miércoles, 25 de junio de 2014

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UNA VISIÓN DE LAS ISLAS AFORTUNADAS, A PARTIR DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS (II)

2. EL MEDIO TERRESTRE. LOS RECURSOS VEGETALES A PARTIR DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS: LOS CARBONES

El análisis de más de 36. 000 fragmentos de carbón arqueológicos suponen el avance más destacado referido al estudio de las evidencias arqueobotánicas en Canarias. Nuestros resultados ofrecen un corpus de datos paleobotánicos y arqueobotánicos que nos permiten interpretar la prehistoria de Canarias con un enfoque diacrónico.

Las muestras proceden de las islas de Fuerteventura: cueva de Villaverde; de Gran Canaria: de los poblados El Burrero y La Puntilla; de la cueva de La Cerera (Arucas); del yacimiento el Tejar (Santa Brígida); y de un sondeo realizado en la mina de Hogarzales (S. Nicolás de Tolentino). En Tenerife hemos analizado 15 yacimientos de hábitat; 10 en cueva: Las Palomas, Don Gaspar, la cueva núm. 3 y Los Guanches 2 (Icod de Los Vinos), Las Fuentes, Arenas-3 y Las Estacas (Buenavista del Norte), Los Cabezazos, Higuera Cota (Tegueste); Los Barros 2 (La Orotava). Dos necrópolis: Los Guanches-1 (Icod), Arenas-1 (Buenavista del Norte); un poblado de cabañas estacional: Chafarí (Las Cañadas del Teide); y la cueva de Achbinico (Candelaria). En La Palma: El Tendal, La Zarza y una muestra del Roque de Los Guerra (Mazo). En La Gomera hemos estudiado muestras de los conjuntos arqueológicos Lomo de Piquillo y Altos de Garajonay; y de la cueva funeraria de Vallehermoso. En la isla de El Hierro: Juaclos, Guinea y la necrópolis La montaña de La Lajura. El antraco-análisis nos ha permitido identificar un amplio repertorio florístico. Las especies vegetales que se han utilizado con mayor frecuencia como combustible son: Erica arborea, Ilex canariensis, Pinus canariensis, Visnea mocanera, Myrica faya, Arbutus canariensis y Juniperus turbinata ssp. canariensis. Además de arbustos: Cistus monspeliensis, Salvia ssp. Spartocytisus supranubius, Adenocarpus, Euphorbia sp., Rumex lunaria, Lycium sp., Chenopodium sp., monocotilédoneas (cf. Phoenix canariensis); raíces y rizomas de helechos, tales como Pteridium aquilinum (Cuadro 1 a y b). Pero, sobre todo, el análisis antracológico nos muestra la existencia de cambios en el paisaje vegetal.

En Fuerteventura el análisis de los carbones procedentes de la cueva de Villaverde nos ha permitido identificar Olea europaea, Pinus canariensis, Arbutus canariensis, Visnea mocanera, Laurus azorica y Persea indica, entre los siglos III a VII A.D. Las frecuencias relativas de estos taxones comienzan a disminuir progresivamente a partir del siglo IX, para acabar desapareciendo en los siglos XI-XIII A.D.; en favor de los pequeños arbustos tipo Chenopodium sp. y Lycium intrincatum (Machado 1996).
Cuadro 1: Especies vegetales identificadas por el análisis antracológico. La distribución de las especies en distintos pisos bioclimáticos es sólo orientativa.
** Especie introducida durante el período pre-hispánico
*** Especie introducida durante el período histórico.

Cuadro 1: Especies vegetales identificadas por el análisis antracológico. La distribución de las especies en distintos pisos bioclimáticos es sólo orientativa.
** Especie introducida durante el período pre-hispánico
*** Especie introducida durante el período histórico.

En Gran Canaria, el análisis antracológico del poblado costero El Burrero (Ingenio), donde la vegetación local se caracteriza por la presencia de Zygophyllum fontanesii y por una comunidad vegetal de sustitución donde están presentes Plocama pendula, Kleinia neriifolia y Euphorbia balsamifera, muestra la existencia de taxones arbóreos como Pinus canariensis, Salix canariensis, Picconia excelsa y Rhamnus glandulosa entre 1560+/-80BP. Cal AD 340/650 (Beta-157277) y 1010+/-40BP., Cal AD. 980 o 1100/1140 (Beta- 157276). En el yacimiento de Los Melones (Telde), poblado también costero, fechado entre Cal AD 1300 a Cal AD 1430 (Beta-177041), el análisis muestra Pinus canariensis, Salix canariensis, Olea europaea, Visnea mocanera, Cistus sp., Hypericum canariensis, Arbutus canariensis, Erica arborea y Ficus carica. La presencia de la higuera nos sugiere un cambio substancial del territorio cercano al yacimiento, como consecuencia del desarrollo agrícola. En ambos yacimientos el impacto de las actividades humanas parece ser progresivo y haber llevado al hombre a recoger la leña entre los pisos termocanario seco al mesocanario seco. En el yacimiento de La Cerera (Arucas), a 280 m. de altitud, Pinus canariensis es la especie dominante. Actualmente, el pino canario se localiza en el norte de Gran Canaria, a partir de 1.000/1.400 m. de altitud. Finalmente, en las minas de Hogarzales identificamos Erica arborea, Ilex canariensis, Arbutus canariensis y Pinus canariensis en 1010 Cal AD. Actualmente, estas especies no existen en la zona.

En Tenerife el análisis antracológico en distintos yacimientos localizados en la vertiente Norte y NW de la isla (la cueva de Las Palomas y Don Gaspar, Las Fuentes y Arenas-3) nos ha permitido reconocer las áreas de recogida de la leña, y observar cambios a lo largo de la secuencia arqueológica. Los cambios parecen estar ligados al desarrollo e intensidad de las actividades económicas, fundamentalmente de la agricultura y el pastoreo. En las fases iniciales (siglo III B.C.) la leña se recogió en el territorio inmediato, en el piso termocanario seco; y al final, entre los siglos XII y XV de nuestra Era, en el monteverde (Machado et al. 1997, Machado & Ourcival, 1998). En Las Cañadas del Teide, el estudio de una muestra de carbones procedentes del yacimiento de Chafarí nos permitió constatar que en el espacio de dos siglos, entre el siglo XIII y el XV A.D., las especies arbóreas Pinus canariensis y Juniperus cedrus desaparecen del espectro antracológico, en favor de arbustos como Spartocytisus supranubius, Chamaecytisus proliferus y Adenocarpus sp. (Machado & Galván, 1998).

En la isla de La Gomera el análisis del combustible utilizado en las aras de sacrificio del Lomo de Piquillo y Alto de Garajonay nos ha permitido identificar un conjunto florístico diversificado, en el que reconocemos Pinus canariensis, Juniperus turbinata ssp. canariensis, Arbutus canariensis, Picconia excelsa, Olea ssp., y cf. Lycium intrincatum. El pino canario es una especie rara en la isla y se considera una introducción reciente.

En la isla de La Palma el estudio de los carbones procedentes del área B del yacimiento El Tendal (Los Sauces) nos ha permitido observar un cambio del territorio de explotación económica. En el estrato VI o más antiguo, entre el I siglo B.C. (500 av. JC. fecha no calibrada ) Erica arborea, Ilex canariensis y Myrica faya son abundantes. Mientras que en los niveles más recientes, siglo VII AD., las especies dominantes son Laurus azorica y Persea indica (Machado, 1995). En el Caboco de La Zarza, entre los siglos XI AD.-XV AD. , predominan Pinus canariensis, Erica arborea y Myrica faya. El fayal-brezal parece estar presente y formar parte de la vegetación local (Machado & Martín, 2000).

Finalmente, en la isla de El Hierro el análisis del combustible utilizado en los conjuntos habitacionales Guinea-Juaclos, yacimientos que se localizan en El Golfo, a 80 m. de altitud y que fueron ocupados, al menos, entre los siglos IV y el XIV (Jiménez, 1993), nos revela la existencia de Pinus canariensis y Juniperus turbinata ssp. canariensis. Pinus canariensis no se localiza en la vertiente septentrional de la isla y Juniperus turbinata ssp. canariensis no forma parte actualmente de la vegetación local (Machado, 2000). De otra parte, en la necrópolis La Lajura, yacimiento que se localiza entre los municipios de El Pinar y La Restinga, con una cronología entre 1740+/-60BP, cal AD 135 a 425 (Beta-128884) y 1120+/-40BP , cal AD 690 a 895 (Beta-128883), hemos identificado Pinus canariensis, Erica arborea, Myrica faya, Laurus sp., Picconia excelsa, Arbutus canariensis, Visnea mocanera, Olea europaea ssp. y Phoenix canariensis. Además de Spartocytisus filipes/Retama raetans, Plantago sp., Euphorbia sp., leguminosas y rizomas de helechos. El análisis de un pequeño fragmento de una vasija en madera nos permitió reconocer Salix canariensis. Un taxon que hoy es raro en la isla.

En resumen, el análisis antracológico nos ha permitido reconocer los diferentes ecosistemas existentes en el Archipiélago, y el territorio de explotación del combustible. Las áreas de recogida de la leña, en general, se localizan entre 0-2 km. de distancia de los yacimientos y raramente a más de 5 km. En este espacio geográfico encontraban todos los vegetales que podían utilizarse como combustible, árboles, árboles frutales y también raíces y rizomas (Cuadro 1).

LAS SEMILLAS

Los primeros habitantes trajeron con ellos las primeras plantas cultivadas y las primeras plantas adventicias. Los restos de cebada (Hordeum vulgare) han aparecido en todas las islas, excepto en Lanzarote y Fuerteventura (Morales, 2002). El trigo (Triticum aestivum/durum) se cultivó en Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Las habas (Vicia faba) en la isla de Tenerife y en La Palma; mientras que las lentejas (Lens culinaris) sólo se han identificado en las islas de Gran Canaria y La Palma (Morales et al., 2001; Morales 2003, 2004). En esta última isla también se han identificado restos de Lathyrus cicera/satirus en el yacimiento el Tendal (Los Sauces), (Martín, 1992). Pisum sp. y la Avena sp. han sido identificados en el complejo arqueológico de Don Gaspar (Tenerife) (Arco et al., 1990; Arco et al., 2000). El análisis carpológico realizado por M. Hopf en este conjunto puso en evidencia que las frecuencias relativas de H. vulgare eran más importantes que las alcanzadas por T. aestivum/durum. En los niveles más antiguos del yacimiento de Don Gaspar (siglo III d.C.) se identificaron semillas de T. aestivum/durum y Vicia fava; mientras que en los más recientes (V/XI siglos) no aparecen (Arco et al., 1990 y 2000). Ficus carica ha podido ser identificada por el análisis antracológico y carpológico. La higuera está presente en Gran Canaria y en Tenerife (Machado et ali., 1997; Fontugne et ali., 1999; Morales, 2003). La vid (cf. Vitis vinifera) por el carbón en la isla Tenerife (Machado, 1994; Arco et al., 2000) y en Gran Canaria (Machado, inédito). Por otra parte, la presencia en la isla de La Palma de semillas procedentes de plantas cultivadas junto a semillas de plantas adventicias, como Emex spinosa, Sillene gallica, Amaranthus sp., Solanum nigrum y Gallium aparine (Morales, 2004), y también de Gallium aparine en las islas de El Hierro y La Gomera (Morales, comunicación personal), muestran que durante el período precolonial habían tenido lugar importantes cambios en el paisaje. De 34 taxones identificados por las semillas sólo 14 pertenecen a plantas autóctonas, el resto llegó con el hombre (cereales, leguminosas, árboles frutales y plantas ruderales) (Cuadro 2). La presencia de «malas hierbas» (hierbas y pequeños arbustos), que son extremadamente prolíficas, aparece conjuntamente con la agricultura. Estas plantas modifican la biodiversidad y conducen a cambios ecológicos; la competición entre las plantas nativas y las recién llegadas puede producir cambios que conducen a la extinción. La flora de las islas Hawai es una muestra de este fenómeno. En ese sentido, nos sorprende que para las Islas Canarias y para ese período no se conozca ningún caso de extinción vegetal. Aunque algunos autores señalan que, sin duda, existieron algunos casos entre las plantas de alta montaña (Aguilera et al., 1994). En nuestra opinión, la introducción de «alien plants» en Gran Canaria y Tenerife, dos islas donde el desarrollo agrícola fue importante (presencia de silos y de sistemas de irrigación), pudo estimular el crecimiento y la variabilidad de las especies. En el yacimiento de Don Gaspar (Tenerife) la identificación de Vicia faba para Jiménez es discutible, porque esta semilla, según el autor, pudó proceder de una especie nativa (Jiménez in Arco et al., 2000); aunque, C. del Arco (Arco, ob. cit.) insiste en que se trata de la especie cultivada y no hay dudas sobre la identificación. Sin embargo, la presencia en este yacimiento de Pisum sp. (en el nivel III) y Lathyrus ssp. (en los niveles III-I) nos permite pensar que quizás la hipótesis expuesta por Jiménez puede ser válida en otros casos. Finalmente, la hibridación entre plantas invasoras con especies nativas puede causar a largo plazo la extinción. Actualmente en Canarias, existen dos casos especialmente vulnerables, nos referimos a Arbutus canariensis y Senecio teneriffae (Levin et al.,1996).
CUADRO 2: Semillas identificadas en contextos arqueológicos, con referencia a la isla. Dracaena drago por el antraco-análisis en Los Guanches-2 y Vitis vinifera en la cueva de Don Gaspar (Icod de Los Vinos, Tenerife) (Arco et al., 2000). Los restos de madera carbonizada de Ficus carica han aparecido en el Lomo de los Melones, La Cerera (Gran Canaria) y en el conjunto arqueológico de Don Gaspar (Icod de Los Vinos, Tenerife). Las semillas, en El Lomo de Los Melones, La cueva Pintada, S. Antón y La Cerera (Gran Canaria). No se han identificado plantas adventicias entre las muestras estudiadas de la isla de Tenerife. (** desconocemos si estos taxones son introducidos o formaron parte de la vegetación nativa.)

Continúa...

María del Carmen Machado Yanes

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