sábado, 7 de junio de 2014

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La cueva sepulcral del Barranco de Jagua, en El Rosario, Tenerife. (Los tablones)

6. Los tablones

La colocación de maderos de tea en los enterramientos guanches era práctica conocida. Hasta se llegó a hablar de ataúdes. También era conocida una larga pieza de tea empleada para el transporte del muerto hasta la cueva sepulcral. Parece ser que su nombre era chajasco. Solamente se conoce un ejemplar, procedente de Taburco (Teno), en el NW de la Isla, que se hallaba en el Museo Villa Benítez y que hoy figura en las colecciones que custodia el Cabildo Insular de Tenerife.

Pero entre el chajasco y los tablones que se sabía aparecían en algunos enterramientos faltaba la descripción de cómo dichas piezas estaban colocadas la relación precisa y exacta entre ellas y el cadáver y, lo que es tan importante, el carácter de rito o práctica religiosa que ello pudiera tener.

La covacha sepulcral del Barranco del Brezo ha venido a suministrar una valiosa información sobre todos esos puntos, hasta el extremo que en lo sucesivo habrá que hacer referencia a este yacimiento cuando de enterramientos guanches con cadáveres sobre maderos se hable.

El número de tablones sobre los que descansaba el cadáver era de cinco, aunque solamente cuatro eran los que soportaban la momia. El quinto tablón estaba colocado a lo largo y al lado derecho del cadáver, como queriendo separar el cuerpo de otros enterramientos. Esta pieza de madera, abierta en parte de su longitud, ligeramente abarquillada por conservar la curva del tronco, era la más larga: 1'80 m. de longitud por 0'16 m. de ancho.

Las dimensiones de las otras piezas son: 1'20 x 0'15, 1'10 x 0'75, 1'10 x 0'06, y 0'89 x 0'15 m. De estas cuatro piezas la más interesante es la primera, por presentar un orificio, aproximadamente rectangular, de 6 cm. de longitud por 4'5 cm. de anchura, practicado a unos 45 cm. de la cabecera del tablón y hacia el centro de éste. El otro extremo aparece roto, precisamente en el punto donde existía otro orificio semejante al descrito (lám. IV-2, tablón de la derecha).

Estos orificios están excavados con la técnica del doble bisel, trabajado a un lado y otro del tablón. La utilización de instrumentos de escaso filo, o de filo poco resistente, da bastedad y rudeza a la superficie cortada, lo que se advierte no sólo en los orificios, sino sobre todo en los extremos de los tablones. Los bordes laterales de éstos dan la impresión de haber sido rajados y someramente pulidos después.

Por las dimensiones señaladas se habrá advertido que, salvo el tablón colocado al lado del cadáver, cuya longitud sería aproximada a la de éste, los demás resultan más cortos que la estatura normal de un hombre. Los tablones quedaban más cortos que el cuerpo, causa por la cual éste perdió, al quedar sin soporte, su parte inferior. De los cuatro maderos que estaban bajo el cuerpo, el mayor de ellos estaba en el centro y los otros tres colocados uno a la derecha y dos a la izquierda.

Este enterramiento aclara, por lo que se ha visto, el empleo de los tablones en las prácticas funerarias aborígenes; pero queda sin aclarar, por ahora, la finalidad de los agujeros practicados en una de las tablas de tea.


Lám. IV-2. Disposición de los maderos y de la yacija de hierba.

Continúa...

Luis DIEGO CUSCOY

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