domingo, 2 de marzo de 2014


NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL ESTUDIO DE LAS MANIFESTACIONES
RUPESTRES DE EL HIERRO


Los resultados del Proyecto de Investigación de Nuevos Yacimientos Rupestres en la Isla de El Hierro (1999) pusieron de manifiesto la necesidad de revisar los datos de que se dispone sobre las manifestaciones rupestres herreñas. Por ello, durante los dos últimos años (2008-2009) se ha llevado a cabo el Proyecto de Inventario de Inscripciones Alfabéticas en el Ámbito Rupestre Canario. I y II Fase: El Hierro, dirigido por la Dra. Renata Springer Bunk, a fin de recopilar y actualizar el conocimiento de estas evidencias. La ejecución de este proyecto ha supuesto un incentivo para quienes participamos en él, puesto que ha dado lugar al hallazgo de nuevos yacimientos y al “redescubrimiento” de los que entendíamos que eran de sobra conocidos…

La principal conclusión a la que se ha podido llegar es que las características y significado social de las manifestaciones rupestres requieren de una reflexión y revisión en profundidad. Todo ello a la luz del número de yacimientos que se han sumado tras el trabajo de campo llevado a cabo en los dos Proyectos ejecutados, ya que como resultado se han incorporado al Inventario de yacimientos rupestres al menos 17 lugares no documentados, de los que 11 presentan una temática de clara filiación aborigen; y el descubrimiento de nuevos paneles en aquellos que ya habían sido publicados anteriormente sin hacer referencia a ellos. Se pone de manifiesto así la necesidad de una labor de investigación continuada en el tiempo, difícil sin el adecuado apoyo financiero e institucional.

La asidua visita a lugares conocidos, sin dar por concluida nunca la investigación, el análisis sistematizado del entorno y de cada uno de los componentes potenciales del yacimiento, la revisión continua del conocimiento obtenido, la no repetición de esquemas y tópicos, la visión sin prejuicios ni preceptos, la puesta en común y el debate son las sencillas herramientas que abren nuevas perspectivas al conocimiento científico que nos permite acercarnos a la sociedad que produjo los grabados rupestres que estudiamos.

A lo largo de este estudio nos referiremos a “yacimiento rupestre” como a una unidad de grabados, aparentemente cohesionada sobre el territorio, que se agrupan en proximidad aunque pueda haber “lagunas” espaciales entre paneles, en cuyo caso los designamos como “sectores” de un mismo yacimiento. Debe aclararse que se trata de una categorización como metodología de trabajo, puesto que este equipo de investigación no descarta de antemano que lo que en la actualidad se designa como yacimientos diferentes puedan formar parte de una misma unidad; o al contrario, lo que designamos como unidad pueda asimilarse a pautas diferentes. Pero estas unidades deben referirse a la concepción del territorio social, desde ese análisis podrán plantearse hipótesis de agrupamiento o separación y acercarnos al conocimiento de la evolución espacio-temporal de estas manifestaciones rupestres.

Las primeras hipótesis que se plantean como líneas de estudio parten de la observación de un hecho significativo en el análisis macroterritorial: la destacada inexistencia de manifestaciones rupestres en gran parte del territorio insular, frente a la elevada concentración en otros.

Lejos de pretender que esta circunstancia obedece a la falta de investigación y de realización de prospecciones arqueológicas sistemáticas -aunque sin descartar tal extremo-, no puede obviarse que los numerosos yacimientos rupestres inventariados se concentran tan sólo en dos polos espacialmente alejados entre sí, uno situado al NE y otro, en eje opuesto, al SW.

El primero de ellos se extiende, desde la costa hasta alcanzar unos 500 m.s.n.m, comenzando desde el yacimiento de Porchena al N de este área (no lo extendemos hasta Hoyo de Los Muertos por tratarse de grabados sobre un bien mueble), hasta la Cueva de Don Gabino, al E. En este amplio espacio la mayor concentración se localiza en las cuencas hidrológicas de los barrancos de La Candia, Santiago-San Juan, Tejeleita y El Cuervo.

En cuanto al polo S, se extiende en una amplia franja espacial, también desde el nivel de costa hasta los 500 m. de altitud, aproximadamente; entre el yacimiento Los Saltos en la punta sur (La Restinga) y el que designamos Julan III, al W, con una concentración especialmente numerosa en torno a Los Letreros y Los Números.

Este hecho requiere una explicación o, al menos el planteamiento de hipótesis de trabajo. Para ello debemos dirigir nuestra mirada sucesivamente al territorio y a la isla: al motivo, el panel, el yacimiento, el lugar de acogida, el contexto territorial y la isla… y viceversa. Sin olvidar al continente emisor de los grupos humanos que poblaron el Archipiélago, ni al resto de las islas que lo componen.

Desde esta perspectiva, se observa también una dinámica interna diferenciada entre las manifestaciones de uno u otro polo, así como la presencia de yacimientos que constituyen una excepción a esta dualidad macroterritorial, cuya existencia también debe ser puesta en relación con su sentido social, como puede ser por ejemplo la Cueva del Letime o del Agua, al E de la isla y a unos 1080 m de altitud.

En sentido opuesto, existen grandes extensiones espaciales como La Dehesa o el Valle de El Golfo, con una intensa ocupación del territorio, donde no se conoce la existencia de yacimientos rupestres. Volvemos al planteamiento de la falta de investigación científico o podemos encontrarnos ante pautas socialmente definidas que tienen su proyección en el espacio insular.

Volviendo a los polos observados en el análisis macroterritorial, existen diferencias en cuanto a preferencia en la ubicación de los grabados, los motivos y las técnicas empleadas.

En el extremo NE se utilizaron preferentemente (con alguna notoria excepción) paneles verticales localizados en cornisas de cuevas o, con mayor frecuencia, en las paredes de la margen izquierda de los barrancos, procurando la exposición al sur de los mismos, de manera que quedan al resguardo del tiempo predominante.

En la zona SW, la mayor parte de los grabados se exponen sin esa precaución, se emplean preferentemente coladas o afloramientos rocosos sobre el suelo y los motivos se trazan sobre ellos, orientados en su mayoría al cenit

Otra clara diferencia observada tras el análisis de los datos recopilados, es la relación inversamente proporcional existente entre las dos áreas cuando tenemos en cuenta el número de motivos geométricos o ideogramas frente a los alfabéticos. En el polo NE la proporción entre los motivos escriturarios y geométricos es aproximadamente de 10 por 1, tendencia que se invierte claramente en el SW, donde las inscripciones son más escasas, transformando la proporción y aumentando la diferencia numérica a favor de los motivos geométricos.

Llama la atención también la existencia de motivos cuya presencia se da de forma casi exclusiva en el polo NE, de tipo figurativo, como pueden ser los barcos, cruciformes de claro simbolismo cristiano y antropomorfos. El hecho de que estén ejecutados con la técnica de la incisión ha hecho que en el pasado se adscriban directamente a una etapa posconquista de la historia insular, independientemente del motivo representado. Esta relación directa entre tipo de técnica y adscripción cronológica debe cuestionarse en el momento en que se descubren inscripciones líbico-bereberes ejecutadas con la técnica de la incisión, dado que es un motivo indudablemente aborigen.

Y es que la técnica de ejecución de los grabados es otra de las marcadas diferencias que pueden observarse entre uno y otro polo del análisis macroespacial, de modo que la incisión y el rayado en inscripciones alfabéticas líbico-bereberes son técnicas que han sido constatadas en el NE insular como resultado del estudio acometido en los Proyectos mencionados anteriormente de 1999 y 2008-2009, sin que se haya verificado hasta el momento la existencia de esta técnica en el polo SW. En ambas zonas, sin embargo, es frecuente el empleo de la técnica del picado en sus diferentes variantes: puntos más o menos continuos, puntos alargados y menos profundos, abrasión para obtener un acanalado,… compartidos en motivos geométricos o ideogramas, alfabetiformes o podomorfos.

También en la técnica de ejecución los resultados del último proyecto de investigación, Inventario de Inscripciones Alfabéticas, ponen de manifiesto la necesaria reflexión en torno al papel que puede desempeñar el empleo de una u otra técnica en la ejecución de uno u otro grabado, para atribuir una determinada adscripción cronológica. Frente a la idea tan arraigada de que toda incisión ha sido realizada en momentos en que la isla ya había sido conquistada, se observa que al menos en 10 paneles de inscripciones líbicobereberes descubiertos, los motivos alfabetiformes se han realizado con esta técnica así como mediante la técnica del rayado superficial, que los hace difícilmente reconocibles a simple vista. Se plantea, en consecuencia, un nuevo reto para su reconocimiento, ya que las incisiones profundas son más fácil de identificar que el rayado y no deben considerarse un conjunto homogéneo. Sin embargo, tienen en común un hecho llamativo, y es que carecen hasta el momento de nuestro conocimiento actual, de un contexto de grabados geométricos incisos o rayados, a diferencia de lo que ocurre con las inscripciones realizadas mediante el picado.

Este hecho impone el replanteamiento de la posible coetaneidad de la producción de estos testimonios con los motivos considerados como históricos. La determinación de esta posible convivencia en el tiempo exige volver la mirada hacia los grabados realizados con incisiones y rayados para sistematizarlos y determinar la posible asignación a la etapa aborigen de la historia o, al contrario, considerar la posibilidad de que durante un largo período la población bimbape tras la conquista de la isla, siguió con esta arraigada práctica cultural, conservando, incluso, su propia lengua y escritura.



Sixto Sánchez Perera
Teresa N. Ruíz González

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