En el Monteverde, verde;
en la mar, azul de ensueño.
Hay dos roques que dialogan
con palabras y silencios.
Caminando prontamente,
van las voces al encuentro
por hechizadas veredas,
por encantados senderos.
Así se entienden las gentes,
tanto en prosa como en verso.
Hablando, la paz conquista
el corazón de los pueblos,
yendo de acá para allá,
las distancias descubriendo.
En el Monteverde, verde;
en la mar, azul de ensueño.
Entre la niebla sutil
yo llegué hasta Roque Negro;
en un día deslumbrante,
columbré Roque Bermejo.
Hoy habitan el poema
que escribí hace algún tiempo,
y no podría explicar
este sencillo misterio,
ni con tulgentes palabras
ni con oscuros silencios.
En Anaga sucedió,
junto a las puertas del cielo.
En Benijo, con el alba,
van las voces al encuentro.
En el Monteverde, verde;
en la mar, azul de ensueño.
Autor: Fernando Garcíarramos (14 de Noviembre de 2005)
Ubicación del poema: Camino a El Draguillo (Benijo)
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