengua común o matriz del megalítico (Sprache der Megalithikultur) de la cual pudieron descender el bereber y parte de las lenguas indoeuropeas del occidente de Europa (Wölfel, 1943:105106 y 1996 [1965]:31-35). Eugen Fischer, quien, como ya hemos señalado, había abogado por la relación entre el guanche y las lenguas germanas, secundaría a Wölfel en este particular, reconociendo que era posible hablar de la existencia de relaciones entre los elementos idiomáticos prebereberes de las antiguas lenguas canarias (Tamazirt [sic]) y otros elementos de las lenguas indoeuropeas (Fischer, 1963:53). Sin embargo, poco después reconocía, contradictoriamente, que «de ninguna manera puedo tratar críticamente esta obra lingüística modelo (12), porque para ello me faltan todos los conocimientos de esta disciplina lingüística» (Fischer, 1967:152).

(12) Fischer se refiere aquí a los Monumenta Linguae Canariae de Wölfel.

En conexión con la validez de los estudios lingüísticos de Wölfel, cabe señalar que la conexión entre el guanche y las lenguas indogermánicas carece de valor científico alguno. Tampoco perdamos de vista, por lo que respecta a las propias etimologías sugeridas por Wölfel para términos supuestamente bereberes, que tal y como ha señalado Carmen Díaz (1989:387-388), el poco conocimiento que Wölfel tenía del español y del portugués lo llevó a establecer filiaciones incorrectas en sus Monumenta. De esta manera, al no encontrar paralelos románicos para algunos canarismos, Wölfel remitiría las palabras objeto de estudio a las lenguas indígenas de Canarias, a la par que, al ser incapaz de advertir romanismos en algunas formas canarias, creó etimologías carentes de valor.


Continúa...

A. José Farrujia de la Rosa
Mª. del Carmen del Arco Aguilar

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