viernes, 21 de marzo de 2014

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CANARISMOS DEL CAMPO - LÉXICO DE LA GANADERÍA (III)

GUANIL

Esta voz se utiliza en el habla insular con los valores de 'ganado salvaje', 'ganado libre', 'ganado sin dueño', y 'ganado suelto sin marca'. En el habla de La Palma el término posee para Juan Bautista Lorenzo Rodríguez (26) los significados de 'cabra salvaje', 'animal sin dueño' y 'persona desocupada', utilizándose también, de acuerdo con el ya citado inventario léxico de Antonino Pestana, en las dos acepciones de 'ganado que está suelto, sin marca alguna' y 'objeto que teniendo par se ha quedado sin compañero' (27), y nosotros hemos documentado en varias zonas de esta isla el uso de la expresión cabrito guanil para designar a la cría de la cabra que ha sido abandonada por su madre. Junto a esto, G. Rohlfs registra la voz guanil en sus informantes de las localidades herreñas de Mocanal, La Frontera y El Pinar, así como de Ampuyenta (Fuerteventura), con el sentido de '(oveja o cabra) no marcada' (28). Asimismo, en Lanzarote existe la variante juanil, que, además de los valores ya vistos en el sector de la ganadería, también funciona entre la gente del mar con el sentido de 'unidad, único, sencillo; lo que siendo par, carece de pareja' (29).

(26) Apud D. J. Wölfel, Monumenta Linguae Canariae, pág. 494.

(27) Apud Max Steffen, "Lexicología canaria V", ya cit. pág. 76. Asimismo, cfr. Juan Régulo, Notas acerca del habla de La Palma, Separata de Revista de Historia Canaria, Universidad de La Laguna, 1970, pág. 125.

(28) Cfr. "Contribución al estudio de los guanchismos de las Islas Canarias", ya cit. s.v.

(29) Cfr. Juan Álvarez Delgado, "Voces de Timanfaya", Revista de Historia Canaria, VIII, 1942, pág. 10, y Francisco Navarro Artiles, Teberite, s.v.

De modo diferente a otros elementos léxicos indígenas, existen numerosos registros tempranos de la presencia de la voz guanil en el habla insular. Así, en el acta de la sesión del Cabildo de Tenerife, celebrada el día 7 de abril de 1511 se recoge que:

"Gregorio Tabordo dice presentó testigos de su salario que  le paguen lo pasado y lo venidero se le afirme. Dijeron asentaban todos los dichos diez mil mrs. de salario en cada año por lo pasado y de aqui adelante por alcalde de la mesta y por herrete de los cueros y que se le mande librar todo lo que se debe del tiempo que ha servido. Y que de cuenta al apuntado así de lo que ha recibido de las penas y de lo guanil(30).

(30) Cfr. Acuerdos del Cabildo de Tenerife, vol. II, 1952, pág. 100.

En la misma fuente figura otro registro, de fecha 22 de julio de 1515, donde se advierte de modo preciso el valor de la voz:

"... que al tiempo que esta isla se encomenço a poblar los pobladores truxeron a ella ganados de bacas e ovejas e puercos e cabras e estos animales... se criaron e crian se en alçado e cada dia se alçan a las montañas... e en la dicha isla tenemos ordenança hecha por justicia e regimiento e costumbre husada e guardada que tal ganado alçado que se llama guanir ninguno lo puede matar ni marcar..." (31).

(31) Cfr. Acuerdos del Cabildo de Tenerife, vol. III, 1965, pág. 103. Asimismo, en el vol. IV, 1970, p. 202, se lee: "Fue platicado que por las montañas término de esta ciudad desde el lugar del Araotava a esta ciudad y en torno de ella hay muchos ganados vacunos alzados salvajes, así guanil como marcados y herrados; y porque haberse estos ganados es útile y provechoso para los criadores, que lo hayan de pedir lo suyo por falta de diligencia y para que haya carne para se pesar, que se pesen aquellos que dueños dellos no se hallaren y se reparta entre criadores, era bien que se diese facultad a aquellos que quisiesen hacer alares y corrales para recoger los ganados y correr los campos y montañas. Y por la presente se les promete que cada res hasta 2 años, 4 reales; y de 2 hasta 3, 6 reales; y de 3 para arriba, 10 reales; y todo el ganado que se tomare, guanil o marcado, que le pareciere dueño y se averiguare ser, se le de y el que no pareciere se reparta por los criadores, con acuerdo del alcalde de la mesta; y que ninguna persona pueda sacar res del tal corral sin pagar a los vaqueros".

En las Capitulaciones que a finales de 1513 presenta la isla de Tenerife a la Corona, entonces ocupada por la reina doña Juana, puede leerse:

"Asimismo, muy poderosa Señora, segund la negrura e grande espesuras de las montañas desta isla, muchos ganados de vacas, puercos e ovejas e cabras e bestias caballares e asnales andan alçados e se hazen bravos sin que sus dueños los puedan herretar ni marcar cuando van a herrarlos e marcarlos, de cuya cabsa muchos ganados de los susodichos, que se llaman guaniles, an andado e andan perdidos por las sierras e montañas e sobre ellos a avido e ay muchos
devates y diferencias y los de la orden de Merced e Trinidad y algunos que tienen cargo de la Santa Cruzada e conpusicion anlo pedido e piden por mostrencos, so colores e formas esquesitas. Pero suplicamos a vuestra Alteza los haga merced que tales animales e ganados guaniles ayan de ser de los criadores, pues que de sus ganados y animales proceden y entre ellos se reparten prorrata, segund el ganado e animales tiene o como la de su merced sea" (32).

(32) Cfr. Acuerdos del Cabildo de Tenerife, II, pág. 281.

El término también figura en la crónica de Abreu Galindo, que lo consigna al hablar de la lengua y costumbres de los naturales de Fuerteventura:

"El vestido y hábito de los de esta isla era de pieles de carnero como salvajes, ropilla con mangas hasta el codo, calzón angosto hasta la rodilla, como los de los franceses, desnuda la rodilla, y de allí abajo cubierta la pierna con otra piel hasta el tubillo; y mahos calzados, de donde son llamados mahoreros. Traen cabello largo, y la cabeza cubierta con un bonete alto de la mesma piel. Peleaban con grandes bastones de palo, que llamaban tezezes. A los valientes llamaban altihay. Las mujeres traían tamarcos de cueros de cabra, y encima pellicos o ropillas de cuero de carnero, y los mesmos bonetes pelosos del mesmo cuero. Servíanse de cuchillos de lajas de pedernal, que llamaban tafiagues. Al cuero llamaban harhuy, y al ganado salvaje, guanil" (33).

(33) Pág. 61.

En relación con la extracción de guanil, Álvarez Delgado (34) señala que se trata de un simple adjetivo aplicado a todos los animales y, extrañamente cauto en esta ocasión, no se pronuncia de modo rotundo sobre el indigenismo de este elemento, si bien señala su proximidad semántica y fonética a las formas wan, wen de las hablas bereberes, que tanto se parecen al numeral guanche ben = uno, de la lista de Sedeño. También G. Rohlfs no considera guanil como elemento prehispánico seguro (35). Para Wölfel (36) no hay duda sobre la vinculación de guanil a voces bereberes y, así, proporciona varios paralelos posibles extraídos de los materiales lexicográficos de Foucauld: ener 'manquer de entrainement', hulel 'être sauvage (un animal d'éspèce domestique)', ahûlil/ihûlîlen 'animal domestique sauvage'. El lingüista austríaco, además, llama la atención sobre la existencia en algunas de estas voces (hulel, ahûlil, ihûlîlen) pertenecientes al dialecto de los Ahoggar, de una h que en muchas hablas bereberes corresponde a un sonido labial, y también señala la variación consonántica l/n entre las formas africana (ahûlil) y canaria (guanil).

(34) Cfr. "Voces de Timanfaya", ya cit. pág. 10.

(35) Cfr. "Contribución al estudio de los guanchismos de las Islas Canarias", ya cit. s.v.

(36) Cfr. Monumenta Linguae Canariae, pág. 495.

Continúa...

Carmen Díaz Alayón

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